César Villanueva (César Campos/Perú21)
César Villanueva (César Campos/Perú21)

1. Grata sorpresa. Además del auditorio favorable y del año del “diálogo y la reconciliación”, la presentación del nuevo presidente del Consejo de Ministros dejó la sensación de ser portador de algo nuevo en la actual situación de la política. Difícil estar en contra de sus propuestas propias de la coyuntura, la actual correlación de fuerzas y límites por el tiempo que queda al actual gobierno. Por eso que las críticas, algunas rebuscadas, fueron por lo que “no se dijo” más que por lo que se dijo en el mensaje.

Aunque el tiempo dirá si las promesas se cumplieron, hay que resaltar las formas y estilo del mensaje. De entrada, el planificado saludo y abrazos con todos los congresistas, disciplinadamente seguido por los ministros de su gabinete, inauguró un estilo propio de quien sabe cómo crear el ambiente propicio antes de su mensaje. Los 20 minutos dedicados a este individual saludo, sabedor de que iba a ser de singular atención por la prensa, consiguió su objetivo.

En el mensaje, combinó la rápida y a veces esquiva lectura con pausas y levantadas de voz con añadidos, gestos de afirmación y agitación, propios de un político cuajado. Se sintió franco y transmitió firmeza y hasta la indignación compartida por todos. Guardando la distancia, lo hizo mejor que cuando lo entrevistan en la radio y la TV. Primera vez que escucho de un primer ministro “un carajo” en la presentación de su mensaje ante el Congreso.

Otra cosa a resaltar. Aunque fueron muchas sus propuestas y promesas, logró que no se sintieran como una “lista de lavandería” ni cansaron al auditorio. Supo anteceder a la relación de propuestas la evaluación de anteriores políticas deficientes, como colchón justificatorio de las medidas presentadas. Y lo hizo de manera simple y con sentido común.
Por último, nunca dejó de mirar a los congresistas cuando estos intervenían, a pesar del largo trajín.

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