Las gestantes pasan por un momento de incertidumbre. (FOTO: ALESSANDRO CURRARINO/ GEC)
Las gestantes pasan por un momento de incertidumbre. (FOTO: ALESSANDRO CURRARINO/ GEC)

Traer un niño al mundo es una gran responsabilidad y un riesgo enorme para las obstetras que siguen trabajando en plena pandemia. La llegada del afectó todos los protocolos de atención a las gestantes, que no solo han tenido que lidiar con el encierro, sino que también han visto cómo sus controles prenatales y preoperatorios fueron suspendidos debido a la emergencia sanitaria.

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Así lo revela la decana del Colegio de Obstetras del Perú, Margarita Pérez, quien recuerda que durante 44 días no hubo atención en los más de 8 mil centros materno-infantiles del país. En ellos se atienden los embarazos de bajo riesgo, que representan un 80% del total.

Durante ese tiempo, diez mujeres alumbraron en sus casas, arriesgando sus vidas y la de sus hijos, por temor a contraer COVID-19. Dos de ellas presentaron complicaciones y tuvieron que ser trasladadas a hospitales.

Otro grupo permaneció aislado, sin recibir ningún tipo de asesoría profesional. Pero la gran mayoría acudió directamente a los grandes hospitales, focos de contagio de la enfermedad. La demanda fue tal que el personal obstétrico resultó insuficiente. Hasta ahora faltan manos para atender a todas las futuras madres que, angustiadas por su situación, exigen respuestas y atención inmediata.

El 27 de abril el Ministerio de Salud, mediante una resolución, dispuso que se reestablezca la atención de primer nivel en los centros materno infantil. Sin embargo, debido a la desinformación y a que todavía no se fortalecen estos establecimientos para la pandemia, las gestantes siguen desorientadas y continúan exponiéndose –y exponiendo a los obstetras– acudiendo a hospitales.

“Se han sobresaturado las áreas destinadas a la hospitalización después del parto. A esto se suma que no contamos con el 40% de nuestro personal porque se les ha dado licencia por ser personas vulnerables al coronavirus”, revela.

Prueba de la escasez de recursos humanos en esta importante área de la salud es que, si antes una obstetra atendía dos camas de parto y cuatro de postparto, ahora atiende de diez a 20 camas. Imposible garantizar una buena calidad de servicio en esas circunstancias.

Se están enfermando

A esta problemática se ha sumado una más difícil de controlar: las obstetras se están enfermando de coronavirus. Hasta la fecha, hay más de 200 contagiadas y se espera que las cifras se eleven. Recientemente una tuvo que ser trasladada de Loreto a Lima porque presentó complicaciones.

Eliana Revollar, adjunta para los Derechos de la Mujer de la Defensoría del Pueblo, advierte que las obstetras se contagian porque están expuestas al virus a través de embarazadas asintomáticas, a las que no se les realizan las pruebas rápidas. Algunas de ellas alumbran niños que también están infectados y transmiten el COVID-19.

Por eso, la decana del Colegio de Obstetras del Perú exige mascarillas N95 para ellas, que también luchan en la primera línea de combate, atendiendo partos. “En la Maternidad de Lima hay colegas que están utilizando mascarillas que ya tienen 21 días y están totalmente expuestas”, señala.

“Las pandemias no detienen los embarazos ni los partos y nosotros hemos seguido trabajando por esta población; al inicio no se nos dio prioridad, por eso no hubo contratación de personal ni entrega de equipo de protección”, sostiene con preocupación.

Ella insiste en que debería ser obligatorio que todas las gestantes que acuden a un hospital pasen por un tamizaje para darle seguridad a las otras mamás, al recién nacido y al personal. Las que den positivo deben ser enviadas a ambientes especiales para evitar que el virus continúe expandiéndose.

“En la Maternidad de Lima se detectó, a través de pruebas rápidas, que 120 gestantes tenían COVID-19. Necesitamos identificar estos casos para disminuir el número de contagios y no perder más personal”, refiere.

Margarita Pérez también resalta que le preocupa que casi mil obstetras que trabajan bajo el sistema de locación de servicios no cuenten con los seguros ofrecidos por el Ministerio de Salud. Para ellas, pide un contrato con el que puedan acceder a los beneficios laborales que tiene todo personal que arriesga su vida durante la pandemia. “Si en estos momentos una de ellas se enferma, no tienen seguro de salud”, destaca.

Cómo mejorar

Eliana Revollar, de la Defensoría del Pueblo, asegura que es importante fortalecer el primer nivel de atención en los centros de salud materno infantil a través de información y de la mejora de las condiciones sanitarias. De esta forma, se puede prevenir los contagios de embarazadas y personal médico, y se evitarían embarazos traumáticos.

“Debe haber información para que las mujeres sepan cómo se ha reorganizado el sistema de salud que las va a atender, tiene que haber comunicación fluida vía telefónica, WhatsApp, para que las gestantes accedan a un seguimiento”, precisa.

Indica que, para que esto sea una realidad, se debe potenciar estos espacios con personal multidisciplinario y garantizar para ellos indumentaria de bioseguridad.

Así mismo, afirma que se trata de un trabajo que no solo corresponde al Ministerio de Salud, sino también a las Direcciones Regionales de Salud y a los mismos centros materno-infantiles. “Si todos actúan como un engranaje de piezas, se fortalecerá el primer nivel y habrá partos sin dificultades”, manifiesta.

expuestas. Se requiere de más elementos de protección y de personal especializado para atender a las gestantes.

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