En el Perú existen seis millones de perros en estado de abandono. Estos canes no solo deben enfrentarse a la indiferencia, maltrato o al hambre, advierten. (FOTO: GEC)
En el Perú existen seis millones de perros en estado de abandono. Estos canes no solo deben enfrentarse a la indiferencia, maltrato o al hambre, advierten. (FOTO: GEC)

Esta semana, en Chiguata , una mujer de 54 años falleció tras haber sido diagnosticada de , a causa de una mordedura sufrida semanas antes por un can en la vía pública.

Un incidente que revela la inacción de las autoridades, que hasta el día de hoy no cuentan con una estrategia para hacer efectiva la Ley N° 31311, también conocida como la Ley Cuatro Patas, norma aprobada por el Congreso en julio de 2021 que busca enfrentar la sobrepoblación de perros y gatos, y su abandono en las calles.

Perros en el Perú

En el Perú existen seis millones de en estado de abandono. Estos canes no solo deben enfrentarse a la indiferencia, maltrato o al hambre; también están expuestos a desarrollar enfermedades, que en la mayoría de casos acaban con sus vidas.

Respecto a la rabia canina, esta se focaliza en asentamientos urbanos y zonas marginales periurbanas, dice Daniel Zárate, docente e investigador de la Facultad de Zootecnia de la UNALM.

Por esa razón la presencia de perros callejeros, abandonados o de crianza “al aire libre”, sin control sanitario o supervisión, constituye el principal factor de riesgo para la aparición de casos de rabia humana en zonas urbanas.

Por eso, la denominada Ley Cuatro Patas busca reducir las poblaciones de perros callejeros a través del control poblacional mediante las esterilizaciones quirúrgicas masivas de hembras, sobre todo en zonas marginales y asentamientos humanos.

En general, se trata de una ley que tiene como objetivo generar conciencia sobre el significado y las responsabilidades que implican una tenencia responsable de mascotas.

Sin embargo, son los Colegios Profesionales de Médicos Veterinarios regionales y el Colegio Médico Veterinario del Perú, los que, junto con el Minsa y el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa), deben coordinar los reglamentos y directivas para la aplicación de la ley. Y eso no sucede.

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¿Posible epidemia?

Para Zárate, no hay por qué alarmarse. “Entre 2000 y 2022 en el país solo hubo diez casos confirmados de rabia urbana, es decir, transmitida por perros infectados”, apunta.

En esta línea, los casos de rabia en perros también han disminuido significativamente. “Entre 2021 y lo que va de 2023 solo se han reportado 133 casos de rabia en perros, todos estos casos en la zona sur del Perú, principalmente en Arequipa”, agrega.

Es así que los casos registrados no apuntan a un brote de rabia en el país y, más bien, son un recordatorio del desamparo de este sector vulnerable.

El colegiado alerta, antes bien, de un riesgo latente en nuestro territorio: “Los casos de rabia humana silvestre, es decir transmitida principalmente por la mordedura del murciélago vampiro, son más numerosos que los de rabia urbana. De 2000 a 2022, hubo 121 casos de rabia humana silvestre, casi todos en zona de selva”, cuenta Zárate.

¿Un mal conocido?

De hecho, es de los más antiguos. Ha estado presente en la historia, la literatura y la medicina. En las primeras civilizaciones de Oriente Medio, como Egipto y Mesopotamia, ya aparecen descripciones de esta enfermedad; es mencionada en el Código de Eshunna, en 2300 a. C. Incluso, en la Ilíada, Homero califica a Héctor como “rabioso”.

Los filósofos presocráticos Demóstenes y Epicarmos llamaron a la rabia “lyssa”, en griego “gusano”, ya que se creía que era ocasionada por gusanos que invadían el cerebro desde debajo de la lengua, creencia que duró hasta ya entrado el siglo XVIII. Hoy sabemos que la rabia es causada por un virus con una característica forma de bala (género Lyssavirus) y que se transmite principalmente a través de la saliva de animales infectados.

A principios de la década de 1880, Louis Pasteur realizó investigaciones sobre varias enfermedades infecciosas, entre ellas la rabia. Para 1885, logró prevenir esta enfermedad en Joseph Meister, niño de 9 años que había sido atacado por un perro rabioso. El procedimiento que Pasteur realizó fue inocular el virus atenuado en el niño, es decir, aplicar una vacuna.

En la actualidad se aplican cinco dosis de vacunas antirrábicas, las cuales evitan la muerte. No se aplican alrededor del ombligo, como se hacía antes. Si la mordida es severa, es en el rostro, es profunda o extensa, es necesario colocar suero antirrábico, diferente de la vacuna.

“Al día de hoy se podría decir que la Ley Cuatro Patas no parece ser una prioridad del Ministerio de Salud. Esto es una muestra más de la indiferencia que hay hacia la sobrepoblación de animales callejeros. Así, a partir de la reglamentación de la presente ley, se debe exigir, además, el seguimiento constante en su ejecución sobre la base de las limitaciones y necesidades de cada zona”, señala la abogada Nadia María Tarazona Quispe.

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