El cuerpo del canadiense Sebastian Paul Woodroffe fue encontrado este sábado enterrado en el asentamiento humano Victoria Gracia, en Ucayali. El hallazgo fue realizado por la Policía, quien confirmó que una turba lo linchó luego de acusarlo de asesinar a Olivia Arévalo, la mujer shipibo-konibo que apareció muerta de dos disparos en el pecho.
Incluso, en Internet se compartió un video que muestra los presuntos últimos minutos de Woodroffe. El sujeto aparece golpeado y es arrastrado por el suelo con una cuerda. Alrededor suyo también observan, impávidos, algunos menores de edad.
Tomar la justicia con las propias manos es un delito, sin duda alguna. Es por ello que este acto no deja de ser un crimen donde las autoridades tendrán que determinar los distintos niveles de participación.
El abogado Luis Lamas Puccio indicó que es tarea de la Fiscalía tomar las declaraciones de los involucrados y reconstruir el hecho. De acuerdo al nivel de participación, se podrían ordenar penas entre 25 a 30 años.
"Hay tres niveles: autores o coautores - que actuaron directamente- a ellos les corresponde la mayor pena (25-30), luego a los que no participaron directamente pero sí con su participación hicieron posible que otros le produjeran al muerte a la persona", dijo Lamas Puccio a El Comercio.
El letrado señaló que un agravante del suceso es que haya sido cometido en presencia de menores de edad. Asimismo, se tendrá en cuenta los implementos usados para cometer el crimen.
"Hay que ver en qué términos se ejecutaron los hechos,
de qué manera participó cada uno de ellos, si se hizo en presencia
de terceras personas, si es que eran mayores o menores de edad", explicó Lamas Puccio a dicho diario.