“LOS ABISMOS” Obra inédita de Eduardo Tokeshi inspirada en nuestra temeraria proclividad al vacío.
“LOS ABISMOS” Obra inédita de Eduardo Tokeshi inspirada en nuestra temeraria proclividad al vacío.

No les podemos fallar

Por: Marcela Benavides - Presidenta del Directorio en Empresarios por la Educación

La educación es la piedra de toque del bienestar de un país. Y es una deuda urgente e impostergable respecto a las nuevas generaciones. No basta con repetir cíclicamente que la juventud es el futuro cuando nada, o poco, o mal, se hace por ellos. Tiempo que se pierde en esto son oportunidades que se cancelan.

(MIDJOURNEY/PERU21)
(MIDJOURNEY/PERU21)

Llegamos a otro aniversario patrio donde celebramos a nuestro querido Perú con sus retos y sus dolencias. Un país que nos ofrece tanto, pero que no sabemos potenciar para hacerlo un lugar próspero donde a través de la educación le demos la oportunidad a las generaciones que vienen de tener un futuro mejor aportando al desarrollo del país.

La tarea que tenemos al frente para mejorar la calidad de la educación en nuestras escuelas públicas es compleja, urgente y prioritaria. Debemos de abocarnos a que sea el primer tema en agenda pública y para toda la sociedad en general. El camino para mejorar la calidad de la educación ya lo conocemos y logramos avanzar mucho. Entre 2009 y 2018 las pruebas internacionales PISA y ERCE revelaron que el Perú logró más avances que cualquier otro país de América Latina. A 2019 un joven de 15 años dominaba en promedio un año completo más de contenido en matemática, ciencia y lenguaje que su contraparte en 2009. Resultado que muy pocos países han logrado en menos de una década. Además, las investigaciones (*) muestran que la educación rural se vio favorecida entre 2015 y 2018. Los niños de las zonas más remotas y pobres del país lograron más avances en el aprendizaje que nunca antes en la historia. Sin duda nuestros niveles medios de aprendizaje son muy bajos, pero logramos avanzar de manera notoria en dichos años.

“La tarea que tenemos al frente para mejorar la calidad de la educación en nuestras escuelas públicas es compleja, urgente y prioritaria. Debemos de abocarnos a que sea el primer tema en la agenda”.

La fórmula del éxito estuvo centrada en la implementación de la meritocracia para la carrera docente magisterial. Este sistema evalúa la selección de los docentes nuevos y rige también para los ascensos y mayor remuneración de los docentes y directores de escuelas que ya se encuentran en el sistema. Si bien la implementación del sistema ha tenido sus marchas y contramarchas (y no ha logrado cubrir al 100% del magisterio) ha demostrado ya los beneficios y debemos de exigir que este siga siendo el norte de la política de educación. Un segundo factor en el que también se avanzó es con el inicio de la reforma integral de los Institutos Pedagógicos para que eleven la exigencia en el ingreso y den una formación de mayor calidad a los profesionales que egresan. Esta tarea es urgente retomarla y acelerarla.

Tener un buen maestro al que se le capacita para que no solo imparta conocimientos, sino que motive el aprendizaje del alumno, es el factor gravitante para lograr educación de calidad en nuestras escuelas. La provisión de tecnología, materiales educativos e infraestructura apoyan y elevan la productividad, pero solo de aquel profesor que esté calificado para aprovecharlos.

Un tercer instrumento que se utilizó es hacer pruebas estandarizadas regulares para monitorear el nivel de aprendizaje de los estudiantes y no solo el acceso a la escolaridad. Estas pruebas nos permiten ir evaluando los avances o retrocesos e identificar los puntos críticos donde debemos enfocarnos. Necesitamos continuar haciendo las mediciones regulares, así los resultados sean desalentadores cuando nos comparamos con los países de la OCDE; es mejor usar este instrumento de medición que simplemente retirarnos de la evaluación que fue lo que optaron por hacer países vecinos de la región.

Lo que se logró desde 2008 a 2019 en los aprendizajes en el Perú demuestra que sí es posible mejorar la calidad de la educación pública en el Perú. La receta la tenemos, necesitamos voluntad y decisión política. La tarea no es simple, es titánica, lo sabemos, pero el Perú siempre se remonta ante las situaciones críticas. Desde Empresarios por la Educación estamos seguros de que, articulando iniciativas del sector privado y acompañando y exigiendo que el sector público asuma su responsabilidad, lo podemos lograr. Es urgente y prioritario comprometernos todos a lograr una educación de calidad en nuestras escuelas públicas; se lo debemos a 6 millones de niñas, niños y jóvenes.

