(Foto: GEC)
(Foto: GEC)

A menos de tres semanas para que formalmente se dé inicio al año del bicentenario de nuestra independencia, el selfie que se obtendría del Perú en estos momentos es el de un país crispado y dividido por dos opciones políticas irreconciliables.

Y al mismo tiempo, un país que desde hace décadas arrastra carencias que se han agudizado con el ataque de ese enemigo invisible que fue –que es– la pandemia y sus terribles secuelas económicas y humanas.

Los retos de la nueva administración que llegará a Palacio de Gobierno son enormes: mantener la estabilidad democrática y económica del Perú para emprender reformas que ayuden a cerrar las brechas sociales sin afectar la consistencia que nos ha permitido crecer a uno de los mejores ritmos de la región y así reducir la pobreza de manera considerable. Solo siendo firmes con el rumbo de una economía ordenada e integrada a las fuerzas motrices que mueven los mercados planetarios podrá el Perú salir finalmente del atraso y encaminarse hacia un progreso sostenido. Los consensos y los acuerdos por objetivos históricos, a largo plazo, serán indispensables.

Paralelamente, la lucha contra la corrupción, otro de los males endémicos del país, deberá librarse con renovado ahínco y coherencia, pues son miles de millones de soles que, en lugar de ir a las obras de gran impacto social que tan urgentemente necesita el país, terminan en los bolsillos de malos funcionarios, hoy organizados en vastas redes delictivas enquistadas en los organismos del Estado a nivel nacional y regional y en los oscuros traspatios de los contratos por concesiones y obras de inversión pública.

No es pues pequeña ni sencilla la tarea que tendrá por delante quien asuma el poder. Más allá de la pompa verbal, debe ser consciente de su responsabilidad para colmar aquello que Basadre llamaba las promesas incumplidas de la vida peruana, que, en el caso de este bicentenario, son las de una república que las élites políticas no podrán conducir en piloto automático. El quinquenio que se inicia el 28 de julio será decisivo para el despegue del Perú.

TAGS RELACIONADOS