En noviembre del año pasado, la doctora Fiorella Pardo compró sus pasajes a México sin saber que pasaría sus anheladas vacaciones atrapada un mes entero en el país azteca, sin la posibilidad de regresar al Perú y expuesta al temido .

La médico cirujano abordó el 14 de marzo un avión con rumbo a Ciudad de México y solo un día después, el presidente Martín Vizcarra anunció en conferencia de prensa el cierre total de las fronteras por el avance del COVID-19.

Su vuelo de retorno estaba programado recién para el 29 de marzo. Como era domingo y el Consulado estaba cerrado, decidió aguardar. “Lo único que hice fue esperar y acercarme el lunes temprano a buscar respuestas", cuenta desde la habitación del hotel de Miraflores, donde actualmente se encuentra cumpliendo la cuarentena obligatoria que se ha ordenado para todos aquellos compatriotas que ingresaron al país en vuelos humanitarios que se habilitaron por la emergencia nacional.

En busca de soluciones

Regresar ha sido maratónico. Luego que se le cerraron las puertas del Perú, intentó continuar con sus actividades pero las cifras de contagiados en México por COVID-19 comenzaron a crecer rápidamente y salir a la calle era un riesgo para su salud. Por su seguridad, decidió permanecer aislada hasta que el Consulado le ofrezca una solución.

Fue así que el 29 de marzo, día en el que estaba programa su retorno debía regresar a Lima, la entidad le anunció que cubriría sus gastos de alojamiento. En aquel momento, se percató que eran casi mil peruanos que como ella estaban varados en Ciudad de México, Cancún y otros estados. Un gran número de ellos eran ancianos, madres con niños y estudiantes universitarios.

Desde esa fecha, ha estado en varios hoteles que el Gobierno peruano dispuso para nuestros compatriotas perjudicados por la crisis sanitaria. Las reglas estuvieron claras desde el principio: todo aquel que no cumplía con mantenerse en sus habitaciones hasta que se habilite un vuelo de vuelta a Lima, perdía el apoyo todo tipo de alojamiento, alimentación y apoyo.

Advertencia pegada en uno de los hoteles de México al que Fiorella accedió gracias al Consulado de Perú en México. Ella está agradecida.
Advertencia pegada en uno de los hoteles de México al que Fiorella accedió gracias al Consulado de Perú en México. Ella está agradecida.

Al ser doctora, logró acceder a un cupo en uno de los vuelos humanitarios. De acuerdo con su testimonio, es porque se está buscando repatriar a la mayor cantidad de profesionales de la salud para combatir el virus en el Perú.

Antes de viajar, tuvo que dejar todas sus pertenencias en México porque solo se le permitían llevar consigo un equipaje de mano. “Vi a mucha gente regalando todas sus cosas en el aeropuerto, yo logré dejar mis pertenencias personales y toda mi ropa en casa de un amigo”, revela.

Al final, los pasajeros solo pudieron abordar con equipaje de mano. Era la única oportunidad que tenían para poder regresar a Lima hasta que un nuevo vuelo humanitario se habilite.
Al final, los pasajeros solo pudieron abordar con equipaje de mano. Era la única oportunidad que tenían para poder regresar a Lima hasta que un nuevo vuelo humanitario se habilite.

De regreso a casa

Su esperado retorno fue el 13 de abril. “No ingresamos para nada al aeropuerto, estuvimos en el grupo numero ocho, nos aislaron, siguieron todos los protocolos, nos midieron la temperatura a cada uno de los pasajeros, quienes presentaban fiebre fueron separados y llevados a otro lugar aparte, los otros fuimos trasladados a diferentes hoteles para cumplir con la cuarentena de catorce días”, nos cuenta a través de una videollamada.

Grupo Aéreo Número 8

En el hospedaje tampoco tiene contacto con nadie, asegura. Ni con las personas que le llevan los tres alimentos diarios, ni con personal de seguridad. Está encerrada en su habitación 24/7. Desde su ventana puede ver cómo en la puerta de ingreso permanece vigilante un policía.

Pasajeros de vuelos humanitarios fueron trasladados en buses luego de pasar por una serie de exámenes de descarte a diferentes hoteles de la ciudad.
Pasajeros de vuelos humanitarios fueron trasladados en buses luego de pasar por una serie de exámenes de descarte a diferentes hoteles de la ciudad.
Fiorella registró todo. Desde que salió del aeropuerto de México hasta su llegada a Lima. Jamás imaginó que sus vacaciones terminarían en una emergencia sanitaria a nivel global.
Fiorella registró todo. Desde que salió del aeropuerto de México hasta su llegada a Lima. Jamás imaginó que sus vacaciones terminarían en una emergencia sanitaria a nivel global.

“Colocan una silla en la puerta de mi habitación para que reciba mi comida y luego, cuando acabo, me piden que coloque mis desperdicios para que se deshagan de ellos. A veces me ayudan y puedo pedir que me compren detergente para poder lavar mi ropa porque estoy con muy poco equipaje”, narra.

A través de sus redes sociales, también comparte los momentos que vive desde el encierro, una medida que considera necesaria para salvaguardar la vida y la salud del resto de ciudadanos.

Fiorella intenta que la cuarentena sea más llevadera a través de sus redes sociales. Ahí informa a sus amigos y familiares su situación anímica y de salud. Afortunadamente, dice estar muy bien.
Fiorella intenta que la cuarentena sea más llevadera a través de sus redes sociales. Ahí informa a sus amigos y familiares su situación anímica y de salud. Afortunadamente, dice estar muy bien.
Fiorella recibe tres comidas diarias, además de snacks y frutas. Ella está esperando que pasen los días de cuarentena obligatoria para poder regresar junto a su familia.
Fiorella recibe tres comidas diarias, además de snacks y frutas. Ella está esperando que pasen los días de cuarentena obligatoria para poder regresar junto a su familia.

Y es que pese a todo lo vivido, Fiorella está tranquila, aliviada y agradecida. Es más, lamenta que existan peruanos beneficiados con los vuelos humanitarios que no estén satisfechos con las comodidades que vienen recibiendo.

“¡Esto es una emergencia sanitaria! Hay gente que se pone muy exquisita por el alojamiento, pero esta es una situación que sale de nuestras manos. Tenemos que estar agradecidos. A mí me han atendido súper bien en el hotel, el consulado en México se portó súper bien conmigo, me han dado medicamentos. Hay que pensar que al menos nosotros estamos recibiendo este apoyo para poder pronto irnos a nuestras casas. Hay peruanos que todavía siguen varados lejos de sus familias, que esa gente se ponga a pensar en eso", reflexiona.

Fiorella está lista para sumarse a las filas de médicos que batallan contra la pandemia. Apenas finalice su aislamiento, se reencontrará con los suyos y aportará sus conocimientos al país que confió en sus habilidades y la trajo de vuelta.

Fiorella está alojada en el segundo piso de un hotel de Miraflores. Desde su ventana, se distrae con las ocurrencias del personal de limpieza pública, bomberos y policías.
Fiorella está alojada en el segundo piso de un hotel de Miraflores. Desde su ventana, se distrae con las ocurrencias del personal de limpieza pública, bomberos y policías.