* Investigación del Programa RISE. Barbara Bruns Center for Global Development; Ben Ross Schneider Department of Political Science, MIT; Jaime Saavedra, World Bank

Hay que recuperar la brújula

Por: Luis Carranza - Exministro de Economía

En el último quinquenio la economía peruana perdió su dinamismo. Sin embargo, sus fortalezas fiscales y financieras siguen siendo las más sólidas de la región. La respuesta a este estancamiento está en otra parte, y este texto marca la ruta para retomar el norte.

(Midjourney/Perú21)
(Midjourney/Perú21)

En la década de 2000, el Perú fue una de las economías más dinámicas del mundo, liderando el crecimiento en América Latina. Así, si nos comparamos con Chile y Colombia, nuestros socios de la Alianza del Pacífico, en el periodo 2006-2010 nuestro crecimiento acumulado fue de 40%, casi el doble que el de Chile (21.1%) y muy por encima del de Colombia (24.3%). Sin embargo, en el último quinquenio, de 2018-2022, la situación cambió radicalmente y mientras Perú solo acumula un crecimiento de 6%, Colombia y Chile registraron crecimientos acumulados de 14.2% y 8.2%, respectivamente.

¿Qué nos pasó? ¿Se destruyeron nuestras fortalezas? No. Seguimos siendo, con gran diferencia, el país con mayores fortalezas fiscales y financieras en la región.

Así, la deuda pública terminó en 2022 en 33.8% del PBI, superando a Chile que está cerca del 40% y Colombia que llegó a 63.8% y tiene problemas para estabilizar su deuda; mientras otros países de la región tienen severos problemas de endeudamiento como Argentina, Bolivia o Brasil, con niveles superiores al 80%.

Asimismo, la solidez financiera del país se ve reflejada en el porcentaje relativo de reservas internacionales respecto al PBI, que llega a un 30%, mientras que en otros países están en niveles muy inferiores. Siendo el caso más dramático el de Bolivia que se está quedando sin reservas y se enfrenta a una severa crisis cambiaria y fiscal en los próximos meses.

Si vemos la evolución del dólar frente a las monedas locales, desde el 1 de enero de 2001, la moneda peruana está prácticamente estable mientras que en otros países los tipos de cambio se han casi duplicado (Colombia, México, Paraguay) o han crecido mucho más, siendo el caso extremo Argentina que pasó de 1 peso por dólar a más 530 pesos por dólar y sigue subiendo.

“Tenemos que recuperar la ruta del crecimiento. Las condiciones económicas para hacerlo están intactas. Pero tenemos que resolver los problemas políticos y sociales primero”.

De otro lado, para luchar contra la inflación nuestro banco central ha subido la tasa de política monetaria hasta 7.75, mientras otros países como Brasil, Colombia, Chile y México están a dos dígitos, lo cual significa que nuestros mercados son más flexibles y reaccionan mejor en el proceso de formación de precios que los otros mercados.

¿Por qué no prosperamos si hay gran solidez? Porque nuestro Estado ha crecido de manera desorbitada en personal, gastos, procedimientos y regulaciones, confundiendo los medios con los objetivos. Porque hemos sido incapaces de sacar adelante buenos proyectos, que están estancados, como Chavimochic o Majes Siguas, pero, por otro lado, sí hemos sacado proyectos que destruyen riqueza como la Refinería de Talara. Porque generamos una gran crisis de confianza por amenazar con cambiar las reglas de juego que afectarían la propiedad privada, condición básica para que exista inversión. Porque no hemos sido capaces de resolver los conflictos sociales para impulsar de manera sostenible la explotación de nuestros recursos naturales.

Tenemos que recuperar la ruta del crecimiento. Las condiciones económicas para hacerlo están intactas. Pero tenemos que resolver nuestros problemas sociales y políticos para recuperar la brújula. El Perú sí tiene futuro. Solo depende de nosotros.

Cómo tener mejores Fiestas Patrias

Por: Juan Fernando Correa - Empresario

Hay dos Fiestas Patrias: la de la ciudadanía y la de los políticos. La distancia entre ambas es la que nos arrastra hacia la desilusión y la inercia. Es el momento de recuperar el orgullo patrio.

(Midjourney/Perú21)
(Midjourney/Perú21)

Mientras los ciudadanos nos regimos por el año calendario de enero a diciembre, la política tiene 12 meses, del 28 de julio al 28 de julio.

Nosotros, los peruanos, en Fiestas Patrias, buscamos reunirnos en familia o con amigos para celebrar y quizá salir a recorrer nuestro país. En cambio, la clase política se prepara para hacer un recuento de lo hecho bien o mal en el transcurso de lo que podemos llamar el año político.

