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Casa Magia: un lugar donde el amor y la felicidad también curan a los niños con cáncer
Gracias al albergue, pequeños de Cajamarca, Ucayali y de otras partes del país hacen un nuevo hogar y una nueva familia.
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La Navidad llegó y en los pasillos de Casa Magia —el albergue para niños con enfermedades neoplásicas— se respira el espíritu de la Navidad y todos los pequeños esperan la llegada de Papá Noel con los regalos, el panetón, el chocolate y la diversión.
Allí, el amor de las encomiables voluntarias que apoyan en Magia desde el año 2010, inunda el corazón de los 32 niños de escasos recursos y de las zonas más alejadas del país para ayudarlos con la compra de medicinas, prótesis e insumos médicos, en coordinación con el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) y otros hospitales.
Además de alojamiento; cuentan con alimentación, apoyo psicológico, recreación y todo lo necesario para que puedan superar la enfermedad junto con uno de sus padres.
FACTOR EMOCIONAL
En conversación con Perú21, Patricia Ciriani, vocera de Casa Magia, resalta la importancia del apoyo emocional, el cual ha traído recuperación para los niños.
“Nuestro objetivo no es solamente que reciban la alimentación, sino también la parte emocional. Este año tuvimos muchas empresas que han venido con Papá Noel. La idea es que se sientan como en su casa. Nosotros lo que queremos es que los niños sean felices acá”, sostuvo.
TESTIMONIOS
Clover Armijos (48), de Jaén, se enteró en 2019 que su hijo Yersin (14) tenía leucemia. A través de una asistenta social, fueron derivados a Casa Magia. Con el amor incondicional de Clover para con su hijo y un poco de dinero, viajaron en bus por 30 horas hasta la capital y así iniciar con toda esta nueva etapa.
También está Jéssica Ramírez (44), procedente de Pucallpa (Ucayali). Ella también recibió la noticia que su hija Daneska (7), tenía tumor de Wilms (cáncer al riñón). Ambas viajaron solas desde Pucallpa y se hospedaron en Casa Magia desde junio para iniciar con el tratamiento.
Una enfermedad delicada como el cáncer permite que estos niños convivan, se conozcan y hasta sean amigos durante el tiempo que demore su tratamiento. La parte más difícil —después de vencer el cáncer— es el adiós. Todos vuelven a sus pueblos, a miles de kilómetros de distancia de donde se conocieron, pero crecerán recordando a Casa Magia como un lugar al que también llamaron hogar; y a las personas que conocieron como su familia.
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