Salir a la calle y tomar un micro, identificarse ante una autoridad, hacer compras en una bodega o un supermercado, tomar un avión que nos lleva a un destino cercano o distante. Todas estas son actividades que comúnmente realizamos sin mayor dificultad cuando nos consideramos personas que no tenemos alguna condición distinta a lo que llamamos lo normal. Pero, ¿qué sucede cuando somos diferentes, cuando somos personas con síndrome de Down o nos encontramos dentro del espectro autista o por alguna razón pensamos de manera más lenta o no comprendemos todo?
Cuando una persona así nace, en la familia también nace un reto en medio de sensaciones y emociones encontradas. Un desafío especial que con unión y confianza, y otro tanto de amor, puede llevar a ver la vida con otros ojos y alcanzar el éxito y satisfacciones para esa persona.
Precisamente se trata de convertir las diferencias en oportunidades. El título de esta nota resume la filosofía con la que trabaja el Centro Ann Sullivan en la educación de niños y jóvenes con habilidades diferentes para tratar de que lleguen a ser personas autónomas, productivas, aceptadas socialmente y felices, como lo desea cualquiera.
En el aniversario de esta institución que fundó Liliana Mayo, hace 40 años en su casa en La Punta, Lisbeth Tolentino, directora educativa, señaló que “hay que enfocarnos en las habilidades, en lo que puede hacer cada persona, y hay que mantener expectativas altas. Eso no solo lo enseñamos a los alumnos, lo enseñamos a las familias”.
Entre las actividades realizadas, hay capacitaciones para identificarse, tomar un vuelo y saber cómo funciona un aeropuerto. En el caso de los viajes, para los papás puede ser muy difícil a veces o inclusive un hijo puede mostrar una incomodidad o molestia, por lo cual no llegan a subir al avión. El alumno, entonces, debe aprender sobre las situaciones de espera, la tolerancia a ruidos no habituales con volumen alto. Para ello, Delta Airlines llevó un simulador hasta el local del centro y habilitó áreas de control de pasajeros, arribo/llegada, chequeo de equipaje y de seguridad. Pero el trabajo no se realiza solo con estudiantes y sus familiares.
“Es importante capacitar al personal de las empresas, estamos realizando cursos para que todos, desde sus diferentes cargos y funciones, sepan entender y atender a las personas con habilidades diferentes”, explicó Tolentino.
El centro educativo ha formado a personas que cumplen labores en 440 instituciones entre privadas y públicas, incluso en algunos ministerios y el Congreso de la República. “Se debe trabajar en equipo para lograr que el alumno tenga éxito”, subraya la especialista.
“La crianza y educación de los niños y jóvenes con habilidades diferentes no es solo un asunto de mamá y papá. Esto debe involucrar a toda la familia, a todos los amigos cercanos, al círculo en el que viven estas personas”, reflexionó la profesora Tolentino y concluye con esta frase para tomar en cuenta: “Ahí comienza su inclusión en la vida”.