Redacción PERÚ21

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Hasta ahora los vecinos del distrito de Cerro Colorado, de , se preguntan qué pasó por la cabeza de Kevin Cana López (18), aquel niño amado y engreído por su padre Félix Cana Ramos (44), a quien, según propia confesión, asesinó de un disparo en la cabeza.

"Yo, con la pistola, le apunté y le disparé en la cabeza haciendo un solo disparo en el momento en que mi padre todavía se encontraba vivo y agonizando", detalló el parte policial que difundió Panorama.

El crimen ocurrió en agosto del año pasado cuando Cana López, con ayuda de otros dos sujetos, mató a su padre. Tras el asesinato, sus cómplices procedieron a descuartizarlo y quemarlo.

"Luego de taparle con trapo la cabeza, empezaron a descuartizarlo en la cocina con un cuchillo y un machete de carnicero", agregó el asesino confesó, quien, macabramente, hasta durmió con la cabeza de su padre por el lapso de 24 horas.

Pero la frialdad de su macabro crimen incluye más detalles escabrosos. "Una vez que estuvo descuartizado, en el baño de mi casa fue quemado con gasolina. Una vez quemado el cuerpo, fue metido en costalillos. Posteriormente, pinté el baño para que no se note el humo", puntualizó.

¿EL MÓVIL: ODIO O DINERO?

Supuestamente, tanto Cana López como su madre eran víctimas de agresión de su padre. Sin embargo, otra es la versión de los hermanos de la víctima.

"Mi hermano era operario en mina, tenía una casa, dinero en el banco y otras propiedades. Una vez que ocurrió (el crímen) este comenzó a vender las cosas... Hasta había puesto en venta la casa. ¿El móvil? La plata, los bienes", dijo Javier Cana, hermano de la víctima.

El asesino confeso ha sido acusado de tenencia ilegal de armas, sin embargo, siguen las investigaciones por los delitos de  y robo agravado. Por ello, se le ha dictado 9 meses de prisión preventiva en el penal de Socabaya. 

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