¿Y las fronteras terrestres?
¿Y las fronteras terrestres?

Estamos en fase 4 de la reactivación. Se reanudaron algunos vuelos internacionales y las cuarentenas focalizadas llegaron a su fin. ¿Podemos decir que las restricciones más severas para el turismo se levantaron? Pues no. Aunque parezca mentira, las fronteras están abiertas solo por aire. Las terrestres continúan cerradas.

Hay dos accesos terrestres claves para el turismo: las fronteras de Tumbes (Huaquillas) y de Tacna (Santa Rosa). Por la primera llegan viajeros provenientes de Guayaquil, Cuenca, Loja y Machala, atraídos por las espectaculares playas del norte y, por supuesto, la gastronomía, lo que genera importantes divisas a restaurantes, comercios, alojamientos y demás servicios. En la frontera sur, la principal fuente de ingresos de la ciudad de Tacna son los visitantes del norte de Chile. Ojo, no hablamos solo de ingresos para el rubro turístico, como hospedajes o tours, pues muchos viajan para contratar servicios médicos: dentista, oculista, cirugías estéticas, además de aprovechar para hacer compras o comer en restaurantes locales.

El dinamismo de ambas regiones depende del flujo que reciben por carretera. Tras siete meses de fronteras cerradas, el perjuicio para incontables negocios y familias es terrible. La economía local no resiste más. Si la idea es prevenir contagios, la solución es implementar protocolos (como se ha hecho con los aeropuertos), no prohibir el ingreso. Por no mencionar que en estos meses ha seguido entrando gente de manera informal, sin control sanitario alguno. Entonces, ¿de qué prevención hablamos? Es imprescindible que el MTC, Minsa y Cancillería pongan manos a la obra con carácter de urgencia y fijen fecha de apertura. Las regiones luchan por salir de la crisis; no les pongamos más piedras en el camino.

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