Dos maneras y realidades diferentes de vivir el año y dos maneras y realidades diferentes de ‘celebrar’ nuestras Fiestas Patrias. Y son, justamente, estas diferentes realidades las que marcan y definen la gran distancia que existe entre la realidad de la política y la verdadera realidad ciudadana.

Hoy, la mayoría de los peruanos siente que en estas fiestas no hay nada que celebrar porque la situación del Perú es deprimente. Y nos debemos preguntar, ¿dónde quedó el orgullo de ser peruanos?, ¿por qué perdimos las ganas de celebrar nuestras Fiestas Patrias? Considero que la respuesta es muy simple: porque llevamos muchos veintiochos de julio regidos por el actuar de los políticos que nos han llevado a un deterioro social inmenso. La clase política, especialmente la de los últimos cinco años, nos ha robado la alegría.

Si partimos de la premisa que las personas y las naciones aprenden de sus fracasos, como peruanos nos debemos preguntar qué hicimos mal para estar viviendo esta situación y cuál es nuestra responsabilidad para que hayamos caído en un estado de depresión en todos los niveles de nuestra sociedad.

Es fácil echarle la culpa a otros de los problemas que estamos viviendo hoy: falta de ingresos dignos, graves carencias en salud y educación, incremento de la corrupción, avance descomunal de la delincuencia, incapacidad demostrada del Estado para solucionar las urgencias y prioridades ciudadanas y esa terrible situación de la gran mayoría de peruanos que se sienten invisibles ante el Estado y también una creciente sensación de lejanía entre la empresa privada y la realidad ciudadana.

La verdad es que todos somos responsables de estos problemas porque hemos sido irresponsables a la hora de votar. Si analizamos bien cómo hemos elegido los últimos gobiernos, debemos darnos cuenta de que nuestra forma de elegir la compra de un electrodoméstico es mucho más pensada que la de elegir a quienes manejarán nuestro presente y futuro durante cinco años de gobierno.

Cuando vamos a comprar una cocina o un televisor, visitamos diferentes tiendas, buscamos en Internet, vemos diferentes modelos, analizamos los precios y comparamos las prestaciones entre una marca y otra, pero no nos quedamos solo con lo que nos dice el vendedor de la tienda. Es más, le preguntamos a parientes o amigos, cómo le resultó tal o cual marca y recién después de toda esta ‘investigación’, decidimos cuál es la que más nos conviene.

En cambio, a la hora de elegir gobiernos, hacemos todo lo contrario. No analizamos, no investigamos, no comparamos y nos quedamos con el cuento que nos dice el candidato.

Los invito a reflexionar y pensar, qué diferente sería nuestra realidad como país si el tiempo que dedicamos a decidir quién nos gobierna fuera el mismo que dedicamos a decidir nuestras compras.

Sin duda, haciendo este análisis, como peruanos que queremos creer y crecer, llegaríamos a la conclusión de que jamás compraríamos ese electrodoméstico que es una verdadera estafa y una gigantesca mentira.

Porque el eje más importante de los mentirosos de la política es fomentar el odio, explotar los resentimientos, generar repudio y con ello ofrecer como ‘pago social’, una especie de venganza de los que menos tienen, haciendo que los que más tienen sufran. Es la trama de la narrativa de la izquierda: destruir al monstruo. “Tú eres pobre y discriminado porque los que más tienen se llevan todo, hay que destruirlos”.

Estas mentiras emocionales son como una suerte de recompensa, que, al fin y al cabo, será lo único que recibirán los electores a cambio de su voto, tal como sucedió con Pedro Castillo. Su actuar se tradujo en que no le importó que falte trabajo, salud o educación. Lo único importante para él fue que sus votantes sientan satisfacción al ver cómo atacaba y perjudicaba a los “poderosos de siempre”.

Su gobierno, como todos los gobiernos de izquierda en Latinoamérica, han engañado a los ciudadanos con discursos populistas y ningún resultado positivo. Con destrucción institucional y corrupción a todo nivel. Buscando controlar la Policía, pero dejando que la delincuencia y la ilegalidad se expanda. Por estas razones, los estudios señalan que la gran mayoría de peruanos piden “que se vayan todos”.

Ahora bien, los peruanos somos emprendedores. ¿Y qué hace un emprendedor en estos casos? ¡Construye un ‘electrodoméstico’ nuevo!

