Volver a empezar

El año que acaba de extinguirse será recordado, si se nos permite citar libremente al poeta Arthur Rimbaud, como la temporada que pasamos en el infierno.

Las imágenes de hospitales y clínicas atiborradas de enfermos de COVID-19, de familias confinadas en sus casas durante larguísimas semanas, el miedo alargando su sombra sobre la vida de los más vulnerables y por supuesto la inevitable secuela de quiebras o parálisis de empresas, despidos masivos, desempleo, serán difíciles de borrar de nuestras memorias.

Por eso mismo, la prioridad número uno del año que comienza es continuar defendiendo la salud de la ciudadanía con políticas claras y transparentes que devuelvan a los peruanos la confianza en sus autoridades, bastante mellada por una cadena de errores garrafales en el manejo de la pandemia, cuyo ominoso colofón es que hasta ahora no sepamos cuándo comenzarán las vacunaciones masivas en el Perú.

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Perdido ese tren, por culpa de malas decisiones en el Ejecutivo, solo nos queda esperar que se abran nuevas oportunidades con el aumento paulatino del número de laboratorios que se viene sumando a los iniciales en la producción de vacunas.

Sin embargo, ello no nos debe hacer perder de vista la otra prioridad: una reactivación económica que necesita ser planteada rigurosa y específicamente para cada sector productivo, pues es la única manera de que la recuperación de la salud de los peruanos pueda sostenerse, ya que son las políticas de inversión pública y privada las únicas que pueden “normalizar” de verdad nuestra vida laboral y social, y retomar así la senda del crecimiento con que comenzamos el siglo XXI.

Nada de esto será posible, desde luego, si el país no encuentra la estabilidad política que necesita para superar la pandemia y el descalabro económico en que esta lo ha sumido.

Después de dos Congresos sucesivos que poco o nada aportaron en favor del desarrollo nacional, esperemos que este 2021 quienes actualmente ocupan el hemiciclo abandonen el cortoplacismo grosero y antitécnico, las leyes populistas y la mezquindad de sus intereses particulares para trabajar realmente por el país: no es poco lo que pedimos, lo sabemos, pero son los sinceros deseos de esta modesta pero combativa casa editorial.

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