Aprobación popular: un capital político que no se puede dar por sentado [ANÁLISIS]
Aprobación popular: un capital político que no se puede dar por sentado [ANÁLISIS]

Redacción PERÚ21

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Es claro que el principal capital político del que dispone el primer mandatario, , es el apoyo popular. La cifra de diciembre de Datum lo ubica con un sólido 64%, mientras que Ipsos reporta 56%, números nada desdeñables que, sin embargo, no serán necesariamente eternos.

De la U trunca a la W a la…

Regularmente, la popularidad presidencial ha tenido la forma de U trunca si se considera el mandato completo: se inicia con una popularidad alta, que en algún momento ubica su punto más bajo, donde se mantiene, para retomar cierto impulso en los meses finales. Tal trayectoria fue recorrida por Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala, aunque con un desplome más tardío para Humala, que llegó a su mes 21 con una popularidad similar a la que hoy tiene Vizcarra (51%, según Ipsos).

La aprobación de Pedro Pablo Kuczynski parecía seguir esa tendencia. Cuando su gobierno terminó, parecía estarse instalando en su hondonada (19%), muy similar al porcentaje que tenía Toledo en similar periodo (21%).

La aprobación de Vizcarra rompió esa tendencia. Se trata de picos y llanos de popularidad a lo largo de 21 meses de gobierno. Si sus predecesores hicieron una U trunca, la aprobación de Vizcarra sigue una tendencia similar a una W y como si comenzara un nuevo periodo a partir de octubre de este año. ¿Será una segunda W o, más bien, una U que sigue a la primera W?

Como puede verse, el pico que se alcanzó en octubre, tras la disolución del Congreso, es un hito que marca la trayectoria de la aprobación de Vizcarra. Ninguno de sus predecesores en el nuevo milenio había tenido un hito tan dramático.

Montaña rusa

Pero todo lo que sube tiene que bajar, como una montaña rusa. Tomando octubre como mes de partida de un nuevo ciclo presidencial (la U o la W), puede suponerse que, a partir de esta fecha, la popularidad de Vizcarra seguirá una tendencia decreciente. Ello si es que Vizcarra no echa mano a los recursos de los que ha sabido agenciarse cuando quiere plantear un tema de agenda: encontrar un enemigo al cual derrotar. En los últimos días, ese enemigo ha tomado el rostro de una ministra y la voz de un grosero dislate.

Si se toma en cuenta la popularidad de octubre, noviembre y diciembre, la velocidad de caída hace pensar que el desgaste podría ser rápido. La aproximación exponencial que se presenta en el gráfico 2 procura predecir lo que pasará con la aprobación presidencial en los próximos seis meses.

Obviamente, y como se ha dicho antes, algún hecho político en el primer semestre del próximo año podría cambiar la forma de esta caída, suavizando el descenso, revirtiéndolo o incluso agravándolo. En ello tendrá que ver no solo lo que haga el presidente Vizcarra, sino hechos que no controle (algún desastre natural, por ejemplo) o las torpezas que caracterizaron a sus adversarios en el pasado.

Lo claro es que el apoyo popular no es un capital estable ni debe darse por sentado. Existen vaivenes que los presidentes han sorteado de distintas maneras. Como sus predecesores, Martín Vizcarra enfrenta las complejidades de un entorno político desafiante, armado –principalmente– por su árido carisma.

CIFRAS

- 79% fue la aprobación presidencial, según Ipsos, tras la disolución del Congreso del 30 de setiembre.

- 19.3% es la popularidad proyectada para junio de 2020 si se sigue la tendencia observada desde octubre de 2019.

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