Todos los caminos conducen a Gocta, pero solo uno hacia la naciente de una de las quince cataratas más altas del mundo. La comunidad campesina San Pablo guarda un tramo del Qhapaq Ñan construido por el Imperio inca. Llegar ahí es una experiencia singular. El trayecto dura dos días y hay que partir muy temprano desde la Asociación de Turismo de San Pablo, ubicada a 1,900 metros sobre el nivel del mar, en el distrito de Valera, provincia de Bongará, región .

Se puede ir en mula, caballo o caminando, depende de la resistencia física. Al salir del pueblo empieza un ascenso por trocha, que luego se une de manera entrecortada con el histórico camino de piedra. Se atraviesan lomas, colchones de agua (pajonales) y, si llueve, se caminará sobre fango, mucho fango. Las botas de jebe son imprescindibles, pues el lodo puede llegar hasta la pantorrilla. Hay que subir y bajar colinas y montañas, atravesar campos de agricultura y ganadería, bajo un inclemente sol, que solo da tregua cuando aparecen nubes de formas caprichosas. El clima es impredecible... Es ceja de selva.

Después de avanzar unos accidentados cinco kilómetros –unas cuatro horas de camino–, la primera parada es la cueva de la Vieja Tomasa, que en realidad es una caverna donde hay vestigios arqueológicos y estalactitas. Está en el sector Curibamba y su recorrido es con linterna y tarda una hora. Luego se llega a un tambo para almorzar y pasar la noche. Un cielo iluminado de estrellas, algunas fugaces, te hacen pedir como único deseo que ese momento no acabe. Toca un mate de coca y a dormir. Hay que levantarse muy temprano, la naciente espera.

En este tramo, el panorama es diferente. Se cruzan lomas hasta llegar a un camino de selva: estrecho, húmedo y de complicado ascenso en el sector Shique. Los mosquitos dan la bienvenida.

MIRADOR NATURAL

Han pasado unos 20 minutos y se debe parar en un impresionante mirador natural para contemplar desde lo alto las verdes montañas. Hay que continuar el recorrido: pasar sobre troncos y por debajo de estos, o por el medio de grandes árboles. En algunos tramos se debe abrir paso con machete porque el camino es virgen, pues este atractivo es poco explorado y recibe menos de medio centenar de turistas al año. Cuando uno empieza a sentirse cansado, el sonido del agua se convierte en guía y en una motivación para seguir.

Va más de una hora de trayecto y hay que descender hasta una zona rocosa. Te sorprenden unas pozas naturales que provienen de la quebrada de Shique. Veinte minutos más, ahora por una empinada y angosta bajada hasta llegar a un río rodeado de muros de piedra laja.

Estamos a 3,300 metros de altura. Hay que caminar 200 metros por el agua y trepar las grandes rocas hasta toparse con un majestuoso escenario: el cruce de las quebradas Upa, Zuta y Shique y una cueva que tiene como protagonista un potente chorro que cae desde unos 40 metros y que da origen a la catarata Gocta, que tiene dos impresionantes caídas de 771 metros. Solo queda disfrutar de este paisaje natural. Un buen chapuzón compensa la travesía y te recarga de energía para el retorno.

TIPS

-Asociación de Turismo de San Pablo, al lado de la plaza de Armas, ofrece los paquetes a la naciente de Gocta. También alquilan caballos, carpas, linternas, bastones, mochilas, ponchos y binoculares. Todo lo necesario para el viaje. Teléfono: 993596980

-Se puede alojar y comer en la posada Gardenías de Gocta, donde lo atenderá la señora Felipa León. La noche está 30 soles y el menú y platos a la carta oscilan entre 8 y 15 soles.

-Para llegar hasta la comunidad campesina de San Pablo puede hacerlo vía aérea hasta Jaén (Cajamarca) y de ahí tomar tomar un bus hasta Pedro Ruíz, que tarda unas tres horas. Luego debe tomar un mototaxi. Otra opción, por tierra, es tomando un ómnibus interprovincial hasta Chachapoyas y de ahí hasta el cruce que va hacia la comunidad.