Ese es nuestro gran desafío. Debemos construir una nueva dinámica social y política que permita recuperar la confianza entre los peruanos y la esperanza de un futuro mejor. Necesitamos una nueva clase política, que vea y sienta la realidad de todos los peruanos; que no se sienta jefe, sino empleado de los ciudadanos, que cumpla con las metas, que sea solucionador de problemas y no creador de problemas, que entienda que la verdad le debe ganar a la mentira, que tome decisiones pensando en las personas y no en una ideología.

Solo debemos decidir hacerlo y es una meta que debemos cumplir todos, empresa privada, mypes, emprendedores, padres y madres, jóvenes, tercera edad, agricultores, pescadores, docentes, mineros, comerciantes, etcétera. Todos.

La construcción de una nueva realidad social debe partir por acercar a los peruanos con acciones que ayuden a resolver problemas reales, dejando de lado la ideología y la ambición política. En el sector privado tenemos en marcha muchas iniciativas en este sentido. Un ejemplo es el proyecto Anemia Cero de Peruanos por Peruanos. Podemos hacer muchos más. Toda la sociedad civil debe unirse para reforzar el orgullo de vivir y crecer en un país próspero para todos. Juntos lo podemos lograr.

RESPONSABILIDAD. La verdad es que todos somos responsables de estos problemas porque hemos sido irresponsables a la hora de votar.

Políticas fértiles

Por: Alfonso Bustamante Canny - Presidente de la Confiep

El agro peruano está permanentemente expuesto a las variables impredecibles del clima. Pero tal vez su mayor amenaza sea la de regulaciones que obstaculizan su desarrollo. Recuperar la competitividad del sector es el primer punto de una agenda pendiente que reclama el encuentro entre tecnología y productividad.

(Midjourney/Perú21)
(Midjourney/Perú21)

En 2001 se creó la (ya extinta) Ley de Promoción Agraria (LPA) para potenciar el desarrollo del sector agroindustrial a través de la atracción de inversión. Los beneficios han sido muchos y largamente comentados. En dos décadas las exportaciones agrarias se multiplicaron por 20. Así, se convirtió en el segundo productor de divisas del país, y el primero en generación de puestos de trabajo formales y descentralizados. Con ello, se transformó la vida de más de un millón de peruanos del sector rural.

Pero esto no sucedió de manera espontánea, se requirió de predictibilidad en la legislación tributaria, laboral y regulatoria sobre el medioambiente, derechos de agua, titulación de predios y sanidad agraria. Este conjunto de condiciones, acompañado de la disponibilidad de terrenos eriazos a gran escala y acompañado de un mercado global ávido de productos frescos de contraestación, atrajo inversión de capital en el campo nunca vista en el Perú. Inversionistas privados, principalmente nacionales, emprendieron esta aventura que ha requerido US$15,000 millones, para habilitar las 230,000 hectáreas que conforman hoy el sector agroexportador, las que apenas representan el 3.29% de la superficie agrícola del Perú y consumen menos del 1% del recurso hídrico destinado al agro.

Según el reporte de ComexPerú, DataComex, en 2022 las exportaciones agrícolas alcanzaron los US$9,863 millones. Siendo el margen operativo promedio del sector 15%, es sencillo evidenciar que la inversión operativa del sector alcanza los US$8,380 millones (S/30,600 millones) por año, recursos que en gran medida se quedan en las regiones en forma de compensaciones salariales a los trabajadores y compras a decenas de miles de proveedores de diversos bienes y servicios, que la agroindustria requiere, lo que a su vez genera más puestos de trabajo y dinamiza la economía nacional, especialmente la de las regiones donde opera.

Por el lado del empleo directo, el régimen de contratación flexible generó competencia entre las empresas del sector por los trabajadores más productivos, fomentando con ello la capacitación entre los nuevos reclutas. Así, los esparragueros migran, según el calendario de cosecha, desde su natal Huancavelica hasta Ica, y luego a Virú y a Chepén. Esto permite al trabajador especializado, mediante bonos de productividad, obtener ingresos sustancialmente mayores durante todo el año. Lo mismo sucede con los cosechadores de uva, mango, palta y, ahora, arándano, cuyos especialistas buscan las cosechas en Piura, Olmos, Chepén, Chavimochic, Huaura, Chincha, Ica y Nasca en pos de un premio económico por su habilidad para cosechar y procesar la fruta.

