Piura y Lambayeque han sido de las regiones más afectadas por fenómenos climáticos, como lluvias e inundaciones, lo que, a su vez, derivó en graves problemas de salud para la población, por ejemplo, con la proliferación de casos de dengue.
En ese sentido, la representante adjunta del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Laura Salamanca, destaca la importancia de capacitar y entregar los insumos necesarios para que la ciudadanía, sobre todo en el norte del país, pueda consumir agua segura y contar con herramientas para reparar sus espacios públicos y comunidades, muchas veces dañada por estos desastres.
Los más invisibilizados cuando se levanta la información de los perjudicados, lamenta, son las niñas, niños y adolescentes.
¿En qué consiste la intervención de Unicef en Piura y Lambayeque?
El jueves estuvimos en la comunidad San Juan, en Lambayeque. Esa es una de las comunidades que ha sido más afectada durante el huracán Yaku en 2023. Con estas lluvias intensas, se produjeron salidas de cauces de ríos que afectaron a las comunidades. Allí hay unas compuertas para contener el agua cuando el río se sale, pero esto no dio abasto. El agua salió y afectó a las comunidades, a las viviendas, a los centros educativos, y a las niñas, niños y adolescentes.
¿Cuál fue la afectación a niñas, niños y adolescentes?
Sus hogares se llenaron de agua, pero también los centros educativos, que tuvieron que suspender las clases. No se podía desempeñar la labor educativa. Algunas escuelas tuvieron que hacer educación a distancia. Además, aparte de la situación de exceso de agua, de lodo, esto también trajo consecuencias en la salud, porque se generó situaciones de afectación a la piel de los niños. Y después de esta temporada, se desata una ola de calor y vienen los efectos del dengue. Hay mayor posibilidad de que el zancudo pueda reproducirse.
¿Cómo prevenir esta situación?
Lo que nosotros estamos haciendo es fomentar la cultura de preparación ante las emergencias, ya sea a nivel comunitario o a nivel educativo. Lo que estamos haciendo es que los docentes, los estudiantes, reflexionen sobre los riesgos. En estas zonas hay multiriesgos. Uno es las lluvias, pero también pueden ser las olas de calor, el dengue, y deben estar preparados. Esto se hace con capacitaciones, formaciones y entregando algunos insumos, como el kit de remoción de escombros en las escuelas.
¿Qué contiene ese kit?
Contiene algunos implementos, como palas, picos, carretillas, que sirven para que la población pueda sanear sus espacios comunitarios, sus viviendas, que se ven afectadas después de estos fenómenos naturales. En el caso de las comunidades, también se está entregando kits Mi Agua, porque cuando hay inundaciones las fuentes de agua de la población se vuelven inseguras. Entonces, el kit Mi Agua ayuda a que las personas puedan hacer que el agua que recogen sea segura para beber. Esa es una intervención clave. A la vez, también se han entregado equipos para clorar las fuentes de agua.
En ese esfuerzo, ¿hay apoyo de las autoridades locales?
Las intervenciones se han coordinado con los gobiernos locales y regionales, con las Gerencias Regionales de Salud, con las Direcciones Regionales de Educación y las UGEL. También tenemos una coordinación con la comunidad para la implementación de estas acciones, lo que ha sido clave para que se sensibilicen. El fortalecimiento de capacidades ha ocurrido en la escuela, pero también a nivel comunitario. En escuelas, también ha habido formación para padres, estudiantes, de manera que esta cultura de preparación quede en la población y, para un nuevo fenómeno de este tipo, estén preparados.
¿La niñez está siendo atendida por las autoridades locales?
También hemos sensibilizado para que las autoridades en situaciones de emergencia prioricen la infancia, porque a veces las acciones quedan muy aglutinadas. Es decir, se identifican necesidades, familias afectadas o personas, pero muchas veces no se levanta información por edades o por género, y eso invisibiliza a la niñez. Entonces, creemos que ese es un punto importante y por eso es que nuestras acciones han sido en las escuelas, porque ahí hay un foco específico en niñas, niños y adolescentes, y a nivel comunitario también hemos hecho esa concientización con las familias y las comunidades para que prioricen las acciones focalizadas en emergencia en la infancia.
¿Como país, en qué porcentaje se prioriza a la niñez?
Estamos trabajando con diferentes instituciones, entre ellas el Indeci, para sensibilizar y hacer que también los instrumentos de recolección de información, como las fichas EDAN (Evaluación de Daños y Análisis de Necesidades), puedan incluir una desagregación de edad, y ahí poder visibilizar las necesidades de niñas, niños y adolescentes. Creemos que estamos en ese camino. Hay un avance, pero es gradual. Y ahora, con Indeci, también hemos trabajado una aplicación para tener una mochila de emergencia multirriesgo. Creemos que Indeci está sensibilizado y sabemos que le interesa también fortalecer a los centros educativos en la atención del riesgo y en la cultura de prevención de riesgo.
Estamos en el camino correcto, pero hay mucho por hacer.
Hay mucho por hacer, así es.
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