Lerner cuestiona el lugar común. “Todas las investigaciones, tanto antropológicas como las más cercanas a la biología, muestran que los hombres estamos hechos para ser papás”, explica. “Hay una disminución de la testosterona cuando el hombre se convierte en padre. Y también hay un aumento de la oxitocina, que tiene que ver con el vínculo afectivo”.

Así que no debería haber excusas hormonales para la paternidad irresponsable. “El papel del padre en la especie humana es absolutamente central. Sin padre no habríamos podido desarrollarnos como especie”, desarrolla. “Lo que más nos distingue de las otras especies es la presencia del varón más allá de la reproducción. Solo en 5% de mamíferos la figura del macho va más allá de la cópula”.

Entonces no. No es que la función paterna sea algo aprendido o cultural, en oposición al biológicamente determinado instinto maternal. ¿Por qué entonces los latinoamericanos suelen pasar de hacerle caso a la madre a obedecer a la esposa, parafraseando a una filósofa argentina? “En todo el mundo es bastante fuerte la idea de que el compromiso maternal es más intenso que el compromiso paternal”, corrige el doctor. “Quizás porque los hombres usualmente saltan a las noticias por violencia, por cuestiones delictivas o por abandono”, agrega.

LA LEY, PAPÁ (Y MAMÁ) GOBIERNO

Pero, así como el hombre viola la ley, también la simboliza. Representa la vida pública, en suma. Lerner cita un dicho judío. “El padre tiene que enseñarle tres cosas al hijo: un oficio, la ley y a nadar”. Lo que nos remite a los padres de la ley. Y a la ausencia de ley interiorizada en los vándalos y sicarios de la caótica vida pública peruana. ¿Es casual que el tatuaje más conocido en las cárceles peruanas sea un nombre materno?

“La ausencia de padre genera a veces que la historia se repita con los hijos”, advierte el psicólogo. Quizás por eso el juicio de alimentos es el recurso legal más usado en el Perú, un país con una narrativa dominante del padre ausente, desde Vargas Llosa hasta ¡Asu mare!, desde Arguedas hasta “El rosario de mi madre”.

Y, sin embargo, la figura del padre sigue siendo irreemplazable. Y muchos padres de familia en el Perú cumplen con su deber y se sacrifican por sus hijos. En otros casos, una tía, una abuela o un novio pueden cubrir la ausencia paterna. “La primera vez que se habla de amor en la Biblia es el amor de Abraham por su hijo Isaac”, acota Lerner. La prueba del amor con sacrificio incluido. “¿Quieres saber qué tan buen padre fuiste? No me traigas a tu hijo, sino a tu nieto”, dice el profesional.

Más recientemente, la figura de la madre y el padre del Perú ha sido edificada desde Palacio. “Dicen ‘yo soy la mamá del Perú, yo soy el papa del Perú’, cuando en realidad lo que falta ahora son padres y madres con los que valga la pena identificarse en el nivel público”, dice el psicólogo. Algo en lo que papá gobierno —y el padre de La Libertad que tuvo juicios de alimentos— no parece haber pensado mucho, a pesar de vivir en un país con tantos padres de la patria (léase congresistas) irresponsables. Y sobre todo con tantos padres de gobierno fugados que abandonaron a sus hijos, como los presidentes Prado y Fujimori. “Si uno juzga por las representaciones compartidas, es, más bien, un país de huérfanos”, concluye. “No hay con quien identificarse, lo que explica una cierta apatía”.