Hemos sido ingratos con ella, pese a que se luce en el escudo nacional. Algunos incluso no lo reconocen, pero si supieran de su gran aporte a la humanidad, se rendirían ante él, sobre todo en estos tiempos de pandemia.

El árbol de la quina, en nuestro país, tiene una gran importancia cultural, histórica, ambiental, ecológica y medicinal. El Perú cuenta con 17 de las 24 especies conocidas en el mundo. Lamentablemente, la demanda que tuvo para enfrentar el paludismo y la malaria generó que la densidad poblacional baje terriblemente llevándolo a un estado de vulnerabilidad y hasta al peligro de extinción. Sin embargo, ahora existe un plan para su recuperación.

Del árbol de la quina se extrae la quinina, un alcaloide natural que ha servido a lo largo de la historia para curar la malaria y el paludismo. Con años de investigación se demostró que también combatía enfermedades virales, procesos febriles, algunas afecciones cardiacas e inflamaciones.

La ingeniera forestal Fátima Marcelo Bazán, integrante del programa forestal del Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA), del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), explica que la quinina se extrae de la corteza del árbol. “Para obtenerla hay que retirar toda la corteza o talarlo. Las dos acciones van a ocasionar la muerte del árbol”, señala.

‘PADRE’ DE LA CLOROQUINA

Entre 1930 y 1940, científicos inician investigaciones sobre los componentes del árbol de la quina que le daban estas propiedades para curar estos males. Encontraron que contenía, entre sus 25 alcaloides, la quinina.

Intensificaron sus estudios sobre la quinina y crearon en laboratorio la cloroquina, bajo su misma estructura molecular y química. “Este es un alcaloide sintético que se elaboró para reemplazar a la quinina debido a la poca densidad poblacional del árbol de la quina”, explica Fátima Marcelo.

Esta semana el Ministerio de Salud (Minsa) aprobó un documento técnico que establece el uso de fármacos en el tratamiento de personas afectadas por COVID-19, entre ellos la cloroquina, la azitromicina y antirretrovirales.

“Los síntomas del coronavirus son fiebre sobre los 38.5°, inflamaciones porque ataca la garganta, entre otros. La quinina tiene propiedades para controlar procesos febriles. Además, es analgésico y antipirético. Estoy 100% segura de que al tener similares propiedades que la cloroquina, la quinina podría ser una alternativa para enfrentar este virus, pero para esto debería validarse con investigaciones”, sostiene Marcelo.

PLAN DE RECUPERACIÓN

El Minagri, desde 2016, ha puesto interés en el árbol de la quina y destinó financiamiento para que los investigadores del INIA inicien los trabajos para rescatar esta especie nativa. “Somos varios grupos de investigadores. Tenemos muchas áreas con potencial para ser forestadas y reforestadas. Aunque no tengamos una cifra aproximada de árboles de la quina en el país, la población es muy baja”, dice Marcelo.

El INIA realiza una investigación en la zona de amortiguamiento del bosque de protección Pagaibamba en Chota, Cajamarca. Se trata de aproximadamente 2,100 hectáreas en las que se han encontrado solo 170 árboles.

En la actualidad esta institución trabaja en la recuperación y conservación de la especie. Para el próximo año, con motivo del bicentenario de la independencia del Perú, el Minagri ha programado producir al menos 20 mil plantones del árbol para plantaciones simbólicas con el fin de sensibilizar sobre su gran importancia e iniciar su reforestación.

El árbol de la quina: Esperanzador plan para salvarlo de la extinción
El árbol de la quina: Esperanzador plan para salvarlo de la extinción

DATOS:

-La mayoría de regiones en el país tienen zonas con climas similares al sector de origen de la quina, que son los bosques húmedos. Por ello es muy posible su reforestación.

-En Cajamarca se ha logrado desarrollar 6,000 plantones de esta especie con alta calidad genética que han sido distribuidos en Lima y Lambayeque para definir su proceso de adaptabilidad.