Jorge Muñoz es el electo alcalde de Lima con 34.8% al 86.6% del conteo de votos. (César Campos/Perú21)
Jorge Muñoz es el electo alcalde de Lima con 34.8% al 86.6% del conteo de votos. (César Campos/Perú21)

En todas las solemos escuchar sentidos comunes que la realidad se encarga de desmentir. Aquí van tres “verdades” supuestamente innegables que ya no lo son.

La primera: los debates no importan. El ascenso explosivo de Jorge Muñoz, la caída en picada de Belmont, así como la desinflada de Reggiardo están directamente relacionados con el debate. Muñoz traía consigo dos buenas gestiones distritales, pero no era conocido. La suerte lo acompañó al ponerlo en primera fecha. Sobre los otros, ya sabemos lo que les pasó por subestimar el rol de esta plataforma.

La segunda: los electores son irracionales. La política suele dialogar con las emociones, pero eso no quiere decir que el voto sea irracional. En buena parte de la campaña, el liderazgo recayó sobre candidatos sin propuestas, pero al final los limeños eligieron a uno que sí las traía. Incluso, en una elección que ha despertado tan poco interés, prevaleció la búsqueda de soluciones reales a los problemas de la capital.

La tercera: los votos se endosan. Fuerza Popular y Solidaridad Nacional, los grandes derrotados, demuestran que eso es falso. Ni tener mayoría en el Congreso ni llevar el mismo nombre del actual alcalde les sirvieron de algo a sus candidatos.