NUESTRA IDENTIDAD. Basta dar una vuelta por la ciudad para ver la coexistencia e interacción de diferentes grupos. (USI)
NUESTRA IDENTIDAD. Basta dar una vuelta por la ciudad para ver la coexistencia e interacción de diferentes grupos. (USI)

Frente al próximo bicentenario, una de las tareas pendientes que tenemos es continuar con ese esfuerzo de pensar el Perú y de buscar la respuesta a la que quizás sea la pregunta más importante que hoy nos agobia: ¿quiénes somos los peruanos? Si bien hoy hay claros elementos de identidad que han empezado a darle forma a este concepto de peruanidad, hay harto camino por recorrer.

Se ha desatado una ola de xenofobia y rechazo a la llegada de personas que huyen Los ataques a la actitud de brazos abiertos que muchos reclaman se han hecho más frecuentes y virulentos. Es esta, entonces, una oportunidad magnífica para reflexionar sobre qué tanto hay de migración en nuestra identidad y qué tanto de mestizaje en nuestra esencia.

¿PAÍS DE MIGRANTES?

Hugo Neira, sociólogo, señala que el Perú ha sido una tierra de migrantes desde antes de la llegada de los españoles. La sabiduría de los incas, nos explica, fue conciliar la heterogeneidad de etnias que aquí convivían, aprendiendo sus formas, artes y técnicas. Y lo hicieron respetando su forma de ver el mundo. Neira compara, en ese sentido, a los incas con los romanos en el Mediterráneo antiguo.

Concebir al Perú sin mestizaje es una operación imposible. Naturalmente la migración es una condición previa para que exista el mestizaje. Estas formas de identidad de las que antes hablábamos y que han empezado a aparecer, son solo posibles por la coexistencia e interacción de grupos diferentes. Lo que puede sonar harto teórico es tan sencillo como dar una vuelta por la ciudad.

¿A QUÉ SUENA EL PERÚ?

Lucho Quequezana, músico y estudioso de nuestra tradición, dice que pensar nuestra sociedad sin el mestizaje es imposible. Pone ejemplos: sin la migración no existirían el landó, el arpa andina, la guitarra y tampoco el cajón. García Zárate jamás hubiera podido componer. Quequezana indica que prácticamente toda la “música peruana” es mestiza en usos, técnicas, ritmos e influencias.

Cuando Quequezana dice “mestiza”, señala que es lo mejor que nos ha podido pasar. Confiesa, con alguna emoción que se filtra, que hoy por hoy un limeño sabe que su ciudad suena a cumbia, a huaino y a reggaetón. Esos sonidos han permitido que los peruanos empecemos a reconocernos en el otro. En el que, en este caso, suena distinto. Hemos siempre tomado lo mejor de cada cultura.

EL PERÚ FRENTE AL ESPEJO

Nuestros espacios urbanos, dice el historiador Fred Rohner, no son concebibles sin la mezcla que ha sido producida por la migración. Siempre hemos sido un país de diversas poblaciones, poblaciones que dejan y que construyen a través. De acuerdo con Rohner, la Lima de hoy sería inimaginable sin las migraciones que durante su historia ha experimentado.

Sus calles son el mejor testigo.Las tapadas, con saya y manto, son una herencia islámica que llegó vía España. Como los balcones, decorados con celosías mudéjares para evitar que los peatones vean a las mujeres. Si uno escucha con cuidado el ritmo con el que se erigen los cánticos que acompañan al Señor de los Milagros y luego oye el llamado a la oración que en el islam se hace desde los minaretes, hallará símiles.

¿AREPA CON LOMO SALTADO?

Entramos a aguas encrespadas: conscientes del orgullo que nuestra gastronomía nos regala, ubicamos a la migración en el mismísimo corazón de nuestra esencia: ese corazón que los africanos nos enseñaron a comer y que los andaluces nos enseñaron a asar ensartado y sazonado con especies: el limón que hace al cebiche llegó de tan lejos como el arroz.

Los picarones, el pisco, el comino de la carapulcra, la sazón del juane y los tallarines que freímos como los chinos para hacer un aeropuerto o sancochamos como los italianos para luego bañarlos en huancaína llegaron a nuestras costas con migraciones. Quizás nuestros nietos digan algún día que las arepas con lomo saltado son tan peruanas con el chaufa con pollo a la brasa. Ojalá.

DISCURSOS DE OTRO TIEMPO

Lucho Quequezana nos dice que el mestizaje nos da horizontalidad y que discursos que enajenan al “otro” son arcaicos. Hugo Neira señala que el miedo es una reacción natural frente a la llegada de grupos distintos de gentes, pero que debe ser superado con la razón. Fred Rohner recuerda que el desagradable discurso xenófobo que hoy se usa contra los venezolanos era el mismo que se usó a principios de siglo contra los migrantes chinos. Este cuento ya lo vimos.

–Yo me pongo en el lugar de ellos– empieza Susana Baca, ex ministra de Cultura. Nosotros tenemos muchísimas presencias, pero hemos migrado a medio mundo también. La gente viene y va. Y entrega lo que sabe y siempre aprende. Baca está sorprendida: “Los peruanos somos amables, pero los venezolanos son ya una cosa increíble”. Arguedas dijo en Todas las sangres que no hay que hablar con la sangre caliente; menos entonces hay que hablar para calentar la sangre.

SABÍA QUE...

* Susana Baca dice que entiende perfectamente el éxodo y la tragedia del pueblo de Venezuela. Y agrega que aprenderemos de ellos.

* Hugo Neira indica que Europa hoy vive un proceso de mestizaje que el Perú vivió desde siempre: “Ellos están aprendiendo”.

TAGS RELACIONADOS