Dolor de cabeza en el ombligo del mundo [Análisis]

El Ejecutivo enfrenta la controversia en torno a la construcción del Aeropuerto Internacional de Chinchero en Cusco. Mientras se dibujan dos sectores (uno a favor de la firma de la adenda con Kuntur Wasi; otro que prefiere que el aeropuerto se convierta en obra pública), se confirma también un consenso: la necesidad de construir la terminal en la zona planteada por el gobierno de Ollanta Humala.

El perfil electoral que se trazó en Cusco en la primera vuelta electoral de abril de 2016 permite valorar las indudables y entendibles limitaciones del establishment político asentado en Lima.

El FA fue el claro ganador en las 13 provincias de la región Cusco. Ello permitió que tuviera la mayor representación parlamentaria (2 escaños de 5), aunque mucho menor que la avalancha humalista de 2011, que le dio a su partido las cinco curules (incluyendo a la ex candidata presidencial del FA y hoy líder de Nuevo Perú, Verónika Mendoza).

Cuando se revisa la intensidad de este voto, se ve que hay tres provincias (Canchis, Acomayo y Canas), ubicadas cerca de la frontera con Puno, en que tres de cada cuatro electores optó por el FA.

La intensidad se redujo marcadamente en la provincia capital cusqueña, aunque no puso en riesgo la victoria de Mendoza (33.1%).

Hoy, los principales voceros de este grupo político, distanciados al interior de su frente, son la propia Mendoza y el congresista Wilbert Rozas (23,771 votos preferenciales), ambos opuestos a la firma de la adenda.

Los rangos en el caso de Fuerza Popular (FP) son mucho menores que los del FA, aunque no desdeñables, considerando el tradicional ánimo adverso al fujimorismo que ha primado en la capital imperial. En 2016, el fujimorismo logró por primera vez una curul en esta región en lo que va del milenio (Nelly Cuadros, 14,097).

La selvática provincia de La Convención es donde FP tuvo su mejor desempeño, alcanzando un tercio de los votos válidos (32.8%), aunque muy lejos del victorioso FA (52.9%).

La congresista Cuadros ha tenido una posición poco clara, influida quizás por el papel desempeñado por su compañero de bancada y presidente de la comisión Lava Jato, Víctor Albrecht, quien envió una carta en que pedía al Ejecutivo no firmar la adenda al contrato a fin de "cautelar los intereses del Estado". Aunque la bancada de FP salió luego a aclarar este impasse, Cuadros ha tenido poco protagonismo.

El grupo político menos significativo en lo que a perfil político se refiere es, sin duda, el partido de gobierno. Un signo claro de ello es la nula representación congresal: Peruanos por el Kambio (PpK) no tiene congresistas en esta región.

Viendo la intensidad de votación del oficialismo, es posible notar que su mejor desempeño lo alcanza en la provincia capital y en la vecina provincia de Urubamba, donde se ubica precisamente Chinchero (17.06 % y 8.52%, respectivamente). En las otras once provincias, sus resultados fluctúan entre el 1 y el 7%.

Vista la convulsión social en el Cusco, parece poco lo que el poder formal radicado en Lima puede hacer. ¿Hora de activar operadores políticos también en las regiones?

Este contenido fue elaborado exclusivamente para Perú21 por el grupo de análisis político 50+1.