Elvolverá hoy a su templo. Lo hará cargado por su gente, por su pueblo iqueño. Volverá a su hogar, lugar del que se vio obligado a salir hace 12 años –en agosto de 2007– por el terremoto de 7.9 grados que devastó Pisco y afectó una buena parte de la región, destruyendo así gran parte de su santuario.

Lo esperan sólidas paredes de concreto –que pueden soportar sismos de hasta 9 grados– trabajadas por arquitectos, ingenieros y –sobre todo– por un ejército de 100 artesanos de diversas partes del país, lo que ha permitido conservar su belleza y estilo arquitectónico.

“Para hacer este nuevo santuario hubo que demoler el anterior”, señaló la arquitecta Patricia Navarro Grau, encargada del proyecto. Ella recordó que hubo un concurso para hacer un nuevo diseño, “pero el pueblo de Ica exigió que se hiciera el templo tal cual. Basado en lo que quedó en pie”.

Los trabajos comenzaron en noviembre de 2017. Se desmontó lo que quedó: 30% del complejo original. Se conservaron las puertas, los vitrales, las aplicaciones decorativas. “Todo eso es original. Fue restaurado por los artesanos, que hicieron un maravilloso trabajo. Fue un desafío”, narró.

La inversión total fue de S/36 millones, realizada por la empresa Shougang a través de la modalidad de obras por impuestos. En marzo de este año culminaron los trabajos.

Hoy, la venerada imagen del Señor de Luren, parte de la identidad histórica de Ica, retornará a su hogar.