Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Dwigth Aguilar Masías soñaba con ser ingeniero agrónomo. Pero el dinero no se lo permitió. Lo que sí pudo hacer, y con toda el alma es entregarse al trabajo de la chacra de sus padres, en Santa Teresa, La Convención, Cusco. Aunque el café no era rentable, a él siempre le pareció que había una oportunidad y no dejó de trabajar, de investigar, de aprender. Su café ocupó el primer lugar en el concurso de la , y todavía no se recupera de la emoción.

Este premio se lo dedica a su madre, la mujer que -dice-siempre lo apoyó, siempre estuvo a su lado, y lo impulsó a continuar. A los 34 años, tiene dos hijos, uno de 13 y otro de 5 años. A ellos, a su esposa, y a su padre también les agradece por todo. Dwigth Aguilar Masías recibió la gran noticia la noche del sábado. Muchas horas después, logró comunicarse con su familia para contarles que había ganado. Ya por la mañana, conversó con cada uno de sus seres queridos. Dwigth Aguilar Masías confiesa que lloró. Porque este trabajo no ha sido fácil.

¿Pensaste que ibas a ganar?

-Yo no creía que iba a lograr el primer lugar. Si bien trabajamos muchísimo, llevamos años cuidando la cosecha y la poscosecha, la verdad es que esperaba estar entre los diez primeros quizás. Varios amigos nos apoyaron, como los compañeros de Three Monkeys Coffee. La idea era estar entre los 10 primeros. Cuando nombraron al noveno lugar, al octavo lugar, al sexto lugar, yo creía que ya no la hacía. Y de pronto dicen mi nombre y todo fue alegría, algo muy grande. El mundo del café es una ciencia, que se experimenta y en la que se debe trabajar de manera constante. Y ahora tenemos el reto de subir la calidad.

¿Esperabas ese puntaje de taza?

-En la finca Nueva Alianza logramos entre 89 y 90, que los catadores internacionales le hayan puesto 91,08 es una alegría. Somos una familia que trabaja por y para el café. Tenemos una marca llamada Nueva Alianza que vamos a registrar.

¿Y el sueño de ser ingeniero?

-Acabé el colegio en el año 2000. En Santa Teresa, una zona castigada por el Fenómeno El Niño, las cosas no eran sencillas. Salir a la ciudad era complejo, mi papá y mi mamá estaban mal, y yo dejé el sueño de estudiar en la universidad para trabajar en la chacra. El café no era rentable, pero a mí me encantaba. Hace diez años empezamos a ponerle más atención al café, desde la floración, el fruto y la taza. Ingresé a este mundo. Ha sido muy duro, sacrificio, se trabajaba las 24 horas, hemos estado sin comer a veces o no teníamos mano de obra, y los cambios climáticos golpeaban. Todas esas trabas las superamos.

Nunca perdiste la confianza

-No. Conseguimos mercados locales. Trabajamos con Three Monkeys y logramos un resultado grande. Yo capacito y me capacito. Tener el mejor café del Perú es un orgullo.

¿Cómo te capacitas?

-Libros, Internet, participando en eventos como los que organiza Devida. El conocimiento es una buena inversión.

ExpocaCafé 2018: El mejor café del Perú es de Santa Teresa, Cusco. (Instagram La ruta del café)
ExpocaCafé 2018: El mejor café del Perú es de Santa Teresa, Cusco. (Instagram La ruta del café)

POR LOS 100 PUNTOS

Dwigth Aguilar Masías reitera que no pudo ir a la universidad, pero resalta que ha logrado un sueño inmenso: “Ser productor cafetalero es una profesión, una carrera más. La finca es una empresa, donde generamos empleo y podemos sobresalir”.

“Yo vivo en el campo con mi esposa, mis hijos y mis padres. Es un lugar alejado y hay que ir a la ciudad para que los chicos estudien, sin embargo, mi vida está en la finca, y es un trabajo que me gusta. Lo hago con orgullo. Siento que he alcanzado el éxito con este premio, y al mismo tiempo, un reto más grande”, dice Dwigth Aguilar Masías, quien tiene dos pasiones: el café y el ajedrez.

Para el ganador de la Taza de Excelencia 2018, la responsabilidad de lograr este primer puesto es mantenerse en los primeros lugares, llegar a los 95 puntos y seguir investigando.

Dwigth Aguilar Masías ha participado en concursos locales y regionales, donde su café siempre logró excelentes resultados. “Nuestro reto ahora es aumentar el puntaje. Con esta alegría debemos invertir en investigar, y superar. El café peruano es increíble y el mundo debe saberlo. Perú podría llegar a los 100 puntos. Hay que trabajar en eso”, dice, entusiasmado.

Su café -acaramelado, suave, con aromas a frutas secas y frutos rojos- de variedad geisha, se impuso en la Taza de Excelencia: “La gente de mi pueblo está orgullosa. En Santa Teresa están felices. Es la primera vez que el Cusco gana en un concurso así. Nosotros admiramos a Cajamarca y Puno, que han logrado reconocimientos importantes”.

Lo que Dwigth Aguilar Masías espera es que el café peruano se promocione en el mundo. Que su café haya gustado en Lima también le dejó una sensación inexplicable. En plena Expo Café 2018, ya no había su café para la venta, y algunos tuvimos la suerte de degustarlo gracias a Devida.

“El café de Perú es un café de alta calidad. El Perú tiene diferentes microclimas y pisos, que otros países no poseen, por eso no es iluso pensar que vamos a lograr un café de 100 puntos, un café de los dioses”, señala el caficultor.

Con la alegría de un niño, Dwigth recuerda que de chico tomaba café. Hoy no se imagina los días sin café: “Si no hay café no tengo fuerza. El café y el ajedrez son dos pasiones que tengo. Sin café y sin ajedrez me muero”.

DATOS:

El ganador de la Taza de Excelencia irá a una subasta electrónica el 20 de noviembre. El objetivo es superar la subasta del 2017, donde el caficultor peruano Juan Heredia pujó 320 kilos de café por un valor de US$ 70.500.

Este año participaron cerca de 3.000 cafetaleros de las 11 regiones productoras del país en la Taza de Excelencia.

TE PUEDE INTERESAR: