Balacera en los exteriores del Matute deja cuatro heridos. (Twitter)
Balacera en los exteriores del Matute deja cuatro heridos. (Twitter)

Ambiente de fiesta en Matute, todas las entradas vendidas, la gente entregada al fútbol y los jugadores venían respondiendo. El partido era entretenido, había incertidumbre por el resultado, faltaban 25’ que prometían emociones. A los 20’ del segundo tiempo, Joel Alarcón tuvo que suspender el partido por falta de garantías. La Policía decidió retirarse del estadio por incidentes que se ocurrían afuera.

Ocho heridos habían sido el saldo de los enfrentamientos entre los violentos que se apoderaron de las hinchadas y se creen más hinchas porque coleccionan banderas robadas, heridos de guerra o muertos en su historial. La Policía conoce a los barristas de todos los equipos, los líderes están identificados. En todas hay divisiones y problemas internos graves. Ir al estadio en el Perú hoy es una aventura peligrosa. Así, nuestro pobre campeonato se desangra.

El partido se reanudará hoy a las 11 a.m., pero eso termina siendo lo menos importante. El fútbol pasó a segundo plano. Si no hay una estrategia en conjunto entre la FPF, ADFP, los clubes y la Policía Nacional, seguirán ganando los violentos por goleada. La fórmula no hay que inventarla, ya en otros países le han ganado la batalla. Los días de partido, los líderes de las barras deben estar detenidos en las comisarías, se debe ejercer el derecho de admisión. Se debe empadronar a los barristas para eliminar a los delincuentes y pandilleros que invaden las hinchadas.

Tiene que ser una decisión rigurosa, inflexible y urgente. Muchas de las 25 mil personas que fueron pacíficamente a Matute no volverán a un estadio. Se están perdiendo hinchas, se está muriendo el fútbol local. No los hinchas de verdad, pero las barras llenas de delincuentes lo están matando.