EL NEFASTO CONGRESO TRANSITORIO Y EL BETA

En diciembre de 2020, el Congreso transitorio se ensañó con el sector agrícola y contra todas las evidencias del bienestar que la Ley de Promoción Agraria había generado, pues la derogó y la reemplazó por una que continúa vigente y que incrementó los costos de contratación laboral en 45.97%, dentro de los cuales destaca la creación de la Bonificación Extraordinaria para el Trabajador Agrario (BETA), una bonificación indiscriminada del 30% por encima de la remuneración mínima vital (RMV) que ‘socializa’ las bonificaciones que son habituales en el sector, y limita la capacidad del empleador de bonificar al trabajador por sus capacidades y esfuerzo. Como consecuencia, la medida ha producido una migración masiva del régimen agrícola al régimen general o a la informalidad, y el ingreso promedio mensual de los trabajadores agrarios se redujo de S/1,580 a S/1,510, desincentivando la productividad laboral del sector.

Mientras tanto, el agro está expuesto a variables imponderables, como cambios climáticos, falta o exceso de agua, plagas y otros, que afectan su producción, como lo es este año con temperaturas por encima de 5 °C sobre el promedio, lo que mermará la productividad de los campos entre 30% y 50%. Sin embargo, el impacto en la regulación laboral es uno de los factores que más daño le ha hecho al sector agrícola peruano, pues le resta competitividad cuando más la necesita para afrontar los bajos precios derivados de la saturación de los mercados y de la recesión en los que ellos se encuentran.

Me temo que un eventual incremento en la RMV manteniendo el bono BETA de 30% adicional será el ‘puntillazo’ final que dejará fuera de juego a ciertos cultivos y muchas empresas, que hoy lidian con el fenómeno de El Niño y los sobrecostos derivados de este en un entorno de contracción de los mercados internacionales. Ello solo generaría la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajo formales, además de la reducción de los ingresos de los trabajadores activos.

  • EMPLEO DIRECTO. El régimen de contratación flexible generó competencia entre las empresas del sector por los trabajadores más productivos, fomentando con ello la capacitación entre los nuevos reclutas.

LA AGENDA PENDIENTE

Debido a las condiciones naturales de la costa peruana, a la utilización de tecnología de fertirriego presurizado de última generación y a la adopción de técnicas de manejo de cultivo de excelencia, la productividad de los campos dedicados a la agroexportación en el Perú es largamente superior a la de otros países competidores, lo que redunda en menores costos y menor consumo de agua por kilo producido. Eso nos genera una ventaja competitiva y nos permite abastecer eficientemente a los mercados globales, a pesar de la distancia, con productos frescos refrigerados.

Luego de lidiar con los efectos del fenómeno de El Niño de este año, el reto de la industria está en recuperar la competitividad del sector a través de nuevas herramientas para promover y desarrollar las capacidades del trabajador agrario para hacerlo competitivo, también en la adopción temprana de herramientas tecnológicas de soporte a las operaciones y en la integración en la cadena de suministro en los mercados de destino.

[Próximos a las Fiestas Patrias, aprovecho la oportunidad para saludar a todos los peruanos y los invoco a luchar por un país mejor para nuestros hijos y las futuras generaciones].


Eduardo Tokeshi: “El Perú en estos momentos es la tierra de la confusión”

Artista plástico Eduardo Tokeshi interpreta el intenso momento político y social que vive el país en su 202 aniversario patrio.

Eduardo Tokeshi. (Javier Zapata)
Eduardo Tokeshi. (Javier Zapata)

“Siempre somos el país del casi, el país que siempre está a punto de abismarse a algún sitio, que tiene una gran vocación por el abismo, que se acerca a él y de pronto retrocede o algo lo salva, pero luego, nuevamente se vuelve a acercar. Creo que hay una gran carga tanática, de odio, de confrontación”, sentencia Tokeshi.

Sin embargo, para él, lejos de ser una causa perdida, es una puerta a las posibilidades de redención. “Yo tenía una frase que se me quedó de Cristina Gálvez, querida escultora y dibujante: lo bueno de este país es que nada está hecho y todo está por hacerse (…) Creo que tendría que comenzarse a hacer algo”.

VISIÓN

“Debemos ver que las cosas lleguen a un consenso y comprendamos que el mundo está cambiando. Todo es tan confuso en la actualidad, climáticamente, económicamente, políticamente. Los inviernos se van a convertir en veranos”.

Pies en la tierra, corazón en el cielo

Por: Vania Masías - Bailarina y coreógrafa, presidenta de la Asociación Cultural D1.

Si el movimiento se demuestra andando, Vania Masías ha demostrado que el amor a la patria también se demuestra bailando. Interrumpió una carrera personal para preocuparse por el destino de chicos bailarines de la calle, estructurándoles un porvenir y un propósito.

