REFLEXIONES. Eduardo Dargent advierte que no es el país el que está polarizado sino la clase política, lo cual impide llegar a consensos y hace difícil la tarea de gobernar. (Foto: Alonso Chero/GEC)
REFLEXIONES. Eduardo Dargent advierte que no es el país el que está polarizado sino la clase política, lo cual impide llegar a consensos y hace difícil la tarea de gobernar. (Foto: Alonso Chero/GEC)

Eduardo Dargent no tiene muchas ilusiones respecto de lo que podrá hacer el próximo Congreso. Sin embargo, sí considera que puede delinear un campo de acción en dos o tres temas importantes para el país. Sobre este y otros temas habló con Perú21.

Mirando la campaña congresal en perspectiva, ¿podemos albergar la esperanza de que el próximo Congreso será mejor?

Puede ser mejor que el anterior en la medida en que no vamos a ver a un partido generando un tipo de relación política bastante dañosa y vinculándose o protegiendo a sectores que le hacen mucho daño al Perú. El vínculo del fujimorismo con Los Cuellos Blancos del Puerto, en el intento de no avanzar las investigaciones, termina generando ese tipo de partidos que son incapaces de hacer cambios, reformas y fiscalizar y todo lo convierten en una disputa política. (…) En ese contexto, el Congreso que salga va a ser uno al que el Ejecutivo le ponga dos o tres temas de agenda importantes con los cuales avanzar hacia el próximo año. Ahí se acaba mi optimismo. Si se logra eso, creo que estaríamos mejor que lo que hemos visto en los últimos 4 años, que son bien lamentables en términos políticos.

¿Cómo entender que después de su descalabro político, y teniendo a sus dos principales líderes detenidos o procesados, Fuerza Popular se mantenga todavía como la segunda o tercera fuerza política?

Creo que son varias cosas. Por un lado, es un partido político que sí intentó, bajo el mando de Keiko, desarrollar más vínculos regionales y con otros políticos tradicionales. Con una presencia nacional que, aunque debilitada en la última elección regional, está ahí todavía; ves un esfuerzo de construcción de organización política. Segundo, mal que bien ha logrado representar a lo que parte de la sociedad quiere ver en la política, que es un poco más de conservadurismo, de mano dura contra el crimen. Y lo tercero, creo que todavía hay una generación que recuerda, con una evaluación positiva, lo que fue el gobierno de Alberto Fujimori frente al trauma de los 80. (…) Hay un gran sector que debe el retorno a una economía más saludable a Alberto Fujimori. No estoy diciendo que necesariamente Fujimori fue el responsable, pero mucha gente lo asocia así.

¿Cómo se entiende que en el Perú la izquierda no termina de construir una alternativa sólida?

Yo sí creo que en el Perú hay un voto de izquierda que se manifiesta claramente en las elecciones presidenciales y muchas veces vinculado al sur, pero creo también que hay diversas razones que hacen difícil que se dé. No creo que sea un voto de izquierda sino que son diversas izquierdas, unas que están con ciertas preocupaciones más urbanas, de clase media, vinculadas a lo que son servicios públicos, probablemente también a lo que son derechos de libertad sexual. Otras izquierdas más vinculadas a luchas de mucho más tiempo en el Perú y otras vinculadas más al tema ambiental. Poner a esos grupos juntos es bien complicado. La forma de hacerlo en otros países ha sido que haya un partido organizado capaz de sentar a todos y decir: “bueno, el partido tiene esta línea, puede haber diferencias y aquí vamos en conjunto” y aprovechar esa diversidad, pero en el Perú construir eso no es tan natural…

¿Y por qué esta incapacidad de unirse se ve primordialmente en la izquierda y no en otros lados del espectro político?

Creo que hay cierto bullying contra la izquierda en este aspecto. Lo mismo pasa con mucha frecuencia al centro político. Es un país en el que todo el mundo cree que puede ser presidente mirando la experiencia de aquellos casos en los que hubo un crecimiento rápido en las encuestas: Alberto Fujimori, Ollanta Humala, el propio Kuczynski en el 2011. (…) En otro país tendrías a Somos Perú probablemente conversando con Acción Popular en algún momento. La derecha también rápidamente se parte. Contigo y Solidaridad Nacional se parecen un montón. Lo que pasa es que en la izquierda se mezcla mucho más la discusión ideológica que a veces genera antipatías . (…) En general, en el Perú hay una enorme dificultad para construir alianzas para candidatear, tal vez porque se considera que no se necesitan, o que cualquiera puede llegar a la segunda vuelta. El problema es que llegas al gobierno sin una coalición lo suficientemente grande que te ayude en la dificilísima tarea de gobernar este país.

Si bien Martín Vizcarra ha seguido el modelo económico, no es un continuador igual a PPK”.


En su último artículo Ud. ensaya explicaciones para el éxito de Acción Popular y señala que no se la identifica como responsable de los fracasos del Congreso anterior aun cuando tuvo representación en él.

