La conferencia de prensa por el relanzamiento de Fuerza Popular se realizará el lunes 15 a las 12:30 pm en el Hotel Costa del Sol en San Isidro. (Foto: GEC)
La conferencia de prensa por el relanzamiento de Fuerza Popular se realizará el lunes 15 a las 12:30 pm en el Hotel Costa del Sol en San Isidro. (Foto: GEC)

Era solo cuestión de tiempo para que el fujimorismo en sus versiones Keiko, Kenji y tránsfugas varios –siempre con el Apra como furgón de cola– retomara tareas obstruccionistas en contra de todo lo que signifique un avance en la lucha contra la corrupción en el país. Y en su afán de que las encuestas no vuelvan a favorecer otra vez al presidente Vizcarra.

No hay ni una pizca de exageración en lo que decimos. A tales extremos de mezquindad y vileza ya llegaron antes, con tal de bloquear al candidato que les ganó en las últimas elecciones presidenciales.

Es en ese contexto que se explica tanto el sabotaje de ayer a la Subcomisión de Acusaciones en la que se iba a tramitar el caso del fiscal Chávarry como la reaparición de viejos rostros, entre ellos el de Martha Chávez, que la dirigencia al mando de Fuerza Popular (FP) volvió a entronizar ascendiéndola ahora al Comité Consultivo del partido. Allí volvieron a airearse también las figuras de Carmen Lozada, María Luisa Cuculiza y Alejandro Aguinaga, entre otros personajes ligados al fujimorismo de cuño duro, que habían pasado a un segundo plano en FP.

Con Keiko en prisión, se entiende esta movida como el reconocimiento de que sin liderazgo andaban huérfanos y este es el mejor momento de resucitar a los viejos pilares del pasado, que no olvidemos fueron también protagonistas de los momentos estelares de la dictadura y son muy reconocibles para la masa fujimorista.

Recordemos que, en su zafarrancho de repliegue, tras el impacto que significó el ingreso de su lideresa a prisión, la caída de Pedro Pablo Kuczynski y la llegada de un presidente cero kilómetros que se comprometió desde el principio a respaldar las investigaciones del equipo especial Lava Jato, pese al asedio que en esos momentos sufría tanto en el Ministerio Público como en el Parlamento, FP entró en crisis no precisamente de crecimiento.

Este retorno –aunque sea simbólico– a las raíces menos democráticas del partido puede leerse también como un intento de recobrar el fuelle perdido a través de una oposición más dura, en momentos que el Gobierno ha perdido el favor de las encuestas.

Dependerá del liderazgo presidencial y de la efectividad de su nuevo gabinete que este relanzamiento de figuras desenterradas de las catacumbas de la dictadura no vuelvan a imponer su ley en el país.