El nombramiento del padre Marcos Antonio Ballena Rentería como rector del seminario diocesano Santo Toribio de Mogrovejo, por parte del entonces obispo Robert Francis Prevost, marcó el inicio de una profunda relación entre ambos.
Para el padre Ballena Rentería, trabajar junto a Prevost en la formación sacerdotal y pastoral fue una experiencia enriquecedora, donde la vivencia del Evangelio y la preocupación por los más vulnerables eran constantes.
La relación entre ambos trascendió la amistad. Se gestó un vínculo espiritual y humano. El primer encuentro del padre Ballena Rentería con Prevost, en noviembre de 2014, dejó una huella imborrable.
«Estábamos en la basílica diocesana el día que Prevost asumió oficialmente como administrador, y concelebramos la misa con él. Ese mismo día, participamos en un encuentro con formadores y seminaristas, fue una alegría inmensa», recuerda el sacerdote a Vatican News.
El Padre Ballena Rentería sintió rápidamente la confianza y el apoyo paternal de Prevost, especialmente durante su gestión como rector del seminario.
«No fue un período sencillo», relata el sacerdote, «enfrentamos las consecuencias del fenómeno El Niño, una enfermedad respiratoria contagiosa y la pandemia de Covid-19, que generó una grave crisis económica. Sin embargo, nuestro obispo siempre estuvo presente, paternal y solidario. Nunca me sentí solo».
Prevost demostró una gran apertura y confianza en su equipo, permitiéndoles desarrollar su labor y acompañándolos de cerca.
«Nos dejaba trabajar y nos acompañaba como un padre, con visitas frecuentes y reuniones familiares para celebrar cumpleaños, jugar al tenis y conversar con seminaristas y diáconos. Siempre nos animaba a ser sacerdotes con ‘olor a oveja’ y a atender a los pobres, enfermos y migrantes«, añade el Padre Ballena Rentería.
La cercanía, el amor al prójimo, el celo apostólico, la humildad y la serenidad de Prevost lo hicieron querido por la comunidad de Chiclayo. Su compromiso con la cultura se reflejó en su impulso a la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, buscando la excelencia académica sin descuidar la fe. Además, promovió la formación sacerdotal en Chiclayo y otras diócesis de la región.
COMPROMETIDO CON SU PUEBLO
Su dedicación pastoral fue evidente en sus visitas a todas las parroquias diocesanas y su participación en diversas manifestaciones de religiosidad popular.
«Visitó todas las parroquias, sin excepción. Por la mañana estaba en una parroquia de la sierra y por la tarde en una de la costa. También animó y evangelizó diversas manifestaciones de religiosidad popular, como el milagro eucarístico de Eten o el milagro de la cruz de Chalpón», detalla el sacerdote.
Prevost se adaptó a la cultura y la fe del pueblo de Chiclayo, ganándose su cariño y respeto. «El pueblo de Chiclayo es un pueblo de fe, enamorado de la Eucaristía y de sus sacerdotes. Monseñor Prevost no pidió que se adaptaran a él, sino que él se adaptó a ellos», afirma Ballena Rentería.
El anuncio de Prevost como León XIV generó gran emoción en Chiclayo. «Estábamos en el auditorio del seminario siguiendo una conferencia, y cuando el Papa mencionó Chiclayo, hubo una ovación increíble, como si hubiéramos ganado un Mundial de fútbol», recuerda el sacerdote.
El padre Ballena Rentería, quien ahora ejerce como ecónomo en el seminario, vislumbra un pontificado marcado por la continuidad de la sinodalidad iniciada por el Papa Francisco, la defensa de los más vulnerables, el diálogo en conflictos mundiales y la formación del clero.
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