Las tierras de cobran vida a las 5:00 de la mañana. Junto con el sol del amanecer Leonarda, Paulina y Tomasa comienzan su labor. Sus hortalizas, al igual que sus familias, aguardan.

Estas mujeres son solo tres de las madres que conforman Agrofresquita, una sociedad dedicada al cultivo de tubérculos y hortalizas orgánicas que, desde hace poco más de 10 años, vienen ganando reconocimiento en los principales mercados dedicados a la venta de estos productos de la capital.

A poco más de una hora de Lima y luego de sortear el tráfico en un denso trayecto por la carretera Ramiro Prialé se encuentra Carapongo, una localidad del distrito de iluminada por un sol infinito y un clima acogedor que la han convertido en uno de los almacenes orgánicos más importantes de la capital.

Es en este lugar que estas madres agricultoras han logrado transformar varias hectáreas de tierra olvidada en verdes caminos saludables que ahora le dan sustento a sus familias y vecinos.

UN VERDE PORVENIR

“Queríamos hacer algo diferente, empezamos a sembrar a pequeñas escalas de todo y a hacer un cambio” cuenta Leonarda Romero (50), una de las principales promotoras del cultivo orgánico en esta zona.

Leonarda, al igual que muchos de los habitantes en Carapongo, migró a Lima de la mano de su madre, una incansable agricultora huancaína. De ella, según dice, aprendió la mayor parte de lo que ahora sabe de los cultivos.

Pero el recuerdo materno fue mas allá y el tiempo y la experiencia han logrado que esta mujer se convierta en una de las cabezas de este emprendimiento con el cual ha podido dar estabilidad a su hogar e integrar nuevos socios como su hija Joselin. “Hacemos una agricultura familiar”, asegura.

Sin embargo, para sacar adelante un proyecto hay que confiar en él y Tomasa Salvatierra, de 54 años, está convencida que los productos orgánicos son la mejor manera de mejorar la alimentación del país. Ella, al igual que todos los impulsores de esta empresa, no solo producen las hortalizas sino que también las consumen y por ello asegura han mejorado su calidad de vida.

“Nosotros comemos lo que cosechamos y ahora estamos más sanas y con más energía para trabajar”, dice.

Pero el éxito también tiene sus contratiempos y Paulina Carbajal, a sus 65 años. lo sabe muy bien. En marzo de 2017 un huaico arrancó de tajo los cultivos que ella amorosamente cuidaba y con ello se llevó todo el trabajo e ilusiones que habían germinado durante años.

Paulina, también huancaína, es tenaz y no ha cedido en ningún momento a las vicisitudes. Escondida en una sonrisa tímida confía en el potencial de su trabajo y con ello ya le ha ganado terreno a la adversidad. Incluso ahora tiene una cuenta de Facebook en la que muestra sus cultivos: La Canasta de Paulina.

“Ahorita, poco a poco, me he ido recuperando. Ya estoy sembrando nuevamente (…) Yo seguiré trabajando hasta que me queden fuerzas”, comenta.

DE LA CHACRA A LA MESA

Los cultivos que estas mujeres caraponguinas y sus socios producen no llegarían a nuestras casas de no ser por el interesante canal de distribución en el que se han convertido los mercados orgánicos de la ciudad. 

Agrofresquita ha encontrado, desde hace ocho años, en el una importante ventana para poder mostrar en cada producto su historia de esfuerzo.

Por el Día de la Madre, la cosecha está lista. Leonarda, Paulina y Tomasa han reservado las celebraciones para compartirlas con sus 'caseros' de La Molina. El mejor regalo para ellas es la satisfacción de compartir con los demás de un producto saludable cultivado con sus propias manos.

DATOS

- El Mercado Saludable de la Molina atiende los sábados de 8:00 de la mañana hasta la 1:00 de la tarde. Los domingos la atención es desde las 9:00 a.m.

- Además de los productos de Agrofresquita pueden encontrar más mil productos entre hortalizas, tubérculos, frutas, huevos y carnes y artículos hechos con elementos orgnánicos.

Cultivos de estas mujeres se distribuyen en diferentes mercados ecológicos (Nadia Quinteros)