se encuentra, desde hace buen tiempo, alejado del trajín mediático que le impuso su último cargo público: el de ministro del Interior en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski. Desde hace 15 meses se encuentra más bien abocado al trabajo analítico de nuestro azaroso quehacer político. En medio de esas tareas, Basombrío visitó el set de TV de Perú21 y concedió una entrevista en la que habla, sin medias tintas, sobre su relación con Susana Villarán, el presidente Vizcarra, la reforma política y un largo etcétera.

En 2017, cuando se conocieron las primeras informaciones sobre un presunto financiamiento de Odebrecht y OAS a la campaña para no revocar a Susana Villarán, usted dijo que caiga quien tuviera que caer. ¿Qué puede decir ahora?
Lo de Odebrecht se sabe desde hace un buen tiempo. Cualquier observador de la campaña del No se daba cuenta de que con ese dinero que se veía y contratando a un hombre tan caro como (Luis) Favre, algo no estaba funcionando bien. Yo he sido amigo de , dejé de serlo hace bastante tiempo, antes de 2017.

¿Tomó distancia cuando ella se integró a la plancha del Partido Nacionalista?
Yo estaba bastante distanciado desde antes. En casa de un tío mío había un letrero chiquito que decía: “Solo antepongo a la amistad, el honor y la virtud”, y creo que ella los traicionó totalmente comprometiéndose con una candidatura de gobierno de Ollanta Humala, a quien ella denunció yendo a Madre Mía en 2011, y luego siendo candidata a la vicepresidencia con (Daniel) Urresti, que estaba siendo procesado por el asesinato de un periodista en Huamanga, probablemente con el objetivo de lograr un lugar en el Parlamento que le dé un nivel de protección. ¡Ella había sido toda su vida defensora de los derechos humanos! No sé en qué momento se perdió porque de joven fue una mujer honesta, pero en algún momento se fue difuminando hasta aceptar 10 millones de dólares de dos empresas con las que la municipalidad estaba contratando. O sea, lo de Susana Villarán es mucho más grave que lo de Keiko, mucho más grave que el dinero recibido por el Apra, por el PPC o la campaña de Pedro Pablo Kuczynski porque fue funcionaria pública…

Ella ha dicho que lo volvería a hacer para defender a Lima de una mafia de corrupción.
Lo que da cuenta de una pérdida total de perspectiva ética y política: actuar como un mafioso para defender a Lima de otros mafiosos. Ese concepto me parece absolutamente errado y lo que ella tiene que enfrentar es la gravedad de sus delitos y punto.

Usted no es parte entonces de esa legión de amigos que ella perdió…
No, porque no he participado para nada en su gestión municipal ni fui convocado ni habría aceptado, (…) no recibí un centavo profesionalmente hablando, cero. Es más, desde el inicio de su gestión, me sentí profundamente incómodo con lo que estaba haciendo en Lima y (eso) debe estar en los archivos de Perú21, en mis columnas…

Ud. fue viceministro del Interior en el gobierno de Alejandro Toledo. A la distancia, ¿cuál es su percepción del expresidente sobre quien hay un pedido de extradición en curso…?
Cuando Toledo gobernaba, me parecía que tenía todos los rasgos del pequeño bribón, ese que se puede aprovechar de alguna circunstancia, que no va a pagar la cuenta en un restorán, pero jamás imaginé que podía ser un gran ladrón; Toledo va a terminar sus días en la cárcel. (…) Se parece al caso de porque emergió como una respuesta a un periodo de deterioro y corrupción, embanderando ideas de renovación, luego las traicionó y se enriqueció.

"“Los únicos que pueden congregar una votación significativa para la Presidencia del Congreso son la alianza del fujimorismo y el aprismo", dice Basombrío (Mario Zapata/GEC).
"“Los únicos que pueden congregar una votación significativa para la Presidencia del Congreso son la alianza del fujimorismo y el aprismo", dice Basombrío (Mario Zapata/GEC).

Villarán y Ollanta Humala son dos personas que, en distintos momentos, representaron a la izquierda. ¿Qué tanto han golpeado sus casos a ese sector político y cuáles serían las consecuencias en 2021?
El tema de Odebrecht y la corrupción ha golpeado a todas las fuerzas políticas, pero la izquierda siente un golpe mayor porque siempre navegó con la bandera de que era la que se preocupaba por los pobres, se sacrificaba. Eran los impolutos porque, además, el sistema neoliberal era el corrupto, y se demostró que ladrones y corruptos, como también gente correcta, hay en la izquierda, en el centro y en la derecha.

