Abimael Guzmán
Abimael Guzmán

Guillermo Bonilla Arévalo tenía apenas 22 años cuando escuchó en la Escuela de Oficiales que formaría parte de la Dirección Contra el Terrorismo (Dircote) y por lo tanto pasaría los mejores años de su vida persiguiendo a los terroristas que venían destrozando al país. Aquella mañana de diciembre de 1986, el entonces alférez de la Policía pensó que sus tareas irían de acuerdo a como lo soñaba en 'Hawai 5-0', la serie hollywoodiense por la cual se hizo policía. Con ese ímpetu caminó hacia el viejo edificio ubicado en la avenida España. Bastarían pocos segundos para ver que su trabajo no era ficción y que de ahora en adelante formaría parte de una dura realidad en la que cada día morían decenas de peruanos.

Durante esos primeros años de trabajo, el alférez Bonilla conocería y sentiría cada muerte y atentado de Sendero Luminoso. Mientras la Dircote continuaría ferozmente atrapando a las huestes terroristas, estas parecían multiplicarse. ¿Cómo vencer a esta hidra? Esa fue la pregunta que se hicieron algunos efectivos. El entonces mayor Benedicto Jiménez, amigo de Bonilla, tendría la respuesta. Lucharía entonces por crear un grupo de Inteligencia, habían dado con la clave.

“Llegamos a dos conclusiones: Sendero había crecido porque tenía un líder: Abimael Guzmán. Solo él había sido capaz de crear toda esta organización. Pero también conocimos el punto débil. Así como Abimael era el punto fuerte de Sendero, era también el punto estratégico para derrotarlos. Llegamos a la conclusión que capturándolo, Sendero se caía”.

Bonilla ahora tiene 57 años. Guarda intacto el porte policial al caminar y recuerda con cada detalle cómo unos cinco efectivos formaron el Grupo Especial de Inteligencia Nacional (GEIN), el equipo que terminó capturando al enemigo más peligroso que ha tenido el país en toda su historia. Bonilla comenzó a escribir un libro en 1994, recién lo pudo publicar en 2015 y fue titulado ‘Golpe Mortal’.


–¿Quién tuvo la idea de crear un grupo especial de inteligencia?
– En 1989 Benedicto Jiménez se va a cumplir un curso y a mí me designan a Chiclayo. Recién en febrero de 1990 yo regreso. Es ahí cuando Benedicto llama a su equipo, pero ahora con la nueva visión de que tenemos que romper esquemas, cambiar de estrategia y conseguir objetivos. Teníamos la seguridad que capturando a sus cabecillas podríamos ganar a Sendero. Oficialmente el GEIN comenzó el 5 de marzo de 1990 y éramos cinco o seis.

No teníamos oficina. Benedicto solo tenía una radio y no podía comunicarse con nadie. Nos dieron un cuarto, donde ahora funciona la Dirincri. Improvisaron una oficina en un almacén y los archivos empaquetados nos sirvieron de sillas. Luego ya comenzamos a ocupar todo el segundo piso gracias a la ayuda de le Embajada norteamericana que construyó ambientes adecuados.

–Para ese entonces Sendero ya sumaba miles de muertes. ¿Hubo una real estrategia del Gobierno para estudiarlos y combatirlos?
-No sé si desde el gobierno lo habrán hecho o no. Lo que puedo concluir es que el GEIN fue una iniciativa de Benedicto Jiménez. Contra viento y marea crea este grupo y hace cambios, quiebre de formas (…). Creo que no hubo otro tipo adecuado para que haga lo que él hizo. Lo supo conducir, nos hizo tener un propósito y sacó lo mejor de cada uno. Si bien no teníamos los recursos necesarios, se generó mucha mística.


– No hubo una estrategia de Estado entonces…
– Con seguridad puedo decir que no hubo una estrategia de Estado ni de Gobierno que nos haya dicho ‘hagan esto’ a nosotros. Lo que hicimos estaba al margen (…). Fue iniciativa de Benedicto Jiménez.

