La violencia de género es un delito que urge erradicar de la sociedad, ya que año tras año cobra la vida de muchas mujeres. Según las estadísticas del Programa Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual, del , solo hasta octubre de este año, 99 mujeres fueron asesinadas en un contexto de y 204 se salvaron de morir de la misma forma.

Las cifras elaboradas por el Observatorio de Criminalidad del Ministerio Público revelan una situación escalofriante: 1,030 víctimas fueron asesinadas en un contexto de feminicidio entre los años 2009 y 2017, lo cual quiere decir que en promedio cada mes se registran 10 asesinatos de mujeres por violencia de género.

Pero este tipo de abuso contra la mujer no solo se presenta bajo la forma de feminicidio. El 90% de las violaciones sexuales en nuestro país también son perpetradas contra las mujeres y, según el Ministerio Público, solo este año se han registrado 17,182 denuncias por este delito.

Hay más cifras desalentadoras: en el Perú una de cada siete mujeres ha sufrido algún tipo de violencia física o psicológica a lo largo de su vida. En los últimos ocho años, más de 1’000,000 de denuncias por violencia familiar se han registrado en el Ministerio Público y casi el 90% de las víctimas de estas denuncias son mujeres.

Aunque cada vez son más las mujeres que ya no callan ante la violencia, la falta de una respuesta efectiva de parte de las autoridades y las deficiencias en la recepción de los casos aún desaniman a muchas. Se calcula que de cada 10 víctimas que sufren alguna situación de violencia, solo 4 denuncian. De las 99 víctimas de feminicidio registradas este año, por ejemplo, 54% ya había denunciado a su agresor, pero solo el 4% logró medidas de protección.

AVANCE AÚN ES LENTO

El trabajo del Estado en este tema no es del todo desalentador. Este año, el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables ha implementado 37 Centros de Emergencia Mujer en las comisarías para facilitar el acompañamiento de las denuncias de las mujeres. Además, el Poder Judicial ha hecho lo propio con el primer módulo integrado de justicia de género, que opera en Villa El Salvador y centraliza en un mismo lugar a los policías, fiscales, jueces, psicólogos y asistentes sociales que intervienen frente a un caso de violencia.

Además, la reglamentación de la Ley 30364 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres y los integrantes del grupo familiar ha mejorado la atención de los casos de violencia, pero aún no es suficiente, pues los problemas en las comisarías para registrar los casos persisten, principalmente por la falta de sensibilización en este tema.

Esta falta de empatía con las víctimas también se encuentra en las fiscalías y en los juzgados que procesan los casos de violencia contra la mujer, haciendo que en muchos casos las denuncias queden sin sanción, como ocurrió con Arlette Contreras, cuyo agresor, pese a las evidencias públicamente mostradas y reconocidas a nivel nacional, aún no ha sido sancionado.

Eso explicaría por qué, de acuerdo con la Encuesta Demográfica y Salud Familiar, el 44.1% de las mujeres que experimentaron violencia física por parte de su esposo, compañero u otra persona prefirió recurrir a personas cercanas ante un hecho de violencia en lugar de denunciar en alguna institución del Estado. Y es que las víctimas aún no se sienten protegidas.

Otro tema en el que falta trabajar más es en el reconocimiento de la violencia psicológica, pues los retrasos en los exámenes del Instituto de Medicina Legal, por el embalse de casos que se presentan, hacen que sea muy difícil que las víctimas puedan tener una constancia que avale su denuncia.

La tarea no es fácil. Además de mejorar la sensibilización entre los operadores de justicia, falta que el Estado invierta más en servicios de atención psicológica para las víctimas, así como albergues para las mujeres que denuncian y no pueden volver a sus casas. La tarea pendiente es ardua.

Katherine Junco fue quemada, pero sobrevivió al ataque de su agresor. [Testimonio]

“Me ha tocado vivir un proceso muy triste. Al verme al espejo yo veía un monstruo y por eso quise matarme dos veces. Pero mi apoyo fue mi mamá, que siempre ha estado conmigo ayudándome y, aunque hasta ahora no me recupero, sigo luchando”.

Katherine Junco fue quemada, pero sobrevivió al ataque de su agresor.
Katherine Junco fue quemada, pero sobrevivió al ataque de su agresor.

Este es el testimonio de Katherine Junco, una joven madre que en octubre del año pasado fue salvajemente quemada por su pareja Héctor Augusto Velásquez Nieto. Pese a que el sujeto está preso, existe el riesgo de que en marzo próximo salga libre, pues el proceso para sancionarlo está pasando por muchas dilaciones.

“Me da miedo que pueda salir libre antes de que se dicte una sentencia y pueda terminar lo que no pudo hacer antes, temo que me quiera matar”, señala Katherine, quien exige a las autoridades celeridad en su proceso por intento de feminicidio.

“Soy una sobreviviente y seguiré luchando. Ya he pasado por siete cirugías. Me están reconstruyendo el cuello y ahora quiero reconstruir mi vida. Por eso exijo justicia. Esto no debe quedar impune y las mujeres deben ser valientes y siempre denunciar”.

DATOS

- 18 denuncias por violencia familiar, donde el 90% de las víctimas son mujeres, se registran cada hora en el país, según las estadísticas oficiales del Ministerio Público.

Perú 21, sacó un especial el 25 de noviembre por el Día de la Eliminación de la violencia contra la mujer.
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