Creo que algo importante para evitar esa identificación es que hubo divisiones internas en el partido. Las mayores críticas a sus congresistas han venido de algunos dirigentes de la misma agrupación. Además, la conducta de la bancada en todo el periodo no fue la misma que la de la última fase. Ahora, sí es verdad que hubo ciertos congresistas que colaboraron con Pedro Olaechea y fueron votando contra el presidente Martín Vizcarra; es parecido a lo que le pasó a Alianza para el Progreso. Pero creo que esta conducta no duró tanto como para que afectara el recuerdo del partido, más recientemente marcado por la campaña de (Alfredo) Barnechea, que se posicionó como un centro social democrático, o por la campaña de Jorge Muñoz que de fujimorista no tiene nada. Tengo la impresión de que lo que vamos a ver ahora es una diversidad grande si son elegidos. Hay dirigentes que parecen cercanos a lo que fue la posición crítica al gobierno y hay otros que tienen una posición más cercana a Vizcarra. Va a ser muy interesante ver cómo Acción Popular va a cuidar o ejercer ese capital político hacia el 2021, no se le viene tan fácil. Del mismo modo, no es posible, creo, jugar la presidencial con sus calichines, como han hecho en esta elección. Me parece que es una estrategia interesante apoyarlos, promoverlos para ver rostros nuevos, pero probablemente para la presidencial necesiten otro tipo de articulación pensando en que gobernar es el gran tema. Barnechea mostró dificultad en poder lanzar un mensaje de gobierno creíble cuando no tenía ni técnicos, ni gente que lo apoyara, ni que saliera a sus actividades con él, ni que debatiese con Acción Popular.

¿Es posible actuar de manera coherente como grupo y ganar una elección cuando se tiene liderazgos tan distintos entre sí como los de Raúl Diez Canseco y Yonhy Lescano?

Esa es un poco la historia de Acción Popular. Cuando hice mi tesis doctoral entrevisté a dirigentes viejos del partido sobre los 80, y era alucinante conocer las disputas, por ejemplo, entre Javier Alva Orlandini y Manuel Ulloa. Por un lado, un ala más de derecha, y por otro, el ala más regional, provincial, vinculada a un modelo económico más desarrollista. Lo mismo cuando conversé con Valentín Paniagua. Él era un hombre que te hablaba con igual furia de los rojos como de los neoliberales, y obviamente estaba en un partido por el que pasarían varios de los que serían los padres de las reformas liberales de Alberto Fujimori. Esa historia de Acción Popular depende mucho de quién está en el Ejecutivo. El primer gobierno de Fernando Belaunde fue más centrista, y el de los 80 se fue más a la derecha, contra los lineamientos de algunos sectores del propio partido. Esa es la historia de Acción Popular, y es en parte lo que explica sus problemas para llegar al gobierno y para gobernar.

El nivel de polarización es históricamente alto. ¿Será posible lograr consensos en el nuevo Congreso?

Ahí haría una atingencia. La polarización en el Perú es política, con estas peleas entre el fujimorismo y los partidos que lo enfrentaban. La forma en que el propio Kuczynski, siendo un gobierno sin posiciones duras terminó en el campo antifujimorista, te da que pensar que tenemos una clase política irresponsable y hasta semisuicida, cuyos odios y conflictos pueden llevar a que terminen todos en la cárcel. Hay una polarización política, pero no es la misma que ves en otros países de la región en los que estas divisiones movilizan y llevan a la calle a la gente. (El Perú) no es un país polarizado, diría más bien que hay una clase política que se ha polarizado. En el próximo Congreso no me hago muchas ilusiones de lo que se va a poder hacer, pero creo que sí hay espacio para poner dos o tres temas importantes porque son muchas cosas las que se han perdido: se ha debilitado el tema de Servir, la carrera pública, la reforma universitaria perdió fuerza....

Parte del rechazo a los políticos es verlos discutiendo cosas que no interesan, eso harta a la gente”.


En el ámbito de la reforma política, ¿cuáles son las dos o tres cosas que el Congreso debiera conseguir prioritariamente?

Primero ordenar las elecciones. Vamos a ir a las elecciones generales en el 2021 en muy malas condiciones. ¿Cómo vas a tener primarias solo para los nuevos y no los viejos? ¿Cómo así has eliminado el gasto de campañas en televisión pero no tienes más franja electoral? Hay una serie de temas urgentes en materia electoral. Segundo, es el tema de la regulación del propio Congreso y eso pasa por quitar esos casos de blindaje escandaloso, pero también por mejorar todos sus procedimientos internos.

“Deslimeñizó la política”

¿Qué efectos tendrá el paso de Vizcarra por el poder en cuanto a la forma de hacer política?

El fracaso de PPK y la llegada de Vizcarra han dejado en claro que esta receta del tecnócrata neoliberal con la propuesta de simplificación administrativa que limpia las cañerías del modelo para que fluya, no es suficiente para gobernar el Perú. Lo segundo es que los presidentes no tienen por qué ser desconectados de la población. (…) Vizcarra muestra que se puede hacer política importante siguiendo los lineamientos de la población. No es un presidente arrinconado que gana con un discurso y luego lo cambia. (…) Vizcarra será recordado como un presidente que pudo detener a una mayoría abusiva, que logró enganchar con la población, “deslimeñizar” la política, pero que se quedó corto en hacer una propuesta de desarrollo.

¿Quién será el heredero del capital político de Vizcarra a futuro?

Por cuestiones del destino, parte de ese capital lo tiene Salvador del Solar. Durante su gestión como premier no siempre se les vio articulados, pero los días finales con la disolución del Congreso marcaron mucho. Del Solar es un hombre de centro derecha como Vizcarra (…) que fue un outsider a Lima, lo que le permitió mantener más distancia con las élites políticas y económicas sin ser remotamente de izquierda.

TENGA EN CUENTA:

-Eduardo Dargent Bocanegra es abogado egresado de la Pontificia Universidad Católica y Máster en Filosofía Política de la Universidad de York, Reino Unido. Además, es doctor en Ciencia Política por la Universidad de Texas en Austin.

-“Me especializo en política comparada con énfasis en América Latina. Mis temas de interés son los estudios de régimen político, Estado y partidos políticos”.

-“Mi tesis doctoral aborda el tema de las tecnocracias en América Latina, especialmente en los sectores de Economía y Salud”.

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