Eyvi Ágreda, víctima de feminicidio, fue enterrada hoy en medio de protestas contra la violencia hacía la mujer. (Luis Centurión/Perú21)
Eyvi Ágreda, víctima de feminicidio, fue enterrada hoy en medio de protestas contra la violencia hacía la mujer. (Luis Centurión/Perú21)

Redacción PERÚ21

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El feminicidio forma parte de un tipo de violencia particular, que es la violencia hacia la mujer. Pero, además, es la violencia hacia alguien más débil. En este caso, no solo hay una cultura de machismo; también hay una cultura de abuso del más fuerte.

Esto muestra, también, muy baja capacidad de tolerancia a las ideas, a la frustración. Un feminicida es una persona que piensa muy poco: actúa antes de pensar. Aquí hay más impulso. Una persona así siente que tiene el derecho de usar su poder, su fuerza, su dominio contra otras. Muestra, también, una inmadurez emocional. Y el sadismo con que actúa es resultado de esta inmadurez.

El fondo de todo esto es nuestra pobreza en educación. Y ojo, educación no es instrucción. En este caso, nos referimos a una educación humana, del respeto por los otros. El feminicidio es característica de una mentalidad más bien primitiva. Por otro lado, casos como el de Eyvi Ágreda sí desencadenan imitaciones, pero no como una epidemia. Considero, también, que el Perú es un país violento.

Lo hemos visto con Sendero Luminoso, con la forma como manejamos y lo vemos ahora. ¿Qué hacer? Aquí deben actuar diversos ministerios, como el de Educación, Salud, Justicia y Cultura. Se necesita un debate amplio de este tema.