Rosas afirmó que el Ejecutivo pretende generar un marco jurídico para disolver el Parlamento e instó a sus colegas a acompañarlo en su decisión de no participar de la votación. (Foto y Video: Congreso)
Rosas afirmó que el Ejecutivo pretende generar un marco jurídico para disolver el Parlamento e instó a sus colegas a acompañarlo en su decisión de no participar de la votación. (Foto y Video: Congreso)

Redacción PERÚ21

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El impacto de los movimientos evangélicos en la política de América Latina es indiscutible. El fenómeno se consolida en Perú, no a través de un partido confesional competitivo electoralmente (basta recordar el intento fallido del pastor Humberto Lay en 2006), sino instalándose en plataformas políticas que les permitan obtener representación .

Los partidos, sin amalgama ideológica, se benefician con el caudal de votos que estos líderes evangélicos traen bajo el brazo. El sociólogo José Luis Pérez Guadalupe, en su amplia investigación sobre el avance de la iglesia evangélica en la política, ha denominado este modelo como “facciones evangélicas”.

En las últimas semanas hemos observado cómo estas “facciones” han obtenido más poder en el Parlamento gracias al apoyo de quienes simpatizan con su agenda, aunque no profesen necesariamente el mismo credo. Esta alianza ha llevado a una representante evangélica como Tamar Arimborgo a la presidencia de la Comisión de Educación y a un “simpatizante” como Pedro Olaechea a la presidencia de la Mesa Directiva.

¿Quién es quién en la agenda evangélica-conservadora?
¿Quién es quién en la agenda evangélica-conservadora?

En el presente análisis, 50+1 sigue el rastro de quienes pertenecen a esta “facción” y a sus simpatizantes, quienes articulan propuestas legislativas según esta agenda.

¿QUIÉN ES QUIÉN?

La siguiente clasificación se realizó bajo el criterio de su activismo, además de declaraciones en el hemiciclo o en redes sociales. Definiremos “activismo” como su compromiso con instituciones u organizaciones que representan sus valores morales, como el movimiento Con Mis Hijos No Te Metas (CMHNTM) y con una amplia red de políticos en la región con la que han sellado su alianza con la firma de la Declaración de México. El portal Ojo Público dio cuenta de este evento en junio del año pasado. Tal declaración tenía como objetivo estructurar una agenda en común y en contra de proyectos de ley como la despenalización del aborto, la legalización de drogas y otras relacionadas con lo que ellos denominan “ideología de género”.

De esta manera, hemos identificado a 24 congresistas, que en su gran mayoría provienen de Fuerza Popular, agrupación que en su relanzamiento levantó la bandera de principios conservadores: profamilia y provida. Se puede decir que quienes están más comprometidos con esta causa son los líderes evangélicos Julio Rosas de Acción Republicana, Juan Carlos Gonzales y Tamar Arimborgo de la bancada fujimorista. Pero son, sin duda, los simpatizantes de este movimiento conservador quienes potencian esta “facción”. En el recuadro se advierte que quienes conforman este grupo van desde congresistas mediáticos como Carlos Tubino, Rosa Bartra o Luis Galarreta hasta aquellos que no se someten a una gran exposición como Dalmiro Palomino o Federico Pariona.

La articulación más reciente de este grupo –para sacar adelante proyectos de ley con base en sus principios– es la propuesta de Sonia Echevarría (Acción República) para vigilar la elaboración y distribución de textos educativos elaborados por el Minedu. Según dicho proyecto, los padres de familia asegurarían de esta manera que sus hijos reciban “educación religiosa y moral de acuerdo a sus convicciones”. La facción evangélica/conservadora, que expresó su voto en la censura al exministro Jaime Saavedra y en la interpelación a Marilú Martens, tiene claro su interés primordial: educación. Hoy toma otros bríos al estar a la cabeza de la comisión de este sector.

CIFRA

- 24 congresistas han sido identificados como “activistas” de la agenda evangélica/conservadora.

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