Vania Masías. (Javier Zapata)
Vania Masías. (Javier Zapata)

Hace 18 años dejé mi carrera en Europa por soñar con el potencial de un grupo de adolescentes que hacía acrobacias en un semáforo. Creí tanto en ellos que decidí dejar todo por lo que había trabajado en los últimos 20 años de mi vida. No solo fundamos juntos una asociación sin fines lucro que ha cambiado la vida de más de 11,000 jóvenes, convirtiéndolos en emprendedores, ciudadanos resilientes y dueños de sus vidas, sino que también fuimos ese modelo atrevido que animó a muchos soñadores a emprender en proyectos sociales y empezar a sembrar.

El Perú es un valle fértil esperando ser regado. Es un valle fértil regado con gotas en vez de ríos. Son esos emprendimientos o iniciativas privadas los que nos muestran cómo con pocas gotas pueden empezar a crecer árboles enormes, fuertes y frondosos, capaces de propagar sus semillas. El asunto es que necesitamos millones de árboles para que nuestro valle florezca y mientras no haya cambios sistémicos no los veremos. Creo en el Perú porque me educaron para hacerlo.

De chica le pregunté a mi padre por qué no nos íbamos del Perú. Veía cómo se enfrentaba a la hiperinflación, el terrorismo, la corrupción y a pesar de todo, seguía apostando por el Perú. ¿Por qué no teníamos ahorros afuera y porque quería invertir todo acá? Esta es nuestra tierra, me contestó. Acá hay todo por hacer, vivimos en un país lleno de potencial, con gente maravillosa, trabajadora y creativa, con tierras desérticas esperando ser cultivadas. Fueron esas frases las que probablemente hicieron que decida quedarme acá.

Uno de los componentes culturales que resta en el Perú es esta percepción de inferioridad que tenemos incrustada desde la raíz de nuestra colonización, convirtiéndose en una problemática social que arrastramos hace siglos los peruanos, y que obstaculiza el desarrollo de las personas como individuos para aportar de manera positiva a nuestra sociedad. Un segundo componente es el nivel de incapacidad del Estado, asociado a constantes actos de corrupción. Estos dan como resultado una educación deficiente, que coloca a la mayoría de la población en desventaja en cuanto a oportunidades para su crecimiento. ¿Cómo rompemos un modelo de gotas por uno de ríos?

“El Perú es un valle fértil esperando ser regado. Es un valle fértil con gotas en vez de ríos. Las iniciativas privadas muestran cómo pocas gotas pueden hacer crecer árboles enormes”.

Es a través de la educación. Creo en un modelo educativo transformador, reconociendo el término Educación en su raíz primera Educare que significa sacar de adentro. Las artes aplicadas al desarrollo socioemocional así como el acompañamiento comunitario hacen posible que jóvenes, niñas y niños puedan autoconocerse y reconocerse de manera libre y verdadera, repotenciando sus habilidades y encontrando sus superpoderes. Es así como aparece la magia y la capacidad infinita de desarrollo. Validando su origen, su identidad y su ser.

D1 es la evidencia de esto, 18 años de experiencia transformadora contando historias de éxito de cientos de jóvenes que han cambiado sus vidas y logrado sus sueños. El futuro de la educación es el de una educación transformadora, donde todos somos únicos e importantes. Todos tenemos algo que aportar y la labor como maestros, padres y Estado es potenciar esas capacidades sacando de adentro lo mejor de ellos. No sirve de nada una educación sin valores. Pero hablo de valores incrustados en la memoria emocional de nuestros ciudadanos. Valores para poder crecer todos juntos sin mentiras, faltas de respeto y corrupción.

“Fuimos catalogados como los mejores Panamericanos de la historia, con el menor presupuesto de la historia, y esto se logró gracias al esfuerzo y trabajo imparable de gente honesta con un compromiso absoluto por el Perú”.

Hacia futuro, podemos imaginar un Perú con comunidades, individuos, instituciones y empresas proactivos en emprendimientos de innovación e impacto social. Las empresas deben ir más allá de las donaciones, involucrándose en la implementación de iniciativas tangibles que mejoren el bienestar de las comunidades impactadas por sus operaciones. El Estado debe ser articulador, implementando innovaciones que se van generando a partir de la sociedad civil y de la empresa privada. Tenemos un Estado ineficiente, pero tengo fe en uno donde exista la meritocracia, donde puedan evaluarse propuestas desde la sociedad civil, que aporte innovación, que las ideas provengan de quienes están en “la cancha”, trabajando en el día a día. Y, por supuesto, cuando todos estos actores unen fuerzas y trabajan en sintonía, el impacto se multiplica.

