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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

El ppkausismo ha propuesto que los partidos políticos no deben recibir aportes de las empresas privadas. La medida busca que el ganador de una elección no se vea obligado a devolver "el favor" de sus mecenas a través jugosos contratos con el Estado.

Si revisamos con detenimiento la propuesta, notaremos que esta no solo se refiere al financiamiento de campañas políticas sino que también advierte que la transparencia en los procesos de contratación estatal es un "engañamuchachos".

Para las empresas, estos aportes no son más que una oportunidad de negocio. Si el candidato al que apoyaron gana, empieza el "tiempo de cosecha", vale decir, si aportaron un millón de dólares, lo que esperan es recuperar ese capital más un abultado margen de utilidad, sino ¿cuál sería el business?

No obstante, el problema radica en que la autoridad electa debe pensar la forma de honrar su deuda y, por lo general, lo hace hipotecando su gestión en favor de sus financistas, que de antemano saben que ganarán contratos para la ejecución de obras o consultorías por temas innecesarios.

Como podemos colegir de la propuesta gobiernista, lo que se desea evitar es que se direccionen las contrataciones públicas para favorecer indebidamente a los espónsores de campaña. Creo que nadie se opondría a este postulado.

No obstante, resulta ineludible la suspicacia respecto del actual gobierno, pues acaban de ganar una elección y también han tenido importantes empresas que bancaron su campaña. En ese sentido y en la línea de la propuesta ppkausa, cabe preguntarnos si sus patrocinadores los apoyaron por amor a la patria o porque esperan que se les devuelva el favor con nuestra plata.

Finalmente, ¿cree usted que esta usanza política se limite solo a los aportantes de campaña? Eh ahí el detalle, damas y caballeros.