(REUTERS/Yves Herman)
(REUTERS/Yves Herman)

La manera en cómo actúa el virus del (SARS-CoV-2) está dejando de ser un misterio. Los estudios científicos han revelado que la infección no solo colapsa los órganos respiratorios: también afecta el hígado, el cerebro y el corazón.

No obstante, dichas consecuencias no son precisamente propiciadas por el . La inmunóloga ecuatoriana Estefanía Pinto explica que si el virus no ha sido controlado hasta ocho días después del contagio, el organismo desata lo que se conoce como “tormenta de citoquinas” y empieza a ‘arrasar’ con todo.

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Esta reacción explicaría por qué algunos pacientes presentan diarrea y dolores abdominales, por ejemplo. “Imagínate que es una guerra. Hay dos ejércitos que pelean entre sí, pero a veces las bombas lastiman a civiles. O pueden caer sobre el hospital, o el museo, pero no sobre el enemigo”, acotó la médica Kalpana Sabapathy a la BBC.

En otros casos incluso se han registrado conmociones cerebrales y fallos cardíacos. De hecho, cerca del 20 por ciento de los pacientes graves con COVID-19 ha fallecido por un paro, explicó el médico especialista Andrés Gaibor a El Comercio de Ecuador.

El experto señala que esto puede ser consecuencia de tres posibles caminos: una infección directa del músculo (miocardio), falta de oxígeno por insuficiencia respiratoria o hiperinflamación en los vasos sanguíneos del corazón.

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