Enrique Roig 12-04-2020

El psicoterapeuta Enrique Roig nos habla de los efectos que, a futuro, tendrá la emergencia sanitaria en nuestro comportamiento tanto individual como colectivo y nos explica cómo una crisis puede, a fin de cuentas, dejarnos experiencias positivas.

¿Cómo esta situación nos cambiará a nivel personal y como sociedad?

Dependerá mucho de cada persona, tendrá que ver con cómo estamos estructurados emocionalmente. Algunos tenemos mayor capacidad de resiliencia, otros menos, y eso dependerá de cómo nos hemos ido formando, cómo han sido nuestros lazos familiares, nuestra constitución emocional y temperamental. (...) Algunos nos vamos a adaptar más fácil, algunos vamos a tener resistencia y eso dependerá de si tenemos una orientación personalista –lo que nosotros llamaríamos narcisista– o una orientación donde se contempla más al resto. Esta situación nos invita a reflexionar. Es un tema de colectividad, de especie, de grupo, de familia en el que tenemos que protegernos frente a una amenaza que se nos ha presentado con características catastróficas.

Como sociedad, ¿hemos entendido la dimensión colectiva del reto? ¿Nos comportamos a la altura?

Sí y no. Una buena cantidad de personas lo hemos aceptado y estamos colaborando. Otras, con menos desarrollo emocional, cívico o estructuras más personalistas siguen actuando de manera absolutamente irresponsable. Es sumamente importante que haya un liderazgo enrique roig claro en cuanto al mensaje, una información precisa de lo que estamos enfrentando. Bien informados, esta experiencia hace que volvamos a valorar el estar juntos, el estar apegados, que es una característica fundamental de la especie humana; la condición indispensable para la sobrevivencia. De una manera forzada nos está obligando a reconsiderar una serie de aspectos no tan centrados en nosotros mismos sino en nuestras familias, en la gente más vulnerable. Hay que reconocer mucho a la gente que está en la primera línea de batalla, como el personal de salud. A pesar de las falencias, vemos una capacidad y virtudes de gente abnegada que se entrega; (...) eso es lo que tiene que quedar al final como una experiencia que nos une.

“Muchas veces vivimos en una especie de vorágine y no nos damos cuenta que lo más importante es tenernos a nosotros”.


¿Qué otro aprendizaje nos da esta situación?

Creo que es una experiencia sumamente interesante de reflexión. Muchas veces vivimos en una especie de vorágine de conseguir cosas, de tener logros, de tener bienestar económico, proteger a nuestra familia, y a veces no nos damos cuenta que lo más importante y esencial es tenernos a nosotros. Hoy vi el caso de la muerte del presidente del banco Santander en Portugal por coronavirus, y la reflexión que hizo la hija fue significativa. Decía: “tenemos todas las riquezas y mi padre se ha ido porque no tuvo lo más elemental: aire”. Eso te da una dimensión de dónde pones las prioridades

Hoy, más que nunca, estamos pasando tiempo en familia. ¿Cómo repercutirá esto en las relaciones familiares?

Va a depender de qué flexibilidad y capacidad de adaptarte tienes. En caso puedas adaptarte a la nueva situación, te va abrir nuevas dimensiones, te hará ver qué bonito es sentarte en la mesa, jugar un juego con tus hijos, compartir, ver a tu gente en diferentes escenarios y bajo una situación de presión. Para mí es una experiencia interesante ver a los míos, cómo cada uno va buscando la manera de que esto pese menos.

Lamentablemente persisten casos de violencia familiar en la cuarentena.

Definitivamente el confinamiento va generar un aumento de estrés, de ansiedad. Tiene un sinónimo de pérdida: pérdida de libertad, movimiento, decisiones, acciones. No todo el mundo reacciona bien frente a esto. Si tienes un funcionamiento más primitivo, sin ser peyorativo, o más infantil, más inmediatista, más impulsivo, estas situaciones te van a presionar y tu tolerancia a la frustración va a verse expuesta. Si es muy baja tendrás actitudes impulsivas y violentas....

¿Qué recomendaría a las familias que la pasan mal en la cuarentena?

Las emociones no son para siempre. Todas las emociones, las buenas, las malas, son temporales. Las crisis nos plantean la ruptura de un sistema ya establecido, pero a la vez dan la oportunidad de descubrir algo diferente. Entonces, si yo sé que voy a quedarme desde hoy hasta fin de mes, tengo la posibilidad de decir: “Ok, hasta fin de mes voy a ir buscando las cosas que más me interesen: leer, escribir, ver películas, tocar música”; , pero no con el tema de “faltan tantos días”. Lo que tengo que hacer es un cambio en mi mente para aceptar la situación y sacar lo mejor que se pueda.

