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Lino mamani

José Adolfo Quisocala Condori responde llamadas de negocios con la cabeza hacia el piso y las piernas sobre el sillón de su casa. A sus 14 años realiza entrevistas por Facebook Live con importantes personajes y sus asesores al lado de Maty, la mascota con la que duerme cuando el tiempo no apremia. El niño banquero posee una oficina, pero prefiere la comodidad de su habitación.

“Me divierto a mi manera”, cuenta el emprendedor, cuya vida cambió hace siete años cuando creó el Banco del Estudiante Bartselana (BEB), en el colegio estatal Luis H. Bouroncle, un plantel que se cae a pedazos. En este ecobanco los niños cambian residuos sólidos por dinero, que es depositado en una cuenta de ahorros, promoviendo el cuidado del medioambiente y la educación financiera.

Algunos compañeros se burlaron de su idea, lo empujaron de las gradas, lo jalaron de la oreja e, incluso, uno le clavó un lápiz. No faltaron profesores y familiares que veían basura donde él veía dinero.

SORPRENDE
Ahora, su ecobanco sorprende al mundo. Tiene más de 3,500 socios en Arequipa, siete trabajadores a su cargo, 15 voluntarios y 10 asesores contables, financieros y legales que viven en Lima, Francia, Holanda y Suecia.

“Cuando tengo una duda les comento. Ellos me ayudan a tomar una decisión, pero al final yo decido”, dice tajante, cuando por cuarta vez le timbra el celular. Su ringtone es “Dream It Possible”, de Delacey, una cantante norteamericana, y define parte de su historia: “No es hasta que te caigas que vuelas/Cuando tus sueños vengan/ Vivo eres imparable”.

Gerenciar un banco no es un juego de niños. José duerme a las dos de la mañana y despierta a las nueve. Revisa sus correos, atiende las llamadas del celular, da entrevistas y charlas sobre ahorro a escolares. También realiza reuniones de trabajo, analiza el balance de su empresa, cumple las tareas de sus cursos a distancia, asiste a conferencias y vigila que todo marche bien.

Pero su ajetreada agenda le ha pasado la factura. Sufre de gastritis emocional, migraña y vive estresado. Varias veces su padre le recomendó cerrar el banco y retomar una vida normal. “Pero es la mitad de mi vida y ¿esos niños que confiaron en mí’? ¿Cómo quedan?”, se justifica.

EN LA PANTALLA GRANDE

Las peripecias que el niño arequipeño sorteó –como lo hace en los videojuegos– llamaron la atención de los productores de The Walt Disney Company. Su historia es parte de la película documental El futuro es nuestro, que narra los éxitos de varios menores que generan cambios importantes en diferentes partes del mundo.

La mayor parte de su historia se grabó en Arequipa, pero hay escenas en Lima y Estocolmo (Suecia). Los productores lo acompañaron a recibir el premio Children’s Climate Prize 2018, otorgado por Telge Energy, por el modelo de su ecobanco. La distinción la recibió en la sala de conciertos de la ciudad sueca, donde en 2010 le dieron el Nobel de Literatura al novelista Mario Vargas Llosa.

El documental muestra a José dando una conferencia sobre ahorro ante miles de escolares y en presencia de autoridades en Arequipa. Las escenas más complicadas fueron cuando recordó los momentos más tristes junto a su familia y los crueles comentarios en las redes sociales. “Aún no puedo aprender a superarlo”, admite.

El pequeño banquero espera con ansias el estreno de la película, previsto para el 25 de setiembre en Francia. El 2020 será en Estados Unidos y Latinoamérica. Pero antes cumplirá el sueño de conocer Disneyland en París. Su personaje favorito es Stitch, un extraterrestre que de algún modo le recuerda a él cuando pensó en ser astronauta.

“Me prometieron que me llevarán a conocer y que cerrarán Disneyland para que yo pueda subir a los juegos con facilidad”, afirmó con una gran sonrisa. Ya cuenta los días para hacerlo y dejar por unos momentos su responsabilidad y entregarse a los juegos. Al fin y al cabo, aún es un niño.

“Uno de los organizadores del Children’s Climate Prize 2018 me dijo, en noviembre pasado, que algún día recibiré el Premio Nobel”.