Ni una menos: Víctimas de la violencia sin acceso a justicia. (Renzo Salazar/Perú21)
Ni una menos: Víctimas de la violencia sin acceso a justicia. (Renzo Salazar/Perú21)

En el Perú, la es una realidad que cada día se hace más visible. Los abusos y maltratos psicológicos, verbales y físicos contra la mujer siguen siendo muy frecuentes y, aunque se habla más de las golpizas de los hombres hacia sus parejas, hay también otras formas de violencia que afectan a la mujer y se mantienen impunes. Una de ellas es la trata de personas, un delito invisible cuyo 71% de víctimas son mujeres, menores edad que en muchos casos son explotadas sexualmente. Este es el caso de Katty Tupia Ascencio, una joven de 17 años que fue captada en por una presunta red de trata de personas y, tras ser engañada, abusada y torturada, fue hallada muerta en .

El crimen ocurrió en 2014 y, tres años después, los padres de Katty, Julio Tupia y Juana Ascencio, aún luchan por justicia. “A mi hija me la han matado. Aunque nadie nos va a devolver a nuestra niña, quiero que se haga justicia, quiero saber en qué circunstancias murió y que esa persona que la mató sea capturada para que no haga lo mismo a otras niñas”, señaló doña Juana.

Don Julio recordó que en enero de 2014 su propio sobrino, Simeón Morote Tupia, y su pareja, Friné Pillaca Coras, llevaron a la menor de sus hijas a Madre de Dios con el engaño de un trabajo en una tienda de ropa y la promesa de pagarle 1,500 soles mensuales. Sin embargo, la hicieron trabajar como meretriz y la asesinaron. Don Julio fue a buscar a su hija a Madre de Dios y lo que encontró fue un cadáver enterrado en una fosa común. “El cuerpo estaba desecho, apenas podía reconocer a Katty. Después de la necropsia, recién pude confirmar que se trataba de ella y supe que había sido torturada y abusada”, relató.

Aunque tras dos años de investigación la justicia logró condenar a Friné Pillaca Coras por trata de personas, aún no se esclarecen las circunstancias en que Katty falleció. En tanto, Simeón Morote Tupia sigue libre, y la madre de Katty aún llora al recordar a su hija. “Queremos que las autoridades nos apoyen para capturar a esta persona y que le den al menos 30 años de cárcel. No descansaré hasta lograrlo”, sostuvo.

SIN RASTRO DE SOL

Los padres de la estudiante de Sociología Solsiret Rodríguez Aybar (23 años) entienden el dolor de don Julio y doña Juana. Rosario Aybar y Carlos Rodríguez no pierden las esperanzas de hallar con vida a su hija, la activista de Ni Una Menos desaparecida en extrañas circunstancias hace 15 meses (el 22 de agosto de 2016) sin razones aparentes para abandonar su casa, su familia y sus proyectos personales. Aunque los padres de Solsiret sospechan que la pareja de su hija, Brian Villanueva Castillo, y el hermano gemelo de este, Kevin Villanueva Castillo, tienen algo que ver con su desaparición, hasta ahora la Policía no ha hallado alguna evidencia que sustente esta afirmación.

Según Carlos Rodríguez, Brian nunca se preocupó por la pérdida de su hija. Prueba de ello es que en lugar de denunciar su desaparición, interpuso una denuncia contra ella por abandono de hogar. Además, Brian sostiene que al día siguiente de la desaparición, Sol se comunicó con él y lo citó en Plaza Norte (Independencia), pero este nunca acudió a la cita. “Era como si no le importara ubicarla”, dijo don Carlos.

Los padres desesperados le escribían a Solsiret mensajes de WhatsApp, pero no recibían respuesta, aunque alguien veía estos mensajes. Posteriormente, un análisis de geolocalización del celular de la joven reveló que su teléfono estuvo en la casa de Brian antes de ser apagado. “Es decir que mi hija nunca estuvo en Plaza Norte, todo el tiempo estuvo en su propia casa”, indicó.

Los padres de Sol temen que su hija pueda haber sido víctima de feminicidio y se quejan de la poca ayuda que reciben de parte de la Policía para indagar sobre esa posibilidad. En ese sentido, el padre de Solsiret recordó que cuando la congresista Indira Huilca pidió un informe sobre el caso al Ministerio del Interior, le respondieron que Sol estaba paseando en el norte y para ello se basaron en una foto antigua que sacaron del Facebook de una de sus amigas. “Eso es una burla”, señaló don Carlos.

Aunque tras la insistencia de los padres y de los colectivos de derechos humanos la Fiscalía ya pasó el caso a Homicidios, aún no hay muchos avances en la investigación. “Estamos totalmente abandonados. La Policía dice que ellos solo investigan a partir de cadáveres. Nadie nos escucha.

Todos nos dicen que mi hija se fue porque estaba con la cabeza caliente o porque no quería criar a sus hijos, pero ella jamás los hubiera abandonado.

Estoy viviendo en carne propia el sufrimiento de las madres de las mujeres desaparecidas. Esto también es violencia, es un atropello contra la mujer y un caso sin justicia”, reclamó la madre de Solsiret.

Ni una menos
Ni una menos

JUSTICIA QUE DEMORA

Pero en el Perú, la justicia tarda para todas las víctimas, aun para las agresiones más graves, como en el caso de Katherine Junco Armas, una joven madre de tres niños que en octubre del año pasado fue salvajemente quemada por su pareja, Héctor Augusto Velásquez Nieto. Todo porque Katherine intentó terminar la relación, precisamente por la violencia de la que era víctima.

El sujeto, que ahora está preso, le arrojó querosene y le prendió fuego, causándole graves quemaduras de segundo y tercer grado en el cuerpo.

Debido a ello, la mujer no solo quedó con el cuello y los brazos pegados al cuerpo, sino con graves secuelas psicológicas.

“Me ha tocado vivir un proceso muy triste. Al verme al espejo yo veía un monstruo y por eso quise matarme dos veces. Mi apoyo fue mi mamá, y aunque aún no me recupero, sigo luchando”, dice Katherine.

La joven madre clama por justicia, pues el proceso para sancionar a su agresor se dilata. Pese a que la denuncia por intento de feminicidio data de octubre del año pasado, su agresor recién fue capturado en marzo de este año y se le impuso una pena preventiva de 9 meses de cárcel, pero hasta ahora no hay una acusación fiscal y el procesado ni siquiera ha rendido su manifestación. “Me da miedo de que pueda salir libre antes de que se dicte una sentencia y pueda terminar lo que no pudo hacer antes: que me mate”, afirma Katherine. Pese a todo, la joven madre está intentando salir adelante. Ya ha pasado por siete cirugías y con la ayuda del médico Mario Cabani, que está reconstruyendo su cuello, tiene le esperanza de mejorar.

TENGA EN CUENTA:

* Los movimientos 25 de Noviembre y Ni Una Menos han convocado para hoy a una nueva marcha nacional en contra de la violencia hacia la mujer.

* La manifestación “Nada ha cambiado: Volvemos a las calles” coincide con la conmemoración del Día Internacional de No Violencia Hacia las Mujeres.

* La concentración se realizará desde las 2:00 p.m. y tendrá como punto de partida el Palacio de Justicia, para llegar hasta la plaza San Martín.