Advertencia: Mi columna se llama precisamente “Ensayos impopulares” (préstamo tomado de Bertrand Russell) porque nunca ha estado destinada a ser simpática. Eso ha motivado que haya habido momentos en que gente que uno pensaba amiga y hasta libertaria –como Mariana de Althaus– hayan aplaudido que me saquen de otro diario por “elemento menos constructivo”. Pero bien escribió George Orwell que la libertad de expresión consistía básicamente en decirle a la gente lo que no quiere escuchar. Sé que esta plaga ha disparado el miedo y eso vuelve a la gente más susceptible y fascistona, pero seguiré siendo antipático: ese es mi rol. Tienen harta waripolera disponible si no quieren leerme.

Primero, me parece lamentable cómo algunos están aprovechando la situación para ser más sobones que nunca con Vizcarra. Desde una columnista apologista –que parece que ha hecho trabajos para el MIDIS, que también elogia– hasta alguna extraviada que asimila las presentaciones de Vizcarra al Angelus católico... ¡Y no digo ya nada de los que instan a cantarle feliz cumpleaños desde los balcones! Endiosaron a Alan 1. Endiosaron a Fujimori. Ahora Vizcarra es nuestro Churchill… El waripolerismo es un viejo virus muy peruano, pero hoy está más virulento que nunca, más con el rebaño asustado. Tampoco confío mucho que hayan nombrado como ministro de Salud a un activista marxista del Frente Amplio, de muy poco criterio desde su Twitter. Temo que será muy agresivo con el sector de salud privado. Y ojalá no sea solo el típico experto de pizarrón y organismos internacionales, un burócrata de mucho título y poca cancha.

La cuarentena no se está cumpliendo estrictamente en la periferia limeña, como sí en su zona “moderna”. Y muchísimo menos en las provincias. Cuidado con una segunda oleada fuera de Lima.

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