Guillermo Bonilla (Renzo Salazar)
Guillermo Bonilla (Renzo Salazar)


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El comandante Guillermo Bonilla tiene tres hijos: Guillermo, Eliana y Gabriela. Cuando decidió formar parte del GEIN, el primero apenas había nacido. De cierta manera, el pequeño y su madre, Manuela, también participaron de los trabajos de inteligencia a los senderistas. El comandante, como otros agentes del GEIN, llevaban a sus hijos a las tareas encubiertas: “Era la mejor forma de estar sentado en un parque".

La primera operación del GEIN tardó apenas tres meses en desarrollarse. Se trató de Judith Díaz Contreras, ‘Isa’, una terrorista que había salido libre cinco años antes por falta de pruebas. Tras un trabajo sigiloso de los efectivos del GEIN se logró su captura junto a otros miembros más, dos de ellos altos miembros de la organización. El golpe más grande que la Policía había hecho se realizó a tan solo tres meses de haberse creado un grupo de inteligencia sin disparar una bala.

No disparar una bala no era un tema menor. Desde el primer día el GEIN adoptó medidas que hasta ese momento no se habían hecho, algo que llamó Inteligencia Operativa Policial. Es decir, su trabajo se resumía en investigar y probar para luego capturar y no capturar para luego interrogar y probar.

–En las distintas declaraciones realizadas por los miembros del GEIN se menciona y reitera que mantenían un total respeto por los derechos humanos en las acciones que realizaban.
–Ese es parte del éxito del GEIN. Siempre se cuenta cómo fue la historia pero muy poco se habló del éxito, uno de ellos fue la gran visión de lograr la pacificación, pero también teníamos valores. Nadie nos puede acusar de haber violado, torturado, herido de bala. Estaba clarísimo en cada uno de nosotros que nuestros actos tenían que ser limpios, puros y transparentes, respetando en todo momento la vida la paz y la libertad, incluso de los detenidos.

Operación Victoria

Las palabras dichas por Guillermo Bonilla se pueden observar claramente en lo ocurrido el 12 de setiembre de 1992 en la vivienda de la calle 1, nº 459 en la urbanización Los Sauces, Surquillo. Una operación magistral tuvo su punto más alto a las 8:45 de la noche. Mientras el Perú estaba atento a un clásico entre Universitario y Alianza, un grupo de hombres y mujeres se jugaba la vida. Una serie de errores de mandos senderistas habían sido recogidos y estudiados por los agentes del GEIN. Benedicto Jiménez dio la orden de ingresar a la vivienda, la confirmación de que Abimael Guzmán permanecía en aquella casa estaba confirmada.

La Operación Victoria terminó con la captura del más sanguinario criminal de la historia y varios miembros de su cúpula central. En toda la operación solo ocurrió un disparo al aire, el que tuvo que hacer la agente ‘Gaviota’ para asustar a Carlos Incháustegui, otro terrorista.

–Solo hubo un disparo aquel 12 de setiembre…
–A las cuatro de la tarde teníamos suficientes motivos para ingresar a esa casa (Los Sauces). ¿Por qué no fuimos y rompimos la puerta? Porque teníamos que hacerlo con arte, sin violencia. Ellos esperaban el disparo, pero fue lo contrario, les comenzamos a decir sus derechos, que éramos de la Dircote y no éramos un grupo clandestino.

–Hay pocos casos en el mundo donde el cabecilla de un mando terrorista es capturado con vida…
–Es un caso único.  Cuando los líderes de organizaciones terroristas en el mundo fueron neutralizados, han sido matados. En el extranjero se sorprenden cómo un pequeño grupo de policías fue capaz de hacer tal operación. Íbamos sin armas. Si nos atrapaban, ya teníamos nuestra cubierta, sin armas y sin carné policial probablemente nos soltaban.

–En su libro usted cuenta que es posible que el propio presidente de Estados Unidos, George H. W. Bush, se enterase de la captura de Abimael Guzmán, antes que las autoridades peruanas.
–Eso es lo que después me comentaron, a la conclusión que se llegó. El 12 de setiembre, cuando se hace la primera intervención a las dos de la tarde. Una hora después llega el colaborador de la embajada a la oficina del GEIN y luego llega su jefe. Benedicto fue quien tomó la decisión de intervenir. Después del GEIN nadie tenía los detalles y de la puerta para afuera era Benedicto y él no se lo había comentado a nadie. Todo el mundo sabía que nuestras operaciones eran de largo plazo pero nadie sabía lo que iba a pasar. Estos amigos (los agentes de Estados Unidos) que nos apoyaban, se preocuparon y llegaron para saber por qué la decisión de Benedicto. La aceptaron y tomaron con calma, pero ya no se movieron hasta la captura de Abimael Guzmán. Luego informarían al embajador y este, al presidente de EE.UU.

