La presidenta Dina Boluarte aprovechó su viaje a Suiza —donde participa de la reunión anual del Foro Económico Mundial— para describir un Perú muy diferente al que diariamente vivimos todos los peruanos. “El Perú es un país que ha recuperado su tranquilidad política, económica y social”, dijo. Y aunque reconoció que existe un problema de crimen organizado, minimizó la responsabilidad de su gobierno al asegurar que se trata de un problema “global”. En ese sentido, omitió mencionar que, en lo que va de enero, 106 personas han sido asesinadas, y otras 2,120 murieron de la misma forma en 2024. Estos datos revelan que nuestro país tiene una tasa de 6 homicidios por cada 100,000 habitantes, una cifra alarmante si se le compara con otros países.
Argentina, por ejemplo, tuvo una tasa de solo 3.8 homicidios por cada 100,000 habitantes en 2024; mientras que El Salvador, reportó una tasa de 1.9, con apenas 116 homicidios en todo el año pasado. Si la crisis de seguridad fuese global, como sostiene Boluarte, ningún país, y menos uno de América Latina, tendría registros tan diferentes a los de Perú.
A estos perturbadores datos se suman los recientes atentados con explosivos contra viviendas, comercios, empresas mineras y hasta la sede del Ministerio Público en Trujillo. Todo eso enmarcado en la inacción y desidia del Poder Ejecutivo que esperó todo un mes para observar la ley que restituye la detención preliminar en casos sin flagrancia y cuando el Congreso ya estaba en receso. Una acción que, sin duda, debilita la lucha contra la criminalidad que azota al país.
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¿Sin corrupción?
En Davos, la mandataria también deslindó con la corrupción. “La marca de este gobierno será trabajar con las manos limpias. No tenemos casos de corrupción en los dos años y un mes que llevamos…”, subrayó.
¿Y el caso Rolex? Como si las noticias nacionales no cruzaran el Atlántico, la jefa de Estado omitió convenientemente que está inmersa en una investigación de la Fiscalía de la Nación por cohecho pasivo impropio y enriquecimiento ilícito por la posesión de numerosos relojes marca Rolex que ella asegura le fueron prestados por su ‘wayki’ Wilfredo Oscorima. Tampoco dijo que es investigada por el caso ‘Cofre’, irregularidades en el Midis y el presunto abandono de su cargo por una cirugía.
Menos todavía dio cuenta de las investigaciones fiscales del caso Los Waykis en la Sombra, en las que está involucrado su hermano Nicanor Boluarte, por haber intervenido en la designación de prefectos y subprefectos con el fin de utilizarlos para lograr la inscripción de su partido Ciudadanos por el Perú y haber recibido en su domicilio al alcalde cajamarquino Nixon Hoyos, quien después recibiría un millonario presupuesto para su región. Entonces, cuando la prensa destapó estos graves hechos, la jefa de Estado señaló: “El familiar al que mencionaron no trabaja para el Estado y él está en su total libertad de recibir a quien se le pegue la gana”. Pero no, según ha dicho Boluarte en Suiza, su sello es “trabajar con las manos limpias”.
Como cereza del pastel, la presidenta aseguró que su gobierno “no se ha extralimitado en generar mayores endeudamientos (…) ni gasto público”, a pesar de que el Consejo Fiscal y el Banco Central han alertado que su administración elevó el gasto público a 3.6% del PBI. Asimismo, se vanaglorió de la baja inflación y solidez de nuestra moneda, pero ese logro es del Banco Central de Reserva, no es de su administración.
DATOS
Dina Boluarte se reunió con los presidentes de Finlandia, Alexander Stubb, y de Panamá, Raúl Mulino.
Además, participó en el panel Segmento de Alto Nivel con Líderes y partes interesadas de América Latina: “Abordando las fallas de América Latina”.
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