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Redacción PERÚ21

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"Hasta para el más formal y pacífico de los ciudadanos resulta obvio que las disposiciones legales existentes –el papeleo, el maltrato generalizado en las colas, las coimas, las malas maneras, etc.– constituyen una trampa kafkiana que impide el uso eficiente de sus recursos y los del país".

Dicha reflexión no proviene, como creerán muchos, de algún estudio o columna de opinión reciente. Procede de las conclusiones de "El otro sendero", escrito por Hernando de Soto, Enrique Ghersi y Mario Ghibellini en 1986. Han pasado 28 años y, aunque parezca mentira, las reflexiones son tan válidas ayer como hoy. Y no lo digo en sentido literal.

El viernes 21, en Nasca, De Soto se presentó junto a 4,000 mineros en proceso de formalización para demostrar que, bajo las actuales disposiciones legales (tal como en 1986), es casi imposible formalizarse: según los estudios del ILD, se necesitan 1,260 días, trabajando ocho horas al día, y un costo de US$84,000 para cumplir con la actual normativa.

Con justa razón, el afamado economista sostuvo que "el proceso de formalización de este gobierno es un total y rotundo fracaso". Y si al gobierno no le gustó las declaraciones, pues los resultados le dan la razón: solo han logrado formalizarse cinco miembros de los 350,000 que agrupa el Fenamarpe.

¿Es que no aprendimos nada? Valgan verdades, tanto los peruanos como el mundo entero aprendieron mucho con la publicación de "El otro sendero". Tanta importancia le dieron los organismos internacionales a la obra que se instituyó un índice de mejoras basado en dichas ideas, el ya famoso Doing Business.

El mantra de los liberales peruanos fue tomado con seriedad por el mundo subdesarrollado: reducir las trabas y facilitar el acceso de los informales a las ventajas de las instituciones establecidas y el orden jurídico. Perú también aprendió mucho; de hecho, buena parte de nuestro "milagro económico" se debe a ello. Pero en algún momento nos olvidamos del texto y, sobre todo, de las consecuencias de ignorar sus advertencias. Estamos a tiempo de corregir.