Portada El Comercio
Portada El Comercio

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En total fueron 82 agentes del GEIN los que participaron de la captura de Abimael Guzmán. Todos bajo el mando de Benedicto Jiménez, el general Marco Miyashiro y el general Ketin Vidal. Tuvieron que pasar varios minutos para que la prensa se enterara de aquella operación, recuerda Bonilla con la misma emoción que de seguro tuvo aquella noche. El ‘Cachetón’, el blanco principal por el cual se había creado el GEIN, había sido capturado.

–¿Cómo fueron los días posteriores a la captura?
–La investigación policial acabó tras 14 días. Los capturados fueron puestos a disposición de las otras autoridades y nunca más los vimos. Nos hubiese gustado desarrollar todo un trabajo con ellos porque quedó pendiente lograr obtener una versión de Guzmán, buscar cambiarle de actitud. Todos ellos siguen pensando lo mismo tras 25 años, nadie ‘lo ha trabajado’. Las pocas veces que conversaron con él más bien él fue quien sacó provecho.

El GEIN tuvo más operaciones, pero sacaron al general Miyashiro de la Dircote. Luego Sendero Luminoso quiso rescatar a Abimael Guzmán de prisión. Nosotros desarticulamos la operación. El grupo que quería rescatarlo se denominaba ‘Contingente histórico’. Posterior a eso retiraron a Benedicto Jiménez del GEIN y tras unos meses hacen lo mismo con Valencia Hirano.

Algunos miembros del GEIN en 2002, a 10 años de la 'Captura del Siglo'.
Algunos miembros del GEIN en 2002, a 10 años de la 'Captura del Siglo'.

–¿Cuánto tiempo más duró el GEIN?
–Un par de años más, los agentes fueron reubicados o dados de baja.

–¿Fue un error su desactivación?
–Sí, debió ser fortalecido ya que había tenido éxito. La intención de Bendicto era convertirlo en una gran Dirección, luego de haber adquirido una gran experiencia. Con esa visión hoy sería una gran dirección y hubiesemos contagiado ese estilo a todos. Hoy día se necesita una policía especializada que maneje la inteligencia con arte, profesionalismo. Tenemos terrorismo, pero también narcotráfico, corrupción, crimen organizado.

–¿Quién cree que ordenó su desactivación?
–No sé si fue decisión política, pero el comando sí lo hizo. No sé si ellos acataron órdenes de un nivel superior, pero todos sabían de nuestra existencia.

–¿Qué respuestas ha encontrado 25 años después?
–Nunca nos han dado respuestas. A mí me dieron el retiro el 1 de enero de este año, jamás lo pedí.

El año de la captura de Abimael, el Estado condecoró a los miembros del GEIN con el ascenso inmediato, aunque en el recuerdo del grupo aún queda un mal sabor porque dos efectivos, el general Miyashiro y el técnico Cápac, no recibieron los 10 mil dólares de estímulo. La mala suerte también pareció perseguirlos ya que varios efectivos depositaron su dinero en el CLAE, firma que estafó a miles de peruanos. Bonilla, que fue una de las víctimas, pudo recuperar su dinero meses después.

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El miércoles 6 setiembre de 2017, El Peruano publicó la resolución que declara a todos los miembros del GEIN como ‘Héroes de la Democracia’. A sus 53 años, Guillermo Bonilla se coloca sus lentes para leer lo que dice la hoja difundida en el diario oficial.

“Todos coincidimos que jamás esperábamos eso”, dice no pudiendo ocultar su humildad. En el documento se señala también que los 22 de abril y 12 de setiembre se conmemoran  el ‘Día de los Defensores de la Democracia’.

- ¿Considera que fueron tratados justamente en estos 25 años?
–Jamás pensamos que después de la hazaña del 12 de setiembre termináramos de alguna u otra manera perjudicados, dañados moralmente. Varios miembros del GEIN han pasado al retiro sin ninguna explicación, otros no ascendieron como correspondían. Son golpes a la moral. La ley la recibimos con alegría pero debe ser el inicio de la reivindicación. No pedimos dinero, es cuestión de reivindicar en el aspecto moral. Es lo mínimo que debieron hacer hace mucho tiempo.

