Los estereotipos buscan mantener jerarquías, señala. (GEC)
Los estereotipos buscan mantener jerarquías, señala. (GEC)

La antropóloga Ángelica Motta ensaya una explicación al hecho de que un sector de la población se haya escandalizado por ver a militares con mandiles rosados, parte de una campaña contra el machismo. La respuesta está vinculada a que la cultura machista relega espacios desprestigiados, como el doméstico, al uso femenino.

¿Cómo se explica que algunos califiquen como humillación que militares usen mandiles rosados?
Hay tres elementos que considerar. La misoginia, porque identifican el color rosado con la feminidad y consideran prácticamente un insulto que las FF.AA. vistan una prenda de ese color. La homofobia, porque se vincula esto con que se estaría feminizando a los hombres. Y el mandil como símbolo de lo doméstico que es visto como un ámbito inferior y desprestigiado al uso femenino que, por tanto, contrasta con un ámbito considerado superior en el espacio público, como es el militar. En esa asociación se ha construido esta idea de vejación.

Entonces, esta campaña ha expuesto los estereotipos de nuestra sociedad.
La campaña ha sido bastante útil porque ha dejado al descubierto, con estas reacciones machistas tan grandes y flagrantes, cuánto rechazo existe a lo femenino. Cuán inferiorizado y minimizado está el ámbito doméstico. Inclusive por mujeres, porque el machismo no opera según la anatomía.

¿Por qué es importante erradicar estereotipos en la lucha contra la violencia hacia la mujer?
Estos estereotipos están vinculados a las relaciones de poder. A todo lo masculino se le da más valor y tiene una connotación de superioridad; mientras que a lo femenino se le connota inferioridad. El sistema machista busca mantener esa relación jerárquica. Para mantener estos estereotipos que ponen a las mujeres en ese lugar subordinado, utilizan la violencia. En una sociedad igualitaria, la violencia no se hace necesaria porque nadie estaría encasillado en un lugar.

Esta intención de mantener “en su lugar” a la mujer también se ve en las relaciones cotidianas.
Claro, cuando manejas y te mandan “a cocinar”. Si cometes un error en la pista, te sacan del ámbito público. Te dicen que no es tuyo, que regreses a la cocina, entendido como que tu lugar es lo doméstico.

Hay quienes dicen que un mandil no cambia nada.
Combatir los estereotipos no es lo único, pero creo que a nivel simbólico está rompiendo nuestros sentidos comunes. Eso es muy importante si quieres desmontar una relación de poder porque ha desatado una controversia que en sí misma nos está enseñando sobre machismo y sus dimensiones.