En 2019 me convocaron para ser parte del equipo creativo de las ceremonias de los Panamericanos Lima 2019. Estaba en la primera reunión creativa en Milán con el equipo de producción y dirección asignado y la preocupación principal era el bajo presupuesto que tenemos como país para hacer ceremonias de alto nivel. Todas las ideas que se planteaban eran aplastadas por problemas de presupuesto. Recuerdo la facilidad con la que Pepe Corzo y yo empezábamos a dar soluciones gracias a los infinitos recursos que teníamos: las más de 3,000 danzas, 24,000 fiestas, nuestra diversidad en fauna, flora y pisos ecológicos, nuestra gastronomía, nuestros telares, nuestra cosmovisión entre muchas cosas más. No alcanzaban las cuatro ceremonias para poder mostrar todas nuestras riquezas. Cada problema se convertía en una solución más creativa. Fuimos catalogados como los mejores Panamericanos de la historia, con el menor presupuesto de la historia, y esto se logró gracias al esfuerzo y trabajo imparable de gente honesta con un compromiso absoluto por el Perú. Hubo la confianza hacia nuestro trabajo, creando un solo equipo con un objetivo en común. Pudimos mostrar nuestros tesoros a más de 400 millones de espectadores en el mundo. El compromiso de los voluntarios y el respeto que se desarrolló fue una demostración de la capacidad de nuestra gente, del peruano, de ese luchador creativo que siempre le pone pasión, ganas y lo hace con amor. Demostramos que como peruanos podemos lograr cosas grandiosas si nos unimos y si regamos ese valle fértil.

El Perú sí tiene futuro. Es trabajo de TODOS, no solo de las autoridades, hacer cambios sistémicos desde nuestras familias, empresas, grupos de amigos y sociedad para ver cambios. Tenemos que involucrarnos y hacer las cosas bien. D1 y los Panamericanos son dos ejemplos en los que se han logrado cosas increíbles y muchas veces imposibles cuando se genera un propósito claro, nutrido de emoción. Cuando se arman equipos de personas con valores y objetivos que resuenan con sus ideales y valores. No dejemos que el pesimismo se apodere de nuestro corazón.

Todos los años hacemos un festival internacional de hip hop, el Pura Calle. Es un festival que tiene más de 10 años gestándose para ser una plataforma de exposición y oportunidad para miles de jóvenes del Perú y el mundo. Lo que más me gusta del festival son las batallas de rap y de street dance. Cómo las chicas y chicos dialogan con su cuerpo o con la palabra, pero con respeto. Pueden ser de derecha o de izquierda, pero se escuchan con respeto y dialogan. Cómo un grupo de jóvenes a través de su arte tiene la respuesta para uno de los problemas más grandes que enfrenta el Perú. La falta de diálogo entre grupos tan polarizados, la incapacidad de encontrar ese interés común, que es el desarrollo del país y no de algunos individuos. Cómo el arte pone de manifiesto soluciones y puede lograr que ese valle sea regado por más de un río y así poder por fin saborear ese país que todos merecemos. El país llamado Perú que amamos y en el que queremos seguir viviendo y creciendo.

Un futuro que se debate entre la crisis y la esperanza

Por: Cecilia Bákula - Historiadora, exministra de Cultura

Nuestra nación surgió como el fruto de un conflicto de intereses. Fue un parto doloroso y complicado. Pero la vida persevera y los ciclos se renuevan, alimentando la grandeza de posibilidades que tiene el Perú.

(Midjourney/Perú21)
(Midjourney/Perú21)

Al escribir estas líneas, quiero expresar sentimientos positivos respecto a nuestra historia y realidad. Quizá los tiempos recientes, es decir, los tiempos relativamente contemporáneos o los hechos más inmediatos, podrían hacernos creer que es necesario tener una visión casi apocalíptica del hoy y del mañana y que es políticamente correcto y, casi de común acuerdo, presentar una visión de desesperanza de nuestra corta vida y una perspectiva negra del porvenir.

¡Qué lejos de esa realidad está mi propia perspectiva y mi propia lectura de nuestro escenario histórico! Debo señalar que, como toda nación, la nuestra nació como fruto de un conflicto de intereses y es que todo nacimiento es una gran crisis, un gran parto, y de ese dolor surge la vida; y a lo largo de los siglos, el ser humano se ha debatido entre esos dos extremos: crisis y esperanza, es decir que, en cada momento, vivimos de alguna manera un nuevo instante de nacimiento y de vida nueva.

Creo que el Perú, precisamente por su inmensa grandeza, y porque ahora conviene malignamente a intereses subalternos, se viene presentando como un país sin futuro, sin posibilidades, como una realidad social inviable. Y contra esa visión de crisis es contra la que tenemos que luchar para hacer ver que, si persistimos en analizar nuestra existencia desde la muy corta y mínima perspectiva, solo veremos la negrura del momento presente; pero si nos enfocamos en educar, en la grandeza de las posibilidades futuras a las que todos los peruanos tenemos derecho, el mañana se presenta luminoso, digno, libre y con un diario amanecer.

