Zurda y sorda.
Zurda y sorda.

Con la presencia estelar de Gregorio Santos, del Movimiento de Afirmación Social (MAS); Vladimir Cerrón, de Perú Libre (PL); Verónika Mendoza, de Nuevo Perú (NP); Jerónimo López, secretario general de la Confederación General de Trabajadores (CGTP), amén de representantes de grupos menores –cada cual con su respectivo galimatías de siglas–, y un par de congresistas que se reclaman igualmente de izquierda, se llevó a cabo ayer, en el Cusco, el II Encuentro Nuevas Voces del Cambio.

Como es ya tradicional en estos eventos, lo primero que se propuso y debatió fue un enésimo proyecto de unificación, esta vez con el ojo rojo puesto en las elecciones presidenciales de 2021. Las salvas de aplausos revolucionarios se escucharon incluso cuando se leyó la postal de saludo y adhesión que Antauro Humala envió desde Piedras Gordas (PG), a nombre de un presunto Frente Patriótico (FP) que él expeditivamente lideraría, como alternativa electoral, apenas le abran las puertas de la prisión donde se encuentra.
Y como también es tradición, el encuentro no tardó en bordear el desencuentro una y otra vez, hasta el mismo momento del silbato final de rompan filas, cuando Verónika Mendoza recibía fuego graneado de la delegación cajamarquina por sus agendados vínculos con Nadine Heredia, al ser invitada –‘conminada’ sería un término más ajustado– a que uniera su partido (NP) no inscrito al de Cerrón Palomino (PL), como lo acababa de hacer Gregorio Santos con el suyo (MAS).

Y si bien se volvió a extrañar al invitado ausente, el puneño Walter Aduviri Calisaya, del indigenista Movimiento de Integración por el Desarrollo Regional Mi Casita (MIDRMC), este recibió un simbólico merecido a la hora de llamar a la unidad latinoamericana con las hermanas repúblicas de Cuba, Nicaragua y Venezuela, excluyéndose deliberadamente a la Bolivia del también aimara Evo Morales, con quien Aduviri mantiene una cercana relación.

El pretendido reagrupamiento de las izquierdas no presentó, pues, nada nuevo bajo el sol cusqueño, salvo quizás un intento de reducción de acrónimos políticos del que se beneficiará solo la boleta electoral, pues de modernidad, historia y realismo estos revolucionarios parecen no haber aprendido nada.

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