El 22 de julio de 2021, Roxanita, de 11 años, y varios de sus sobrinos y otros miembros de su familia salieron de la escuela y subieron a una camioneta que transportaba combustible, para retornar a su hogar, en la alejada comunidad nativa Mancoite, en la región Ucayali. No pasó mucho tiempo y el vehículo cayó a un abismo en la Carretera Marginal produciéndose una gran explosión y un incendio debido a la gasolina derramada.
Fallecieron siete personas, entre ellas seis niños. Otros ocho niños resultaron heridos, entre ellos Roxanita. Ella resultó ilesa del accidente, pero al ver que sus sobrinos estaban en peligro de ser quemados por el fuego, en acción heroica, se acercó hasta el vehículo y logró rescatarlos a costa de su propia integridad ya que el fuego la alcanzó y quemó el 85% de cuerpo.
Héctor Ponero, hermano de Roxanita, recuerda muy bien lo sucedido: “Ella se quemó salvando a los niños, salvó a mi hija y también a otros sobrinos”. Héctor no llegó a subir a la camioneta siniestrada porque estaba llena y decidió regresar a pie a su comunidad. A los pocos minutos llegó al lugar del despiste y también ayudó a los heridos. En el accidente falleció su esposa y dos hijos.
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A todos los heridos los trasladaron al hospital de Ucayali. Allí desahuciaron a Roxanita por la gravedad de sus heridas; sin embargo, se logró referir a la pequeña al INSN San Borja en un traslado aéreo de emergencia financiado por el SIS. El 25 de julio llegó directamente a la UCI Pediátrica y luego a la UCI Quemados, donde permaneció hasta el 12 de octubre del mismo año.
Durante todo ese tiempo, el equipo médico utilizó diversas técnicas para la recuperación de un niño quemado, como plaquetas, piel de porcino, piel humana de cadáver y la técnica de microinjerto meek. Se utilizaron dispositivo de alta tecnología, como es el uso de hidrocirugía a través del sistema de Versajet, el cual permite una limpieza quirúrgica más prolija en quemaduras de 2do. Grado. Todos estos procedimientos fueron financiados por el SIS.
El hermano cuenta que han sido cerca de 40 operaciones las que le han practicado en el INSN San Borja. La niña ha batallado contra la muerte y la está venciendo. Un médico dijo “Esta niña quiere vivir” y así fue. Cada vez que se le hacía alguna cirugía, reaccionaba y poco a poco fue recuperándose.
Tras ser dada de alta, Roxanita y su inseparable hermano regresaron a su comunidad, pero periódicamente regresan a Lima para seguir tratamientos o someterse a alguna otra operación.
Precisamente, en setiembre pasado volvió al INSN San Borja donde fue sometida a seis cirugías. Conversamos con ellos a fines de noviembre cuando Roxanita ya habían vuelto a ser dada de alta. El hermano señaló que todavía requiere otras cirugías reconstructivas.
Pese a la terrible experiencia de vida, ella es una niña alegre, vivaz, risueña, le gusta pintar. A ella le cuesta hablar castellano español, pues prefiere comunicarse en su lengua materna, el asheninka.
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