El presidente Martín Vizcarra respondió a las críticas a los proyectos de ley presentados por el Ejecutivo para convocar a un referéndum. (Foto: USI)
El presidente Martín Vizcarra respondió a las críticas a los proyectos de ley presentados por el Ejecutivo para convocar a un referéndum. (Foto: USI)

El día de ayer, El Comercio publicó una encuesta realizada por Ipsos en la que se confirma la tendencia que ya mostraba el sondeo de Datum publicado por este diario: el 46% de los peruanos apoya al presidente Martín Vizcarra en su gestión, once puntos más que el mes anterior (en Datum subió de 39% a 49%). Sin duda, el punto de inflexión fue el discurso que Vizcarra diera el 28 de julio; sin embargo, esta ola de popularidad debe mantenerse para que el Poder Ejecutivo pueda traducirla en reformas concretas.

El Congreso no puede asumir toda la carga de las reformas pendientes y el gobierno de Vizcarra debe empezar a sumar aciertos, sobre todo en transparencia y lucha anticorrupción. Vizcarra debe mantenerse lejos de cualquier cercanía con la corrupción –como lo ha hecho– y continuar con el discurso frontal de reforma que le ha valido este cambio en el viento. De acuerdo con Ipsos, el 39% de quienes aprueban a Vizcarra lo hacen por sus planes.

El 22% porque está trabajando en mejorar la economía y otro 22% debido a su capacidad de diálogo. Ahora bien: todos estos elementos son esencialmente temporales. Y con esto nos referimos a que, si los planes, ideas, esfuerzos para reactivar la economía y diálogos para encaminar al país no rinden frutos tangibles, la aprobación caerá con el mismo ritmo con el que ha subido. Del presidente dependerá que esto no suceda y de que se mantenga el espíritu.

El presidente ha sabido hacer lo que PPK jamás pudo: liderar con discreción y silencio un trabajo constante y acompañarlo de precisas declaraciones muy atinadas en los momentos en los que él decide comunicar alguna idea. Y ha aprendido a comunicar con tremenda solvencia: lo hace de manera clara y concisa y –prácticamente– dicta el titular que la prensa recoge. Hay, sin duda, un buen manejo de las comunicaciones desde Palacio de Gobierno.

En esta redacción, no obstante, queremos recalcar que el éxito de Vizcarra en estos meses no tiene que ver, necesariamente, con alguna acción concreta, sino con su capacidad política de volver a generar expectativas. Su misión en el tiempo que queda será la de traducir esas expectativas en realidades y, si lo logra, no solo será recordado como un presidente que tuvo éxito en condiciones complejas, sino que habrá sido en beneficio de todos los peruanos. Ojalá.

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