RETO. La Ruta 2030 implica llegar a los 500 kg de CO2 por cada tonelada de cemento producida.
RETO. La Ruta 2030 implica llegar a los 500 kg de CO2 por cada tonelada de cemento producida.

Por: Eduardo Sánchez, gerente general de UNACEM Perú

En UNACEM creemos que el cemento es motor de desarrollo. Estamos presentes en los proyectos emblemáticos y en los sueños de millones de peruanos a través de marcas líderes como Cemento Sol, Cemento Andino y Cemento Apu.

Estamos convencidos de que el cemento y el concreto son absolutamente necesarios para el desarrollo del mundo. Y en un país como el Perú con infraestructura por desarrollar.

Somos optimistas del futuro que hoy estamos construyendo como industria. El camino hacia la descarbonización que hemos trazado es parte de esta visión. En nuestro caso, nuestra ambiciosa ruta hacia la carbononeutralidad ha seguido un derrotero que dio sus primeros pasos hace 30 años con la sistematización de todas las acciones que el grupo venía desarrollando. Desde hace décadas, se tomó la decisión de ir apostando por acciones amigables con la gestión de los recursos naturales, del medio ambiente y la gestión social. A partir de los 90, también se realizaron inversiones importantes en energías renovables. Y se impulsaron iniciativas como el Santuario de Amancay que hoy podemos disfrutar.

El avance logrado ha significado una importante inversión en recursos, tiempo y talento. El esfuerzo se traduce en la Hoja de Ruta adoptada y que ha establecido cinco ejes de reducción de CO2 en la producción de cemento.

El primero es la disminución del contenido de clínker. La tecnología que existe en la industria mundial cementera requiere explotar caliza de las canteras y llevarla al horno para luego producir clínker, principal componente del cemento. Es durante este proceso de horneado que se genera el 90% de las emisiones.

El segundo pilar es el cambio de matriz de combustibles. Hoy en día se usa mucho más gas natural en la actividad cementera, pero todavía se utiliza un alto porcentaje de GLP, carbón, petróleo residual o pet coke. La idea es ir cambiando estos combustibles e incorporar otros alternativos que generen beneficios a la sociedad, como por ejemplo, los residuos sólidos como energía.

El tercer pilar tiene que ver con la eficiencia eléctrica y térmica y cómo mejorarla en los procesos productivos. Hasta aquí llega la meta al 2030. Los otros dos ejes se alinean al objetivo mayor de la descarbonización total. Pero promover la innovación en la industria de cemento mediante nuevos materiales, productos, tecnologías y mercados, aún está en proceso. La quinta y última palanca se enfoca en la captura de carbono y compensación.

Sabemos que la principal causa de generación de gases de efecto invernadero es la pérdida de los bosques en la selva amazónica. De acuerdo a ello, concentramos esfuerzos en generar un portafolio de soluciones basadas en la naturaleza que nos permita luchar contra esta contaminación, pero que además nos autorice a capturar, por ejemplo, CO2 de los bosques. El Grupo apoya iniciativas de conservación como el Santuario de Amancay o la protección de la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas. Como corolario son más de 45 las acciones climáticas del grupo orientadas a estos cinco pilares.

Los esfuerzos en nuestras plantas cementeras muestran importantes resultados: el 90% de la energía eléctrica que usamos en la fabricación de cemento proviene de fuentes renovables, el 65% de la energía térmica en hornos para la producción de clínker proviene de gas natural, aprovechamos el 59% del total de los residuos generados y, recientemente, obtuvimos el tercer nivel de la huella de carbono del Ministerio del Ambiente. Una señal de nuestro avance a paso firme para cumplir con nuestros compromisos.

TAGS RELACIONADOS