El caso Villarán ha traído como consecuencia el pedido para que se anule el cobro de peajes. ¿Cuál es su opinión?
El tema es bien delicado, debería manejarse con más responsabilidad. Cuando yo era ministro del Interior, traté de mantener el orden, con la Policía, en uno de los incendios en los peajes, hubo problemas graves. Claro, ¿a quién le gusta pagar el peaje? Menos si lo sentimos caro y corrupto. Probablemente parte del arreglo de Villarán con estas empresas haya estado vinculado al peaje, pero eso se tiene que demostrar en un juicio. Las declaraciones del alcalde y del presidente Vizcarra, a quienes respeto mucho, me parecen irresponsables porque le están diciendo a la ciudadanía que el lunes verán el tema en concejo y solucionarán el tema; (…) eso es absolutamente irresponsable porque no podemos hacerlo.

Podría eso generar un conflicto social...
Exactamente. Ese sueño que la gente tiene se puede convertir en una frustración terrible porque no puede tirarse abajo un contrato. No digo que no se pueda pensar en algunas alternativas de negociación, pero me parece demagógico e irresponsable decir que no habrá peajes corruptos, eso es poco serio.

¿Se le está dando un uso político al tema?
¿Has visto a algún político salir a decir ‘que siga el peaje’? Ninguno lo va a hacer y la mayoría dirá ‘hay que sacarlos’. La política se ha vuelto muy populista, oportunista, cortoplacista. La popularidad manda sobre muchas cosas, no se quiere perder puntos porque eso, entre comillas, te hace daño, y más bien, si te puedes ganar alguito soltando esas frases, se habla de esa manera. Las declaraciones del alcalde Muñoz y del presidente Vizcarra le hacen daño al país.

Hablando de ese uso político, mucho se ha criticado al presidente Vizcarra porque se dice que se deja llevar por la ola de la popularidad, que trabaja en función de si sube o baja en las encuestas. ¿Cuál es su percepción?
Yo veo varios Vizcarras en estos 14 meses de gestión. El primero, que surge con cierta claridad de un acuerdo por lo bajo con el fujimorismo a través de (César) Villanueva. lo reveló, hay otros indicios de aquello…

¿Cree que hubo allí una componenda?
Algún nivel de acuerdo hubo. Mientras Kuczynski seguía siendo presidente, se produjo por lo menos una reunión de esa naturaleza. El segundo Vizcarra es el que da su mensaje el 28 de julio y asume el liderazgo anticorrupción, plantea referéndum y logra tener 66 o 67 puntos de popularidad; y el tercero es el de 2019, que ha desconcertado a muchos, incluyendo a mí, un presidente que no sabe qué hacer, muy pegado a la encuesta en el sentido de qué frase puedo decir que me haga subir; así no funcionan las cosas.

¿Le falta un operador político al gobierno para afinar y tejer bien los hilos de su relación con otras bancadas?
El problema no es de habilidad política, sino de realidad política. Tenemos un presidente que no tiene bancada, o lo que queda de ella es poca cosa, y el Congreso está fragmentado en diez pequeñas bancadas. Vizcarra, al igual que Kuczynski, tiene una relación complicada con un Congreso en el que nunca tuvo ni tiene una fuerza que le permita una razonable influencia en las decisiones políticas.

Precisamente, para contrarrestar eso, se recurre a operadores que sí se han visto en los gobiernos de García, Toledo o Humala.
Sí, pero este es un Congreso en el que no hay una mayoría en contra, no es un 60-40, no tienen nada que negociar. Los pocos operadores políticos desde el Congreso se han pasado a la oposición: Juan Sheput, Gilbert Violeta, Heresi; es una situación sui géneris que se ha dado muy pocas veces en el Perú donde hay un Congreso apabullantemente mayoritario que complica la relación con el Ejecutivo. No ha habido ningún presidente que haya enfrentado una situación similar desde comienzos del siglo XX que haya terminado bien.

Carlos Basombrío: "Pareciera que el actual presidente del Congreso quisiera repetir, pero es la opción más improbable" (Mario Zapata/GEC).
Carlos Basombrío: "Pareciera que el actual presidente del Congreso quisiera repetir, pero es la opción más improbable" (Mario Zapata/GEC).

¿Cómo se supera esa orfandad parlamentaria?
Ya no hay forma de superarla. Hay que convivir con ella hasta que termine este gobierno, es parte de la realidad política.

¿La reunión del premier Salvador del Solar con voceros de las diferentes bancadas es positiva?
Salvador se ha reunido con todas las bancadas al inicio y ahora para la reforma. No creo que sea suficiente para cambiar la relación Congreso-Ejecutivo. Los modales son buenos, que se reúnan, (pero) creo que estos cinco años que comenzaron con han sido permanentemente tensos en diferentes momentos y lo van a seguir siendo hasta que esto termine.

¿Debe continuar el diálogo, quizás menos espaciado?
Mi opinión es que así se sentaran a conversar todos los días, es un tema de realidad política. El fujimorismo y el Apra, que se ha convertido en su socio permanente, tienen una profunda animadversión a Martín Vizcarra porque los doblegó en el segundo semestre de 2018, haciéndolos aprobar –de la mano de una opinión pública que lo exigía– cosas con las que no estaban de acuerdo. Tuvieron que llevar a referéndum una no reelección de congresistas y creo que le van a cobrar caro a Vizcarra eso a lo largo de los meses y años que siguen. ¿Conversar? Que conversen todos los días. ¿Operadores? En buena hora, pero la realidad política no se va a cambiar tan sencillamente. Afortunadamente el tiempo pasa y el 2021 está bastante cercano.

¿Cree que hay un cambio real del fujimorismo sobre tender puentes de diálogo y concertar o es solo discurso para la tribuna?
Cuando hablan del nuevo fujimorismo, creo que el tema no es tanto que no haya confrontación con el Ejecutivo, sino cómo encontrar un nicho que les permita sobrevivir y tener un futuro político y lo han encontrado en el colectivo . (…) El futuro del fujimorismo es incierto, igual que el de todas las bancadas. Ningún sector político puede reivindicar que en 2021 corre como favorito, como ocurrió con el fujimorismo en 2016, que desde 2013 o 2014 era el favorito. Creo que es un mundo muy incierto donde la gente no tiene aún ninguna simpatía y todo lo que podríamos llamar el elenco estable de la política tiene bajísima aprobación.

¿Cree que ese elenco pasará finalmente detrás de bambalinas para dar paso a una nueva generación?
Es probable que eso suceda, pero no garantiza que esa nueva generación sea mejor y por ello es tan importante poner reglas de juego que ayuden a que la calidad mejore un poco, a que nuestra capacidad de fiscalización como ciudadanos sea mayor. Nuevas reglas ayudarían a que esto sea un poco más limpio…

Pero esas reglas tienen que ser dadas por un Congreso que aparentemente no tiene mucho ánimo de realizar esas modificaciones...
Creo que hay algunas cosas que no quieren cambiar, pero la otra es, insisto, la acrimonia que le tiene el fujimorismo al Vizcarra de fines de 2018 por haberlos puesto en una situación crítica en la que tuvieron que aprobar que se haga un referéndum con preguntas con las que ellos no estaban de acuerdo y fueron derrotados con una votación del 90%. Eso, creo, no se lo van a perdonar.

¿Este juego que, según el fujimorismo, es al que apela Martín Vizcarra, de pechar al Congreso, le puede seguir favoreciendo al presidente?
No lo sé. Es cierto que el presidente ha sido bastante duro, crítico y áspero con el Congreso, pero también es cierto que en el Congreso han sido bastante duros, críticos y ásperos con Vizcarra; no ha sido tampoco una relación unilateral. Hay dos formas en que las cosas rinden. Yo creo que no necesariamente que salga la reforma política le va a dar más popularidad a Vizcarra, pero si saliera la reforma, sí se dejaría un legado importante y habría que reconocer a Vizcarra como el gran promotor.

Y eso, de paso, le daría réditos al Congreso. Aprobar la reforma ayudaría a la población, quizás, a verlo con una mirada distinta, de menos confrontación.
Tengo la impresión de que ya nada salva a este Congreso, que va a pasar a la historia como el peor que hemos tenido y eso ya no lo cambia nada. Ha pasado demasiada agua debajo de ese puente, ya la población tiene un juicio demasiado fuerte de este Congreso. Ojalá que eso cambie y salgan mejor parados. (…) ¿Te imaginas un Congreso peor que este? Sería algo que no podríamos resistir ya como país, por eso es tan importante la reforma política.

Datos:
- Carlos Basombrío Iglesias es investigador y consultor en temas de seguridad ciudadana y conflictos sociales. Ha sido también columnista y defensor del Lector de Perú21.

- Fue viceministro del Interior en el gobierno de Alejandro Toledo y retornó al Ejecutivo en 2016 como ministro de Interior de la gestión de Pedro Pablo Kuczynski.

- Solo un año y cinco meses permaneció en el cargo, al que renunció tras revelarse información de Odebrecht que daba cuenta de pagos a Westfield Capital, empresa de propiedad de PPK.