Eso no significa que las crisis desaparezcan; todos los días hay un instante de gravedad mayor o menor; cada momento hay una decisión que tomar; cada instante implica la posibilidad de un error o un acierto, pero permitir que otros nos lleven hacia una visión fatalista y de despeñadero, no se puede permitir.

La esperanza no está en una visión sentimentalista ni blandengue de nuestra realidad. La esperanza está en vernos, hoy que recordamos la lucha por proclamarnos libres, como una nación capaz de insospechadas victorias, de enfrentar retos impensables y de hacer suyos los logros más grandes en condiciones extremas.

Y no son solo mis palabras. Ya lo decían pensadores de otras generaciones como lo hizo Jorge Basadre cuando nos hacía ver que el Perú era, al mismo tiempo, un problema y una posibilidad. Creo que él se refería, con disculpas por igualarme a su elocuencia, a lo que pretendo señalar diciendo que la crisis se hermana siempre con la esperanza. Los problemas no desaparecen, no se barren debajo de la alfombra; se enfrentan y se van solucionando para que el futuro sea posible conforme se vive día a día la esperanza.

Hoy en día, una tarea de enfrentar crisis con esperanza es la urgencia de construir el sentido y el sentimiento de Patria que implica, necesariamente, retomar y revalorar nuestras raíces propias, recuperando el orgullo por nuestra esencia mestiza sin una visión sesgada, mezquina y tan equivocada de la historia que no permite ni la integración de todos ni la comprensión del orgullo de nuestra propia esencia. Y esa crisis de conciencia y esencia, de pertenencia, solo se podrá lograr con educación y la nuestra, es, lamentablemente, una población carente no solo de instrucción, sino de educación en contenido, en valores, en civismo y en patriotismo y así, se le ha ido llevando, a muchos de los nuestros, a ser masas vulnerables al servicio de intereses subalternos; pues bajo la falsa idea de ser libres, han sido cautivos. Quizá puedo repetir aquí lo que menciona Chesterton cuando señala que el auténtico sentido de la palabra libertad se entiende cuando se le asocia con la palabra dignidad.

Dignidad de ser libremente ciudadanos y optar por el bien común, por el amor a lo propio, por el cumplimiento del deber. Dignidad para ser libres para superar las crisis con esperanza y mirar el futuro sin más temor que el no ser capaces de vencer en conjunto las crisis futuras que vendrán día a día.

El Perú no tiene que ser un país en donde todos pensemos igual; tiene que ser un país en donde todos nos respetemos por igual y en donde los derechos de progreso y la esperanza de un futuro diferente sea una realidad por igual para todos. No se trata de uniformidad; se trata de ser diferentes en el sentido de una patria unitaria, trasmitiendo el sentido integral del propio origen del Perú: diverso, con conflictos, con luchas, pero con sueños y con futuro.

Tomar conciencia de nuestra historia, rica y valiente, plena de ejemplos excelentes, pero de la que nos hacen ver a veces solo la escoria, debería permitirnos hacer nacer un sentimiento de conciencia y orgullo que pueda prevalecer, sin falsedades, por encima de la narración mezquina de quienes quieren —o mejor dicho necesitan— que no triunfe nuestra esperanza.

El optimismo es la actitud de los grandes y ser testigos de este momento de nuestra historia tendría que hacernos despertar cada día con la auténtica y feliz resolución de entender que vivimos un momento muy importante y que ser parte de un instante de crisis es siempre una oportunidad; que vivir este instante mirándonos solo el propio ombligo no nos sacará del torbellino y que es necesario, con orgullo y dignidad, estar seguros de que el Perú es más grande que sus problemas y que a cada día corresponde una solución y que cada día trae un problema, una crisis y una esperanza.

Viendo este momento en la perspectiva de la vida republicana, aunque parezca contradictorio, me atrevería a señalar que hay síntomas, que es necesario descubrir, de un gran provenir y que este instante, porque lo es, entendido en el concepto de la larga duración de la historia, ha de ser visto como un instante positivo y por sus consecuencias, aunque no las veamos aún, no se compara con ningún otro momento de la era republicana. Es esa esperanza y ese aliento de futuro lo que debe inspirar a los jóvenes de hoy a creer que, con certeza, trabajar hoy por ese mejor mañana es un deber y hacerlo con excelencia, no es tan solo una obligación es, más bien, su derecho a un futuro mejor.

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