¿Cómo evalúa el rol del presidente ante la crisis?

Lo que me llama la atención es la transparencia, el querer ponerse realmente la camiseta, eso ha generado confianza. Es la primera vez que se pone en debate algo tan evidente como las limitaciones de nuestros sistemas de salud y educación. Uno de los beneficios que puede traer es un cambio real. Me ha parecido muy razonable que no solo se hable de los logros sino también de las vulnerabilidades con transparencia.

“Es muy razonable que no solo se hable de los logros sino también de las vulnerabilidades y limitaciones con transparencia”


Cuando acabe esta crisis, ¿volveremos al mundo como lo conocíamos antes?

(...) No me atrevería a decir algo categórico. Pienso que habrá un efecto por un tiempo. Hace años se dio la guerra con Ecuador y ahora ya ni nos acordamos; también vivimos la época del terrorismo, pero ahora se ve como algo lejano y creo que esto que pasa ahora, en algún momento también estará lejos. Sin embargo, necesitamos mantener la experiencia vivida e incorporarla para aprender algo nuevo. Los científicos dudan de que esta sea la última pandemia. Lo que esto nos muestra es la tremenda vulnerabilidad que tenemos y es un llamado de atención para pensar que no tenemos todo controlado. El mundo de alguna manera ha mandado un mensaje de alto, e inmediatamente comenzamos a ver cómo hay situaciones que se empiezan a restituir como el mar y las aves. Esto nos obliga, en diferentes niveles, a la reflexión.

Algo propio de nuestra cultura es acercarnos, abrazarnos, besarnos. En el futuro, ¿podríamos prescindir de la cercanía física?

No hay que confundir fondo con forma. Encontraremos otra forma. La cercanía afectiva y la búsqueda de los lazos emocionales están en nuestro ADN regional. Yo no veo que eso va a desaparecer; cambiará por imágenes, textos y diferentes formas, pues somos absolutamente creativos. (...) No es tan difícil encontrar nuevos códigos que te hagan saber que te sigo, te quiero y me importas.

Hay mucha gente que perderá familiares. ¿Cómo lidiar con eso?

Es muy complicado. Quien pierde un familiar por coronavirus no puede ni siquiera despedirse. Esto es muy parecido a perder un familiar en un accidente, implica un duelo muy traumático. Es una situación en donde recomponerse implica más recursos y más resiliencia.

No se puede hacer velorios ni entierros. ¿Cuál es la importancia de esos ritos para lidiar con estas pérdidas?

Cuando uno tiene un lazo emocional invierte en lo que los psicoanalistas llamamos energía psíquica. Pone una cantidad de energía en ese vínculo, y en el proceso de duelo uno tiene que hacer un retorno de eso a través del dolor, la tristeza, el llanto y la despedida, para poder volver a conectarse y distribuir esa energía en otra situación u persona. Es muy importante pasar la etapa de pérdida. Dentro del duelo hay etapas específicas; en la medida que se van cumpliendo, uno va alejándose del dolor traumático. Un proceso de desaparición inmediata es muy traumático y te deja sin capacidad de procesarlo.

¿Cómo deberíamos llevar el duelo si no tenemos la oportunidad de despedirnos?

Es fundamental la unión familiar, compartir las emociones, apoyarse y hacer el duelo juntos. También es importante, aunque es un concepto que no usamos mucho, que entendamos que la muerte va a llegar sí o sí y no necesariamente tiene que ser una tragedia. (...) La muerte es el final de un periodo de la vida que nos han regalado; debemos tener tolerancia frente a eso. Por supuesto, una cosa es una muerte natural como un devenir de todo un proceso y otra es una muerte traumática; no es lo mismo, pero igual nos vamos a ir todos. Lo importante es cómo estamos mientras vivimos. Es trascendental vivir el presente, recoger todas las experiencias positivas y negativas que tengamos y apreciarlas.

TENGA EN CUENTA

  • Enrique Roig es psicólogo clínico y magister en Psicoterapia de adolescentes. Asimismo, es psicoanalista y miembro de la Sociedad Peruana de Psicoanálisis.
  • Tiene una especialización en adicciones y ha llevado entrenamiento en terapia de familia en la Philadelphia Child Guidance Clinic. Además, es profesor del Instituto Peruano de Psicoanalisis.
  • “Quien pierde un familiar por coronavirus no puede siquiera despedirse, eso implica un duelo muy traumático; recomponerse implica más recursos y más resiliencia”, manifestó.