Jorge Barata declaró desde Brasil en el juicio por el caso Metro de Lima, el viernes 8 de setiembre. (Justicia TV)
Jorge Barata declaró desde Brasil en el juicio por el caso Metro de Lima, el viernes 8 de setiembre. (Justicia TV)

Carlos Nostre Junior llegó al consulado peruano de Lisboa, en Portugal, momentos antes de las 3:00 p.m. Ese jueves 15 de junio de 2023, el exdirector de Contratos de , un brasileño de 54 años que vive en la ciudad europea desde 2020, subió al octavo piso del edificio ubicado en la avenida Liberdade y se sentó frente a la laptop que le habían separado.

Sin proponérselo, estaba a punto de ser protagonista de un momento histórico para el Perú: se convertiría en el primer colaborador eficaz del caso Lava Jato que hablaría públicamente de las coimas pagadas por la constructora. Y así fue.

Nostre, sin embargo, no concitó la atención que, tres meses después, logró su exjefe Jorge Barata. El último jueves, Barata fue convocado para hablar de los sobornos que la constructora desembolsó para adjudicarse el Metro de Lima, y terminó reconfirmando los aportes que soltó a las campañas presidenciales.

“Nosotros hemos aportado a la campaña del señor (Ollanta) Humala, de Keiko Fujimori, del señor (Pedro Pablo) Kuczynski, a la campaña de Alan García, de la no revocatoria de Susana Villarán. Esas son las que me acuerdo”, dijo vía videoconferencia desde Sao Paulo, Brasil.

Con respecto al tren eléctrico, licitado durante el gobierno de Alan García (2006-2011), el exsuperintendente de Odebrecht no tenía mucho que decir.

Sí ratificó que ordenó los pagos ilícitos, pero, cuando el fiscal José Domingo Pérez le consultó sobre nombres y otros detalles, él señalaba que Carlos Nostre fue el negociador. “Nostre sabe”, repetía Barata.

Nostre y Barata son dos de los cuatro representantes de Odebrecht que se acogieron a la colaboración eficaz en Perú. Los otros son Ricardo Boleira y Renato Bortoletti.

Cada uno de ellos ha confirmado en interrogatorios reservados los métodos que usó la constructora para hacerse ilegalmente de obras y qué funcionarios abrieron manos y brazos para recibir el dinero fácil.

Sus apariciones públicas en los juicios son parte de la obligación que tienen con la Fiscalía peruana. Esta es la etapa en la que deben dar la cara a los tribunales.

Según la cláusula 138 del acuerdo, los delatores deben presentarse presencialmente cuando sean convocados o acercarse a la sede diplomática peruana en el mundo más próxima para prestar su manifestación.

Por eso, Nostre acudió al consulado en Lisboa, y Barata, si quiere mantener los beneficios penales, deberá venir a Lima el 10 de octubre para testificar contra Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia.

Hablan los Graña

El 17 de agosto se presentó en juicio otro peso pesado. No se trataba de un brasileño, sino del empresario peruano José Alejandro Miró Quesada, quien dirigió Graña y Montero (GyM), la socia de Odebrecht, durante la trama de corrupción.

Esa vez, Graña reconoció que supo de los pagos ilícitos por el Metro de Lima porque la retribución de “costos adicionales” que hizo GyM a la brasileña era exorbitante, muy alejado al porcentaje que se había pactado por liderar el consorcio.

“Los costos adicionales incluyen gastos lícitos e ilícitos, se reconoció y por eso digo que los números no cuadran y había una parte que no se sustentaba claramente”, declaró en audiencia virtual.

El 24 de agosto habló Hernando Graña Acuña, otro exdirectivo de GyM, quien respaldó la versión del primero. Los testimonios de los Graña son pruebas para el caso, evidencias que se consiguieron con la colaboración eficaz.

Ambos, además, señalaron a Carlos Nostre como el encargado de ejecutar el Metro de Lima, el hombre que negoció los sobornos.

Nostre señaló al Cuarto Juzgado Penal de la Corte Especializada de Justicia cómo el exviceministro de Comunicaciones Jorge Cuba se le acercó para exigirle coimas a cambio de la obra.

Cuba, contó el exejecutivo, se jactaba de ser cercano al entonces ministro de Transportes Enrique Cornejo y que por esa confianza se encargaría de encaminar la licitación, pese a que su función no tenía nada que ver con el proyecto.

“(Jorge Cuba) me pide una suma de dinero a cambio de que la empresa ganara el concurso, no me acuerdo el monto que pidió, pero yo no tenía delegación para tratar eso, le tenía que consultar a Barata y lo hice; luego, Barata me dijo que lo que estaba dispuesto a pagar era un millón 400 mil dólares”, detalló.

¿Qué le garantizaba el funcionario aprista? Odebrecht aprobaría por lo bajo las bases del concurso y, además, el viceministro le aseguró que los miembros del comité responderían a sus órdenes. Es decir, el ganador ya tenía nombre propio.

“Ellos (los integrantes del comité) me entregaban información para leer, unas veces en papel y otras veces en correos creados solo para ese tipo de conversación, porque se trataba de un negocio ilícito”, refirió.

Según Nostre, solo por el tramo 1 del tren, un millón de dólares fueron a las manos de Cuba y 400 mil dólares se los repartieron los tres miembros del comité. Para la segunda etapa de la obra, la historia se repitió, aunque con diferentes montos.

“Para el tramo 2, Cuba me busca para hacer un acuerdo diferente al del tramo 1; me solicitó cinco millones de dólares para su persona y un millón de dólares para el comité”, sostuvo. La historia es tan precisa como innegable.

Sin embargo, hay voces que cuestionan los procedimientos que usó la Fiscalía. El penalista César Nakazaki pone como ejemplo la posibilidad de que Barata no hable en el juicio de Humala por las prohibiciones dictadas en Brasil.

“Barata ha declarado en reserva, pero el problema es que el testimonio debe producirse en el juicio, no en la investigación”, alertó Nakazaki a Perú21.

Aunque ese percance, de momento, solo se presentaría en el juicio del expresidente, no en el resto de casos. Como ha quedado claro, hay otras evidencias y testimonios que pueden corroborar el festín de coimas que se celebró en el Perú.

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