Lo último que sabemos de la oscura y espléndida existencia de Ambrose Bierce es que acompañó a las tropas de Pancho Villa a Chihuahua, en enero de 1914. Tenía setenta y un años. “Ser un gringo en México, ¡eso es eutanasia!”, había escrito en su última carta. Su desaparición coronó con la leyenda una carrera literaria marcada por la violencia y el humor negro. De su Diccionario del Diablo quiero recordar la definición de ‘religión’: “Hija del temor y la esperanza que vive explicando a la ignorancia la naturaleza de lo incognoscible”. Sus atroces experiencias en las batallas de la Guerra de Secesión fueron el material de los Cuentos de soldados y civiles, y allí brilla “Un suceso sobre el puente del Riachuelo del Búho”, uno de los mejores relatos que se hayan escrito y que ha sido imitado incontables veces. Carcossa, un lugar fantástico inventado por Bierce, aparece en la primera temporada de True Detective.
MIRA: Un argentino que merecía el Nobel
Bierce nació en Ohio y soportó a unos padres brutales y excéntricos, que bautizaron a todos sus hijos con nombres que empezaban con A y le inspiraron figuras macabras. “Nací de padres honestos en uno de los más humildes caminos de la vida: mi padre era fabricante de aceite de perro y mi madre poseía un pequeño estudio, a la sombra de la iglesia del pueblo, donde se ocupaba de niños no deseados”, cuenta en una de las ficciones de El club de los parricidas. En la realidad una de sus tías fue misionera en África y se la comieron sus feligreses. A los quince años el futuro escritor tuvo su primer amor, una dama de sesenta y cuatro.
Cuando sobrevivió a la guerra, condecorado y herido, inició otra guerra personal: el periodismo de investigación, y allí reveló un grave escándalo de corrupción en el gobierno. Mientras crecía su fama como periodista y autor de fantasía, de aventuras terribles y de fábulas de humor negro, su vida familiar estuvo avocada al desastre. Se divorció por un adulterio de su esposa y uno de sus hijos se suicidó por amor y otro murió como consecuencia del alcoholismo; solo su hija lo sobrevivió. Según una tradición nunca confirmada, una noche de tequila el general Pancho Villa ordenó en broma que ejecuten al insoportable Ambrose Bierce, su compañero de parrandas. Al día siguiente, el revolucionario descubrió el cadáver del gringo en el paredón de fusilamiento. Cumplidos 110 años de su desaparición, conviene recordarlo con la admiración y afecto que merece.
Aprovecha la NUEVA EXPERIENCIA, recibe por correo y por Whatsapp nuestro periódico digital enriquecido. Perú21 ePaper.
¡Ahora disponible en Yape! Búscanos en YAPE Promos.
Video recomendado: