La maldita pelota parada. El VAR había salvado a la selección en el primer tiempo, y el mérito de los muchachos radicó en su capacidad de ordenaerse y corregir gran parte de los errores defensivos para la segunda mitad. Mientras corrían los minutos, comenzaron a saltar puntos altos en la selección en base a esmero y esfuerzo; destacaron en ese sentido Tapia, Corzo y Guerrero.
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En contraste, Perú no pudo nunca con los balones aéreos de la visita: así cayó uno de los goles anulados, y el que terminó por ahogar el sueño blanquirojo. La actitud del equipo, por otro lado, dejó muy buenas impresiones, hay que decirlo, más aún considerando todas las bajas que debilitaron al equipo de todos.
Asimismo, la fanaticada fue el otro punto alto de la noche. El hincha peruano pagó una de las entradas más caras de Sudamérica, y llenó, como siempre, el Nacional. Solo faltaron los puntos.