–La resolución también brinda algunos beneficios a sus hijos…
–Seguramente serán para los nietos. Igual, lo seguimos recibiendo de la mejor manera. Nosotros no lo esperábamos pero tampoco nos vamos a poner en oposición. Que esto sirva de estímulo ya que probablemente haya mucha gente que merece el mismo reconocimiento. Pero si se va a hacer algo, que se haga bien.

Pero habrá un miembro que no recibirá este reconocimiento. Hace tres años el recuerdo del GEIN tuvo quizás su mancha más grande. Benedicto Jiménez, el artífice de la captura de Guzmán junto con el general Marco Miyashiro, era involucrado con Rodolfo Orellana, el empresario acusado de ser el cabecilla de una red de estafa que amasó una fortuna de US$ 100 millones. Tres años después, ambos están presos.

¿Qué significó Benedicto Jiménez para el GEIN?
–Sin liderazgo, una organización no funciona. Cuando hay un liderazgo verdadero el éxito está asegurado y Benedicto fue la figura vital.

–¿Qué opina de su situación actual?
–Nosotros lo lamentamos, nos apena mucho. Por ahora se encuentra -tengo entendido- en el hospital. Hasta el momento no se pronuncia sobre su supuesta responsabilidad. Primero lo han detenido para investigarlo. Esos procedimientos inconstitucionales hace 25 años ni con los terroristas lo hacíamos. Primero lo investigábamos y luego los deteníamos, 25 años después hacemos las cosas al revés. Si hubiera elementos de prueba hace tiempo lo hubiesen encerrado y si lo encuentran, que lo hagan. Un hombre como Benedicto merece respeto. Tenemos un hombre ahí que está  mal del corazón y que probablemente no resista más.

Bonilla confía en la inocencia de Benedicto Jiménez. No es el único. La suboficial superior en retiro Ana Cecilia Garzón y el comandante PNP Julio Becerra, también. Ellos pasaron a la inmortalidad como ‘Gaviota’ y ‘Ardilla’, la pareja de efectivos del GEIN que fue determinante en la captura de Guzmán. Entre lágrimas, esta semana pidieron el indulto para su ex jefe.

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Guillermo Bonilla fue pasado a retiro en enero y este año formará parte del grupo que recibirá el reconocimiento de ser llamado ‘Héroe de la Democracia’ por parte del mismo presidente. Sus tres hijos ya son mayores de edad, le alegra el hecho de que ayudó a que ellos puedan crecer en un país en paz. Esa fue la promesa que se hizo al entrar al GEIN y que cumplió el 12 de setiembre de 1992.

–¿Qué mensaje se les puede dar a las nuevas generaciones sobre el daño que causaron estos pensamientos extremistas?
–Terrorismo nunca más, eso está clarísimo. El terrorismo hizo mucho daño, destruyó mucho al país como nación, generó mucho dolor. Por supuesto que las generaciones jóvenes no vivieron y qué bueno que no lo hayan hecho, pero es necesario que lo sepan a profundidad. Pero ellos no tienen la culpa, por ahí los llaman ignorantes, pero la culpa es de nosotros, los mayores, que no hemos hecho casi nada por poner al recuerdo todos esos hechos que pasamos por culpa del terrorismo, de eso hay que tener conciencia, reflexión.

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Tras la captura, Guillermo Bonilla llegó a su casa a las 6 de la mañana. La zona donde vivía había sufrido un apagón y por lo tanto su esposa no estaba al tanto de lo ocurrido. Ella aún dormía pero cuando lo siente llegar se despierta. Bonilla la ve y no sabe cómo darle la noticia. Ella estaba con 7 meses de embarazo y cualquier impresión podría complicarla. Aún así el efectivo la mira y no se aguanta. Era la noticia que todo el Perú quería escuchar.

- “Ya cayó el cachetón”, le dijo, mientras ella lo abrazó para juntos ponerse a llorar.

Guillermo Bonilla, 25 años después de la 'Operación Victoria'.
Guillermo Bonilla, 25 años después de la 'Operación Victoria'.

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