Es un golpe bajo el que me han dado sacándome de carrera. Pero qué importa, al fin y al cabo el Congreso está lleno de golpes y de insultos y yo digo ¡basta! Hasta acá nomás llego, renuncio a mi postulación por el Partido Morado. Qué ironía, Morado todavía se llama el partido. ¿Qué van a pensar, que yo pongo todo morado para el apoyo a la campaña? Cuánto lamento este suceso, quisiera borrar ese marzo de 2019 de un solo golpe. ¡Ups!, perdón, pero es que duele que yo, siendo congresista, ministro, político, ahora me vean como un vulgar peleador callejero, cuánta infamia. En 50 años de matrimonio hay altas y bajas, es como una pelea de box; si te caes, te levantas. Por favor, acepten mi renuncia porque si ya saben cómo me pongo, ¡para qué me invitan! Soy Daniel, no el travieso, soy Daniel el dulce... de Mora, pues.

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