La biblioteca Manuel Scorza del luce llena. Un grupo de internas juntó las dos mesas que había en este espacio repleto de anaqueles con libros y mensajes motivacionales para sentarse alrededor y compartir historias.

Es la tercera semana del taller que iniciaron bajo la dirección de la actriz y escritora, Kathy Serrano, y cada una trae consigo un papel lleno de borrones y palabras al azar que al ser leídos, en medio de la incertidumbre, se convierten en microrrelatos. En este lugar nadie habla de sus delitos o vidas pasadas a menos que sea en ficción.

El taller de microrrelatos es solo uno de los tantos talleres artísticos que se dictan en esta y otras cárceles del país por disposición del . Bajo la iniciativa ‘Libertad para Aprender’, esta institución viene capacitando a cientos de internos con la finalidad de resocializarlos a través del arte.

LA ESCRITURA COMO HERRAMIENTA

“Es la primera vez que hago microrrelatos, pero no me desagrada, más bien me ha inspirado a hacer más. Ahora estoy escribiendo más”. Para Milagritos Carrasco Cobían, de 24 años, recluida preventivamente en este lugar tras verse involucrada en un robo, la escritura no estaba ajena a su vida. Cantante de rap y lectora de historias de terror y misterio asegura que esta experiencia la motiva y no descarta en el futuro- cuando las puertas de esta cárcel se abran- escribir un libro.

Anibal Martel, coordinador de Arte y Cultura del INPE cuenta a Perú21 que esta actividad ha tenido resultados positivos desde su puesta en práctica. Según explica ya se han desarrollado otros talleres a cargo de reconocidos especialistas que, como en el caso de Kathy, se han ofrecido a brindarlos ad honorem.

“(…) queremos apostar por nuestros internos para que puedan cambiar para que nuestros penales sean lugares de tratamiento donde el interno tenga la oportunidad que muchas veces no tuvo”, cuenta.

Victoria Encarnación tiene 27 años, tres de ellos internada en este presidio y aún le quedan cinco más de pena por cumplir. Sin embargo, tiene claro que todo aprendizaje es una oportunidad de crecimiento y por ello ha hecho de este taller un espacio para, según dice, mejorar sus perspectivas de vida. “Quiero ser mejor para poder ayudar a las personas a ser mejor”, comenta.

Para Regina de Moro, de 35 años, “la cultura es fundamental, enriquece el alma, el espíritu, la mente”. Ella con siete años de sentencia por robo, seis aún vigentes, confía en que el arte la ayudará a liberar todo lo que guarda en su interior. Es quizás por ello que en sus historias se asoma parte de su vida.

TODOS PUEDEN ENSEÑAR
Kathy Serrano  nos cuenta que su acercamiento a la enseñanza en penales e había dado años atrás con un taller de actuación que dictó. Sin embargo, esta vez decidió volver con otra herramienta que viene desarrollando: el microrrelato. Asegura que, así como ella, cualquier persona que tenga algo para enseñar puede hacerlo y aprender de esta experiencia.

Es mediodía, la clase termina, pero las historias contadas en este lugar permanecen intactas en las hojas de estas nóveles escritoras. Siempre habrá algo nuevo por contar.

Penal de Chorrillos

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